jueves, 1 de septiembre de 2016

SEPTIEMBRE Y EL PATRIOTISMO

Por Armando Maya Castro
Septiembre, mes de la Patria

Este jueves, el mundo le da la bienvenida a septiembre, un mes que para los mexicanos es de júbilo patrio por la conmemoración de varios acontecimientos que ocupan un destacado lugar en la historia de México: el inicio de la independencia (10 de septiembre de 1810); la consumación de la gesta independentista (27 de septiembre de 1821); la defensa del castillo de Chapultepec, custodiado heroicamente por cadetes del Colegio Militar ante los embates de las fuerzas norteamericanas, y donde perdieron la vida los llamados Niños Héroes (13 de septiembre de 1847). 

No se trata de denigrar o hacer menos a los demás meses del año, que también tienen lo suyo, sino que reconozcamos que en septiembre han tenido lugar varios acontecimientos dignos de conmemoración, como el nacimiento de los insurgentes José María Morelos (30 de septiembre de 1765) y Nicolás Bravo (10 de septiembre de 1786), así como el deceso de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, acaecido el 8 de septiembre de 1768. 

Lo más importante para México y los mexicanos es lo ocurrido la madrugada del 16 de septiembre de 1810. En esa fecha, el entonces cura de Dolores, Guanajuato, Don Miguel Hidalgo y Costilla, pronunció el llamado grito de independencia, convocando a través del mismo a la lucha contra el yugo opresor de España. 

Hidalgo y los demás líderes insurgentes buscaban liberar a nuestro pueblo de una servidumbre que le había sido impuesta desde que los españoles, mediante el uso de la violencia, llevaron a cabo lo que conocemos como la conquista de México, en la que participaron expedicionarios ambiciosos, sin escrúpulos, sedientos de oro y anhelantes de mujeres y tierras, hombres que fueron altamente crueles y sanguinarios con nuestros antepasados indígenas. La mayoría de ellos, por no decir que todos, intentaron favorecer con sus excesos a su religión, sustituyendo a lo largo del proceso de la conquista a los antiguos ídolos aztecas por las imágenes del catolicismo. 

Retomando el tema de las fiestas patrias, es obligado reconocer que el aniversario de la independencia de México es la más importante de las celebraciones septembrinas; viste a México a lo largo de septiembre con luces, gallardetes y adornos tricolores alusivos a nuestro lábaro patrio. En ese mes, miles de mexicanos compran ese tipo de adornos y los exhiben en sus autos y en las fachadas de sus casas y edificios, donde se aprecia la alegría del mexicano por vivir en una nación libre e independiente.

El problema es que muchos de estos mexicanos creen a pie juntillas que esas expresiones de júbilo patrio es muestra clara e inequívoca de patriotismo y amor a México. En lo personal creo que el patriotismo es mucho más que expresiones verbales que ponderan la grandeza de México. Patriotismo es el valor que nos da el respeto y amor que le debemos a nuestra nación, así como la manera de demostrarlo a través de nuestra diaria contribución al bienestar común. 

Y ya que hablamos del amor que nos merece nuestro México lindo y querido, es importante recordar que ese amor no consiste en hacer gala de patriotismo en los actos de conmemoración de la independencia de México, la cual fue establecida –por cierto– a solicitud de José María Morelos y Pavón en 1813, cuando apenas habían transcurrido tres años de lucha independentista. 

El verdadero patriotismo es el probado amor a la patria, a su gente  y a su vasta cultura. No es la remembranza eventual de los grandes acontecimientos en la historia de México; tampoco la reminiscencia de los héroes que nos legaron una patria libre e independiente. Es el valor que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos en favor de nuestro país, más allá de nuestras diferencias ideológicas, políticas y religiosas. 

Lamentablemente, muchas personas confunden una actitud patriotera con un comportamiento patriota. ¿Hay alguna diferencia entre estos dos conceptos? Por supuesto que la hay, y para verla, les invito a que veamos la diferencia clara que nos proporciona el Diccionario  de la Real Academia Española entre patriota y patriotero. Al primero lo define como la “persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”; en tanto que el patriotero es aquel “que alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo”.

Estos últimos abundan en México y, sin lugar a dudas, en todos los países del mundo. Se trata de gente que intenta exhibir, de manera ocasional, su amor por México, sin aportar lo justo para el bienestar de la nación, y sin contribuir con sus esfuerzos a la realización de los grandes proyectos y causas del país.  

Un ejemplo de genuino patriotismo lo tenemos en el General Vicente Guerrero, quien recibió del gobierno virreinal, a través de su padre, una oferta de perdón y prerrogativas a cambio de retirarse de la lucha insurgente. La respuesta de Guerrero prueba irrebatiblemente su verdadero patriotismo: "Compañeros, este anciano respetable, es mi padre; viene a ofrecerme empleos y recompensas en nombre de los españoles. Yo he respetado siempre a mi padre, pero mi Patria es primero".

Twitter: @armayacastro