miércoles, 28 de enero de 2015

TSIPRAS, LA DERECHA Y LA IGLESIA ORTODOXA GRIEGA


Por Armando Maya Castro 

El pasado lunes, Alexis Tsipras asumió el cargo como primer ministro de Grecia, jurando a su cargo en ceremonia secular. 

Al hacerlo así, se convirtió en el primer ministro griego en romper la tradición, pues antes de él, todos los que asumían ese cargo en esa nación europea juraban ante el jefe de la Iglesia ortodoxa griega y sobre la Biblia. 

La derecha nacionalista radical le ofreció su respaldo y se comprometió a respaldar sus políticas económicas a cambio de que Tsipras no planteé ningún plan para la separación entre Iglesia y Estado en Grecia.

La derecha griega impidió así que su derrota electoral se convirtiera también en la derrota de la Iglesia. La pregunta es: ¿Hasta cuándo impedirá que en Grecia se realicen los cambios que hacen falta en materia de laicidad? 

En lo que corresponde a la situación de Europa, Roberto Blancarte, en su libro Laicidad, religión y biopolítica en el mundo contemporáneo, señala que "existen Iglesias de Estado en Finlandia, Grecia y Reino Unido...".

Lo anterior lo demuestra el artículo 3.1 de la Constitución de Grecia, donde se establece que la confesión ortodoxa es la religión dominante en ese país, lo que constituye, sin lugar a dudas, una abierta declaración de confesionalidad del Estado. 

Twitter: @armayacastro



martes, 27 de enero de 2015

ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS


Por Armando Maya Castro
Islamofobía, producto de la desinformación y manipulación mediática contra el Islam y sus practicantes.  

El fanatismo religioso, esa tendencia irracional y enfermiza que tanta sangre ha derramado en la historia de la humanidad, no es privativo de una sola religión. Puede surgir en cualquier tiempo y lugar, no sólo entre los musulmanes, como piensan las personas que aseveran que todos los musulmanes son fanáticos y, en consecuencia, peligrosos. 

El anterior es un estereotipo que está causando muchísimo daño a las personas que profesan y practican el Islam, una religión que nunca ha enviado a los grupos radicales a sembrar el terror con su característica violencia criminal. Los actos terroristas de Al Qaeda, Boko Haram y Estado Islámico, entre otros grupos extremistas islamistas, son el resultado de incorrectas interpretaciones del Corán, libro que utilizan para justificar lo injustificable, es decir, sus crímenes y atentados en agravio de medios de comunicación, iglesias, embajadas y consulados.

Los estereotipos y prejuicios, que la mayoría de las veces van unidos entre sí, conducen a la islamofobia, un sentimiento de hostilidad hacia el Islam y, por extensión, hacia todos los musulmanes. Entre las características que denotan este mal encontramos la absurda idea de que el Islam es, “per se”, violento y hostil, propenso al racismo y al choque de civilizaciones. 

El pasado 13 de enero, CNN publicó el reportaje de Daniel Burke, titulado "7 cuestiones sobre el islam, tras los ataques en Francia". En la primera cuestión, que responde a la pregunta ¿El islam incita a la violencia?, el periodista nos proporciona la respuesta de Arsalan Iftikhar, abogado musulmán especialista en derechos humanos: "Muchos musulmanes se estremecen tan solo de pensarlo y señalan que hay 1.600 millones de musulmanes en el mundo que en su mayoría llevan vidas pacíficas y productivas". 

El 15 de octubre de 2012, Ramin Jahanbegloo se refirió al tema en un artículo publicado en el periódico español El País: “En Occidente, muchos estereotipos y muchas informaciones falsas que contribuyen a la islamofobia tienen sus raíces en un miedo al islam que presenta esa religión como un bloque monolítico, estático, salvaje, irracional, amenazador y resistente al cambio. El miedo al islam se ha convertido en un fenómeno social en Occidente, y el 11-S convirtió la imagen del musulmán invasor en la del musulmán terrorista”, subrayó el filósofo político iraní, conocido por su posición a favor de la democracia, la no-violencia y la apertura a Occidente en su país. 

A pesar de las caricaturas altamente ofensivas de Charlie Hebdo, nadie en su sano juicio aprobaría o justificaría el atentado criminal contra el citado semanario francés. Del mismo modo, nadie puede permitir que dicho ataque sea utilizado por los islamofóbicos para alentar el odio de los habitantes de la tierra en contra de los musulmanes y de su religión. 

Si nos interesa detener la espiral de violencia que parece agudizarse en varias regiones del mundo, los seres humanos tenemos la obligación de trabajar en la erradicación de esta clase de estereotipos y prejuicios. Esto se logrará alzando la voz y exigiendo el cese del antisemitismo, la islamofobia y la propaganda pro nazi, que hoy por hoy está teniendo un preocupante resurgimiento en no pocas naciones del mundo. Si nos interesa la paz, trabajemos por ella. 

Twitter: @armayacastro 

sábado, 24 de enero de 2015

ANTISEMITISMO Y DISCRIMINACIÓN RELIGIOSA

Por Armando Maya Castro

En respuesta a una solicitud de 37 países, entre los que figuran Israel, Estados Unidos y todos los miembros de la Unión Europea, la Asamblea General de la ONU pidió "implementar acciones globales que combatan la aversión a los judíos, así como una crítica de las naciones islámicas a las palabras y actos que llevan 'al odio, al antisemitismo y a la islamofobia'". 

El llamado de la ONU llega en buen momento. Y lo digo porque en varios países de la Tierra se observa el pavoroso resurgir del antisemitismo, "un tipo de odio que va más allá del simple racismo", señaló el filósofo francés Bernard-Henri Levy. En Internet, pero especialmente en redes sociales como Facebook y Twitter, se observa el resurgimiento del odio milenario y global hacia el pueblo judío, evidenciado a través de los preocupantes ataques y amenazas de muerte. 

El antisemitismo, que a través de Hitler y los nazis segó la vida de más de seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial, no es un mal inexistente entre los mexicanos. Fundamento mi afirmación en hechos que se han dado en nuestro querido México, así como en las palabras del investigador y sociólogo Roberto Blancarte, quien así se refirió al tema hace poco más de dos décadas: "...ese claro signo de la intolerancia está, desafortunadamente, presente entre nosotros: el antisemitismo es un sentimiento común entre muchos mexicanos".

Es importante señalar que los casos de antisemitismo que han tenido lugar en México han sido denunciados en tiempo y forma al Conapred, un organismo que se ha encargado de documentar y denunciar tales atropellos a las autoridades competentes, sin que los responsables hayan recibido las sanciones correspondientes. Esta impunidad, lejos de contribuir a la erradicación del indeseable antijudaísmo, lo fomenta.

Similar impunidad se da con los casos de intolerancia religiosa que se han registrado en Chiapas, Oaxaca e Hidalgo, así como en otros estados de la República Mexicana, donde las demandas de los evangélicos han sido ignoradas por la Segob y las autoridades de las entidades donde se han producidos este tipo de acontecimientos.

Afortunadamente no todo está mal en Chiapas. Hay cosas que se vienen haciendo bien, y aunque no son como quisieran los integrantes de las minorías religiosas, es obligado reconocerlas. Me refiero a que, hace unos días, el Gobierno de Chiapas, a través de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría General de Gobierno, logró la firma de un acuerdo con siete grupos evangélicos de varios municipios chiapanecos, esto tras una serie de mesas de trabajo orientadas a solucionar los problemas ocasionados por la intolerancia religiosa. Los mexicanos esperamos que el acuerdo en cuestión rinda los frutos esperados, y que Chiapas logre la creación de condiciones para una convivencia pacífica entre los diferentes grupos religiosos. 

Si realmente nos interesa acabar con la violencia que lacera el mundo de nuestro tiempo, debemos comenzar eliminando de nuestro entorno la discriminación contra los evangélicos, judíos y musulmanes. Sólo así seremos capaces de construir un mundo en paz, libre de barreras raciales, ideológicas, económicas, culturales y religiosas.

Twitter: @armayacastro


http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/s2781.htm

jueves, 22 de enero de 2015

EL RESPETO Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Por Armando Maya Castro

El sangriento ataque al semanario satírico francés Charlie Hebdo, que una semana después de ser  perpetrado se adjudicó el grupo terrorista Al Qaeda, volvió a poner en la mesa el debate sobre la libertad de expresión, un derecho fundamental consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 

Aunque la revista Charlie Hebdo ha recibido innumerables muestras de apoyo en todos los rincones de la tierra, no han faltado las voces que la han censurado con dureza por elaborar caricaturas altamente ofensivas, no sólo en agravio de la fe musulmana, sino también en contra de otras religiones.

Una de esas voces es la del obispo Felipe Arizmendi Esquivel, titular de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, quien luego de calificar como “un abuso y una falta de moral” las caricaturas ofensivas de Charlie Hebdo, recordó la postura papal sobre este controvertido tema: “El papa Francisco ha lamentado las muertes y condenado el extremismo islámico, pero también ha advertido que la libertad de expresión debe tener sus límites éticos, y que debe haber respeto a las creencias de todas las personas”, dijo. 

El prelado chiapaneco, quien olvidó la historia de su Iglesia al afirmar que los católicos nunca han respondido con violencia los ataques de sus enemigos, recordó la opinión que Jorge Mario Bergoglio vertió a bordo de su avión en ruta a Filipinas, en el sentido de que la libertad de expresión tiene límites, sobre todo cuando insulta o se burla de la fe de otros. Tras esta aseveración, y para dar un ejemplo, el papa se refirió a Alberto Gasparri, organizador de los viajes papales: “Si mi buen amigo, el doctor Gasparri, dice una mala palabra sobre mi madre, puede esperar en respuesta un puñetazo. Es normal. Es normal. No se puede insultar la fe ajena. Uno no se puede burlar de la fe de los demás”. 

Algunas voces han señalado que el papa se quitó la careta al abogar por limitar la libertad de expresión. No sé si tengan o no razón lo que estos analistas dicen; lo que sí sé y me queda bastante claro es que es inadmisible que los líderes religiosos declaren a medios que las agresiones verbales se pueden responder con violencia física. ¿Dónde dejan entonces la ley y las instituciones?

Soy un convencido de que los medios de comunicación deben de tratar con respeto a todas las religiones, sin importar la antigüedad, poder económico y número de miembros de éstas. Tengo también claro que las religiones tienen el derecho a defenderse de los ataques de los medios de comunicación, pero deben hacerlo por la vía legal e institucional, nunca por el sendero de la violencia. 

Y cuando hablo de violencia no me refiero sólo al uso de fusiles automáticos como los que emplearon los extremistas islámicos que el pasado 7 de enero atacaron el edificio de Charlie Hebdo. Me refiero también a los recursos de violencia de menor nivel, incluso a los puñetazos que el papa le daría a cualquier persona que insultase a su madre. 

Antes lo dije y lo vuelvo a repetir: “…la libertad de expresión que se ejerce en redes sociales y medios de comunicación no ampara la burla ni el insulto”. En ese sentido, las religiones agraviadas y sus miembros “están en su derecho de exigir que se castigue penalmente a quienes ofenden públicamente sus creencias y sentimientos religiosos”. Sin embargo, como señalé en mi artículo del pasado 8 de enero, “absolutamente todo tiene que ser por la vía de la ley y las instituciones, nada por el sendero de la violencia”. Por algo recomendó el apóstol Pablo a los fieles establecidos en Roma: Sométase toda persona a las autoridades superiores” (Romanos 13:1). 

Twitter: @armayacastro

jueves, 8 de enero de 2015

LIBERTAD DE EXPRESIÓN: A PROPÓSITO DEL ATAQUE A CHARLIE HEBDO

Por Armando Maya Castro


Este miércoles, la sede del periódico satírico Charlie Hebdo, en París, fue blanco de un mortífero ataque terrorista, perpetrado por encapuchados vestidos de negro y armados con fusiles automáticos, quienes ingresaron al edificio de la revista y asesinaron a 12 personas, entre ellos al director, cartonistas y reporteros de la publicación, así como a dos agentes de seguridad.

El ataque de ayer es el peor pero no el único que ha sufrido Charlie Hebdo, un semanario que desde hace varios años publica caricaturas satíricas en torno del profeta Mahoma, fundador del Islam, la religión más extendida del mundo. En 2006, dichas publicaciones provocaron la ira de grupos islamistas radicales en contra de la revista, por haber reproducido las caricaturas que publicó originalmente el periódico de Dinamarca Jyllands-Posten, en septiembre de 2005. En 2011, las oficinas del semanario fueron incendiadas con bombas molotov, luego de publicar una edición cargada de ironías sobre el triunfo de los islamistas en las elecciones celebradas en Túnez.

El violento ataque, perpetrado por individuos que aseguraron pertenecer a la organización terrorista Al-Qaeda, ha sido condenado por líderes religiosos y por las principales autoridades de varios países de la tierra, así como por innumerables medios de comunicación de Europa y el mundo, quienes han calificado el ataque como un flagrante atentado a la libertad de expresión, “mediante el que se pretende fomentar un clima de miedo y de autocensura en el periodismo”, señaló la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

El presidente de Francia, François Hollande, tras declarar un día de duelo nacional y ordenar que las banderas ondeen este jueves a media asta, señaló que los trabajadores de Charlie Hebdo representaban la libertad de expresión, un valor que la República seguirá defendiendo, dijo. En su segundo pronunciamiento público después de la consumación del incalificable atentado terrorista, Hollande afirmó que Francia “ha sido atacada por su ideal de justicia, democracia y libertad de expresión”.

En Europa, el tema sobre las caricaturas del profeta Mahoma se ha convertido, desde el 30 de septiembre de 2005, en el centro de una importante controversia. Habrá que recordar que ese día el periódico danés Jyllands-Posten publicó 12 caricaturas satíricas de Mahoma, en una de las cuales sugiere que el profeta del Islam esconde una bomba dentro de su turbante, generando indignación, condenas y protestas en los países árabes e islámicos, que consideraban que la publicación era altamente insultante.

Las protestas árabes dieron lugar a una avalancha de columnas y artículos periodísticos en defensa del honor y memoria de Mahoma, algunos de los cuales propusieron “una reforma legal internacional que prohíba explícitamente los ataques a las religiones”. No faltaron los textos que defendían el boicot a los productos de Dinamarca, así como aquellos que, “desde el argumento de la libertad de expresión, rechazaban la publicación de las famosas caricaturas”, refiere el artículo Las Caricaturas de Mahoma, publicado en el libro El mundo visto por los árabes: anuario de prensa árabe 2006.

No hay absolutamente nada que justifique la violencia en contra de los medios de comunicación, ni siquiera la sátira de los cartones que algunos de ellos publican ofendiendo a los líderes religiosos de las iglesias, algunas de las cuales han sido conceptuadas, sin ningún sustento, como sectas que representan un peligro para la sociedad y la unidad de la nación.

Tampoco justifican la violencia los artículos y columnas que algunos periodistas escriben con la clara intención de ofender públicamente las creencias y sentimientos de los miembros de las asociaciones religiosas. A todos debe quedarnos bien claro que la libertad de expresión que se ejerce en redes sociales y medios de comunicación no ampara la burla ni el insulto. En ese sentido, los ofendidos están en su derecho de exigir que se castigue penalmente a quienes ofenden públicamente sus creencias y sentimientos religiosos. Pero todo, absolutamente todo tiene que ser por la vía de la ley y las instituciones, nada por el sendero de la violencia.

Twitter: @armayacastro

martes, 6 de enero de 2015

ENCUESTA NACIONAL DE OPINIÓN CATÓLICA 2014

Por Armando Maya Castro 

Hace unas semanas fue presentada la Encuesta Nacional de Opinión Católica 2014, realizada entre el 27 de julio y el 20 de septiembre por las organizaciones Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) e Investigación en Salud y Demografía S.C. (Insad). Se aplicó a 3 mil 153 personas de todas la regiones de México, con el propósito de conocer en qué medida los católicos comparten y actúan conforme a las enseñanzas de su iglesia.

Uno de los datos interesantes que arrojó la muestra es en torno al tema de la laicidad y la separación del Estado y las Iglesias: el 89 por ciento de los católicos mexicanos dijo estar a favor de fortalecer el Estado laico, y sólo el 11 por ciento restante se pronunció a favor de que las enseñanzas católicas rijan la acción de gobierno en el país.

El resultado del sondeo es categórico y revela la pluralidad de opiniones al interior de la Iglesia católica, pero también muestra que las demandas de los católicos son distintas a las exigencias de los representantes de la Iglesia católica, cuya injerencia en temas de política nacional han puesto en peligro la naturaleza laica del Estado mexicano.

La Encuesta Nacional de Opinión Católica, de acuerdo con la cual el Distrito Federal es la entidad más “laica” del país, nos permite ver a una feligresía católica más tolerante, interesada en la defensa de los derechos humanos y en la preservación de las libertades que se han construido a partir del establecimiento de un Estado laico, liberal y democrático, constituido mediante la expedición de las Leyes de Reforma (1855-1860), las cuales fueron incorporadas formalmente a la Constitución de 1857, el 23 de setiembre de 1873.
El Estado laico, garante de la libertad religiosa y del derecho a la no discriminación, constituye el mejor instrumento jurídico para la defensa de nuestras libertades fundamentales. Esto lo sabe perfectamente bien la población católica mexicana, quien ha manifestado estar en contra de que los jerarcas de su iglesia tengan influencia en la elaboración de las políticas públicas.

La población católica entrevistada ha manifestado su deseo de que en México se preserve intacto el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias, dejando en claro que no comparte la añeja postura de la jerarquía católica en el sentido de exigir privilegios como los que tuvo en la penosa vigencia del Estado confesional, período en el que se excluyó, anatematizó y persiguió a las personas que profesaban una religión distinta a la católica.
Las respuestas de los católicos fueron claras e indican que la mayoría de ellos están en una sintonía distinta a la de sus dirigentes. Y lo digo así porque la mayoría de ellos se mostraron a favor de la consolidación y fortalecimiento del Estado laico, un régimen que, aparte de asegurar una relación de respeto entre todas las religiones, evita que determinada religión se imponga sobre las demás.

Por último, debo aclarar que en algunas entidades del país los católicos quisieran la supresión del Estado laico, pues se siguen negando a aceptar que México es un país religiosamente plural, tal como lo demuestran las más de ocho mil asociaciones religiosas registradas ante la Secretaría de Gobernación. Este dato demuestra que México es un país religiosamente plural, un hecho que no representa ninguna amenaza para la unidad del país, como afirman quienes ven amenazados sus intereses de poder en el terreno religioso.

Twitter: @armayacastro