sábado, 18 de julio de 2015

MANCERA Y EL ESTADO LAICO

Por Armando Maya Castro
Los acercamientos de Miguel Ángel Mancera con el cardenal Norberto Rivera Carrera han sido comentados y criticados en medios de comunicación y redes sociales, sobre todo cuando se realizó la campaña de desarme voluntario en la Ciudad de México

Los alcaldes de las grandes metrópolis del mundo han sido convocados al Vaticano por la Pontificia Academia para las Ciencias. El objetivo: participar "en un encuentro sobre cambio climático y esclavitud moderna", señala una nota de la agencia noticiosa Notimex.

A este encuentro asistirá Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien fue objeto de severas críticas cuando acudió a la misa de inauguración del pontificado del papa Francisco, misma que tuvo lugar el 19 de marzo de 2013.

Las críticas contra Mancera en ese tiempo se debieron a que su viaje al Vaticano constituyó una evidente violación al carácter laico del Estado mexicano, algo que en los últimos años se ha vuelto muy común entre los miembros de la clase política mexicana.

Esta situación se da a pesar del artículo 40 constitucional, y de que nuestras autoridades protestaron –al asumir sus cargos– cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan.

Por la amenaza que representa para nuestro planeta y su biodiversidad, siempre estaré a favor de las acciones que se realizan para combatir el cambio climático, un tema importante, que se ha convertido de unos años a la fecha en un problema de seguridad a nivel mundial. Sin embargo, estoy convencido de que las autoridades de gobierno, entre ellas Miguel Ángel Mancera, deben realizar dichas acciones al margen de la Iglesia católica, una institución que intentará, seguramente, capitalizar a su favor la más reciente encíclica del papa Francisco, titulada “Laudato Si”, la cual ha sido calificada de “histórica”, por ser la primera vez que un pontífice romano emite un documento dedicado a la protección del medio ambiente.

Antes de aceptar la invitación vaticana, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal debió pensar en lo que él es: un funcionario público en un Estado laico, obligado a mostrar respeto absoluto a la separación del Estado y las Iglesias, una razón por la cual no debería acudir al llamado que ha hecho el Vaticano a los alcaldes de todo el mundo.

Conociendo la forma de proceder de nuestros políticos, tenga usted la seguridad que Mancera viajará al Vaticano restándole importancia a las leyes de México. Lo hará en nombre del combate al cambio climático, una actividad que se puede y debe hacer manteniendo una sana distancia de la Iglesia católica, algo que al parecer nunca ha podido hacer el jefe de gobierno de la Ciudad de México. Afirmo lo anterior porque hace unos meses, Mancera eligió la Basílica de Guadalupe y la Catedral Metropolitana para llevar a cabo las acciones de desarme voluntario, un trabajo que, a pesar de las críticas y del Estado laico, se llevó a cabo en instalaciones católicas y de la mano del cardenal Norberto Rivera Carrera.

Vuelvo al tema de la cumbre sobre cambio climático para señalar que en el Vaticano ya todo está listo para que el papa Francisco reciba en audiencia a los alcaldes de setenta grandes ciudades de todo el mundo. Esta recepción se llevará a cabo el próximo miércoles, luego de que los alcaldes asistentes participen, los días 21 y 22 de este mes, en la conferencia “Esclavitud moderna y Cambio climático: el compromiso de las ciudades”.

Twitter: @armayacastro


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sábado, 11 de julio de 2015

CINCO DÉCADAS DE INTOLERANCIA RELIGIOSA EN CHIAPAS

Por Armando Maya Castro 

En Chiapas, los católicos tradicionalistas siguen violentando las libertades fundamentales de los evangélicos que viven en ese estado de la República Mexicana, ubicado geográficamente en el extremo sureste de nuestro territorio, en la frontera con Guatemala. 

Estos casos de violencia religiosa en dicha región del país no son nuevos. Se vienen cometiendo con frecuencia desde mediados de los años sesenta, a pesar de nuestras leyes y de que Chiapas es, desde hace ya varios años, el estado menos católico del país, según datos del INEGI. 

A los innumerables casos de intolerancia religiosa, que en un lapso de cinco décadas han producido la expulsión de más de 40 mil evangélicos de varias comunidades chiapanecas, debemos añadir el más reciente caso de intolerancia por motivos religiosos: el arresto de cinco tzotziles -tres de ellos menores de edad- detenidos el pasado miércoles 8 de julio. Este arresto se perpetró porque en Tzeteltón, municipio de San Juan Chamula, existe un acuerdo arbitrario e intolerante, firmado por las autoridades, el cual consiste en que "los pobladores que se conviertan en protestantes deben pagar una multa de cinco mil pesos y en caso de negarse, realizar trabajos forzados y abandonar su vivienda", informa una nota publicada en el portal de un diario de circulación nacional. 

Estará de acuerdo conmigo, estimado lector, que el acuerdo en cuestión atenta contra los derechos humanos de los habitantes de Tzeteltón y de los cinco evangélicos arrestados, quienes tienen el derecho de exigir justicia y la anulación de cualquier acuerdo que limite o menoscabe su libertad de tener o de adoptar las creencias religiosas de su elección. 

Entiendo que esto último es bastante complicado en un estado como Chiapas, donde las autoridades han permitido el avance y arraigo de la intolerancia religiosa, y que casos como el que nos ocupa, en agravio de los miembros de la Iglesia Jesús es el Camino, queden en la más vergonzosa impunidad. 

Señalo lo anterior porque en la misma nota se informa sobre otro caso de intolerancia religiosa que sigue impune y sin solución. Se trata del caso de "53 indígenas evangélicos desplazados de las comunidades de La Florecilla y Los Llanos, municipio de San Cristóbal y San Gregorio, municipio de Huixtán, [quienes] cumplieron un mes en plantón en la Plaza Catedral de esta ciudad para exigir el cumplimiento de una minuta firmada en diciembre pasado por las autoridades estatales para su reubicación, pues ya no pueden retornar a sus localidades", refiere.

Como usted recordará, en diciembre de 2014, las autoridades de Chiapas se comprometieron, mediante la firma de una minuta, a reubicar a 40 evangélicos de la comunidad de Los Llanos, municipio de San Cristóbal de las Casas, expulsados en enero de 2010 por los católicos tradicionalistas. Según el convenio, la reubicación debió darse el pasado mes de abril, pero nada de esto ha ocurrido, por lo que los desplazados decidieron "instalarse en plantón por tiempo indefinido, hasta que se cumpla lo pactado en la minuta", declaró el líder evangélico de Alas de Águila, Esdras Alonso González.

Mientras estos actos deplorables ocurren en el estado de Chiapas, en Bolivia el papa Francisco pidió perdón por las ofensas y crímenes que la Iglesia católica cometió contra los pueblos indígenas durante la conquista de América. Lo que no dijo el Pontífice romano en su súplica pública de perdón, es que su Iglesia, la católica, sigue cometiendo en varios países -entre ellos México- atropellos semejantes a los que cometieron los católicos en el siglo XVI, el siglo en que se llevó a cabo, de manera arbitraria, la imposición del catolicismo en nuestro continente. 


Twitter: @armayacastro

Publicado el 10 de julio de 2015 en el diario El Occidental 

sábado, 4 de julio de 2015

A 239 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS

Por Armando Maya Castro
       Hoy, los estadounidenses celebran a lo grande su independencia, aunque no todos (Foto: Shutterstock)

Un día como hoy, pero de 1776, los Estados Unidos de América declararon su Independencia definitiva de la Gran Bretaña, logrando que las trece colonias unidas se convirtieran en  trece estados libres e independientes.

Alfonso Rodríguez Moreno, en su obra Origen, evolución y positivización de los derechos humanos, señala que la Declaración de Independencia Americana –redactada por el abogado Thomas Jefferson, con el apoyo de Benjamin Franklin y John Adams– pondera “la tolerancia religiosa, la libertad individual y el consentimiento de los principios político-jurídicos fundamentales”.

Comparto a continuación la conclusión de este importante documento, en el que los cincuenta y seis firmantes coinciden al señalar que es necesario que las colonias anuncien su separación y disuelvan sus lazos con el Reino Unido: “Por tanto, los representantes de los Estados Unidos de América convocados por el Congreso General, tomando como testigo al Juez Supremo del Universo de la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas colonias unidas son, y deben serlo por derecho, estados libres e independientes que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica y que toda vinculación política entre ellas y el estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta: y que, como estados libres o independientes tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los estados independientes...”.

La Declaración en comento, además de poner fin a la dominación inglesa, “enfatizó una serie de aspectos propios de la ideología democrático-liberal tales como el que los hombres han sido creados iguales y, por lo tanto, tienen una serie de derechos inalienables como son: la vida, la libertad y la felicidad", subraya Carlos Araya Pochet en su obra Historia de América en perspectiva latinoamericana.

Este autor señala, en el libro antes mencionado, que "la Declaración de Independencia aceleró la confrontación", y agrega: "En efecto, en ese mismo año (1776) los funcionarios británicos fueron sustituidos por gobernadores norteamericanos. Sin embargo, como resulta comprensible, Inglaterra no se resignó a perder sus colonias, y los Estados Unidos debieron prepararse para resistir a su poderosa Metrópoli".
Fue el general George Washington, al mando de las milicias estadounidenses, quien logró conducir a éstas a la victoria en las cercanías de Saratoga (1777), asegurando así la independencia de Estados Unidos de América.

Este logro histórico del pueblo estadounidense, que el día de hoy será celebrado con desfiles, actos memoriales y fuegos artificiales, es uno de los acontecimientos más relevantes del siglo XVIII, el cual enriqueció también a “otros movimientos libertarios como fueron la Revolución Francesa y la emancipación de las colonias de América Hispana, Portuguesa y Francesa”.

Mientras los estadounidenses celebran a lo grande su independencia, conviene que tengamos presente que Estados Unidos es una nación donde todavía existen marcadas distinciones entre ciudadanos e indocumentados, una situación que riñe con el texto de la Declaración. Y lo digo no sólo por las torpes declaraciones del racista Donald Trump en contra de los inmigrantes mexicanos, sino por un sinnúmero de situaciones que viven nuestros compatriotas en suelo norteamericano.

Olvidémonos de Trump, de quien no vale la pena ocuparnos, y hablemos un poco más sobre la Declaración de Independencia de Estados Unidos, un texto que, como señalé en párrafos anteriores, fue signado por cincuenta y seis representantes de Estados Unidos, de los cuales ocho eran inmigrantes, destaca el ex presidente John F. Kennedy en su libro Una nación de inmigrantes. Sobre este punto en particular, Jorge Ramos, en su libro Tierra de todos: nuestro momento para crear una nación de iguales, manifiesta: "Está claro, entonces, que en el espíritu de la declaración estaba el incluir a todos, inmigrantes y no inmigrantes".

Otro aspecto digno de mención es el siguiente: a doscientos treinta y nueve años de la independencia de Estados Unidos, algunos afroamericanos estadounidenses consideran que nada tienen que celebrar el día de hoy, pues cuando su país se independizó de la Gran Bretaña, la esclavitud aún existía. Para quienes piensan en esto, así como en los frecuentes casos de racismo que tienen lugar en el vecino país del norte, esta fecha no ha sido ni es sinónimo de celebración, tampoco del fin de la represión.

Twitter: @armayacastro

Publicado en El Occidental, el día 4 de julio de 2015