DISCRIMINACIÓN CONTRA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
Por Armando Maya Castro
Las personas discapacitadas merecen, como los demás seres humanos, que se les respete su dignidad humana
Hoy se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad,
proclamado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El
objetivo: “fomentar la comprensión de los asuntos relativos a la
discapacidad y movilizar el apoyo a la dignidad, los derechos y el
bienestar de las personas discapacitadas”.
La celebración de
este día me hizo tomar la decisión de escribir sobre la discriminación
contra las personas con discapacidad que –según la Convención sobre los
derechos de las personas con discapacidad– “incluyen a aquellas que
tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a
largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con las demás”.
Este tipo de discriminación, que
consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio a las personas con
discapacidad, no ha logrado desaparecer del panorama de las relaciones
entre las personas a pesar de los avances que se han logrado en materia
de programas gubernamentales y legislativos.
Entiendo que esta
clase de discriminación no es privativa de nuestro tiempo. Tiene
presencia en el mundo desde la más remota antigüedad, en la que algunas
sociedades destinaban a la muerte a las personas discapacitadas. El
ejemplo más claro lo tenemos en la antigüedad grecolatina, en la que
"Platón consideraba que los niños que nacieran deformes debían ser
rechazados y Aristóteles opinaba que ningún niño deforme merecía vivir".
El infanticidio no era delito cuando se trataba de eliminar a los niños
y niñas con anormalidades.
Opiniones en el mismo sentido las
encontramos en Esparta, donde “las leyes de Licurgo permitían el
despeñamiento de los débiles y deformes desde el Monte Taigeto", refiere
Antonio Sánchez Asín en su libro Intervención psicopedagógica en
educación especial. Este autor nos dice, asimismo, que la roca Tarpeia,
en Roma, "cumplía la misma función para los inválidos congénitos o
ancianos".
¿Pero qué es la discriminación contra las personas
con discapacidad? ¿Cuál su definición? La Convención Interamericana para
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las
Personas con Discapacidad define el término de la siguiente manera:
“toda distinción, exclusión o restricción basada en una discapacidad,
antecedente de discapacidad, consecuencia de discapacidad anterior o
percepción de una discapacidad presente o pasada, que tenga el efecto o
propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por
parte de las personas con discapacidad, de sus derechos humanos y
libertades fundamentales”.
El Día Internacional de las Personas
con Discapacidad es una magnífica oportunidad para sensibilizar a la
opinión pública sobre las cuestiones relacionadas con la discapacidad.
Es, asimismo, una ocasión muy buena para promover y movilizar el apoyo a
la dignidad, los derechos y el bienestar de los discapacitados.
Nuestras voces y acciones deben unirse hoy y siempre para “conseguir
que las personas discapacitadas disfruten de los derechos humanos y
participen en la sociedad de forma plena y en condiciones de igualdad,
objetivo establecido por el Programa de Acción Mundial para las personas
con discapacidad que adoptó la Asamblea General en 1982”.
La
ocasión también es propicia para reflexionar en las recientes
declaraciones de Ricardo Antonio Bucio Mújica, presidente del Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), quien señaló que el
organismo que preside ha recibido denuncias sobre grupos de padres de
familia que impiden que niños con alguna discapacidad sean matriculados
en las escuelas por considerar que retrasan el aprendizaje de sus hijos.
Al respecto, es bueno dejar en claro que el derecho a la educación de
los niños discapacitados está por encima de las exigencias de los padres
de familia que piden excluirlos de las escuelas bajo el argumento de
que retrasan el aprendizaje de sus hijos. Impedirles el acceso a las
escuelas es un acto inaceptable de discriminación que evidencia la falta
de oficio de las autoridades educativas, obligadas a crear escuelas
diferenciadas y temas educativos diferenciados, algo que han querido
pero no han podido hacer, sostiene Bucio Mújica.
De acuerdo
con el Conapred, las personas con discapacidad –el segundo sector más
discriminado de la población después de la comunidad homosexual– “se
enfrentan a fuertes estigmatizaciones que los dejan fuera de toda
posibilidad de ejercer plenamente sus derechos”. Al abundar sobre el
tema, el organismo encargado de recibir y resolver las reclamaciones y
quejas por presuntos actos de discriminación, señala: “históricamente se
les ha señalado como inútiles, incapacitados, estorbos. Además, han
padecido escarnio público y burlas tanto a nivel social como en los
medios de comunicación. Incluso en algunas leyes estatales aún se les
califica como personas que padecen "idiotismo" o "imbecilidad", lo cual
es síntoma inequívoco en la actualidad de una visión excluyente”.
Conviene dejar en claro, por último, que la situación en la que se
encuentran las personas con discapacidad no las hace menos que los demás
seres humanos. Al contrario, son personas que merecen todo nuestro
respeto y nuestra total admiración, ya que detrás de cada disfunción hay
muchísimas capacidades que estas personas han logrado desarrollar.
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