sábado, 24 de enero de 2015

ANTISEMITISMO Y DISCRIMINACIÓN RELIGIOSA

Por Armando Maya Castro

En respuesta a una solicitud de 37 países, entre los que figuran Israel, Estados Unidos y todos los miembros de la Unión Europea, la Asamblea General de la ONU pidió "implementar acciones globales que combatan la aversión a los judíos, así como una crítica de las naciones islámicas a las palabras y actos que llevan 'al odio, al antisemitismo y a la islamofobia'". 

El llamado de la ONU llega en buen momento. Y lo digo porque en varios países de la Tierra se observa el pavoroso resurgir del antisemitismo, "un tipo de odio que va más allá del simple racismo", señaló el filósofo francés Bernard-Henri Levy. En Internet, pero especialmente en redes sociales como Facebook y Twitter, se observa el resurgimiento del odio milenario y global hacia el pueblo judío, evidenciado a través de los preocupantes ataques y amenazas de muerte. 

El antisemitismo, que a través de Hitler y los nazis segó la vida de más de seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial, no es un mal inexistente entre los mexicanos. Fundamento mi afirmación en hechos que se han dado en nuestro querido México, así como en las palabras del investigador y sociólogo Roberto Blancarte, quien así se refirió al tema hace poco más de dos décadas: "...ese claro signo de la intolerancia está, desafortunadamente, presente entre nosotros: el antisemitismo es un sentimiento común entre muchos mexicanos".

Es importante señalar que los casos de antisemitismo que han tenido lugar en México han sido denunciados en tiempo y forma al Conapred, un organismo que se ha encargado de documentar y denunciar tales atropellos a las autoridades competentes, sin que los responsables hayan recibido las sanciones correspondientes. Esta impunidad, lejos de contribuir a la erradicación del indeseable antijudaísmo, lo fomenta.

Similar impunidad se da con los casos de intolerancia religiosa que se han registrado en Chiapas, Oaxaca e Hidalgo, así como en otros estados de la República Mexicana, donde las demandas de los evangélicos han sido ignoradas por la Segob y las autoridades de las entidades donde se han producidos este tipo de acontecimientos.

Afortunadamente no todo está mal en Chiapas. Hay cosas que se vienen haciendo bien, y aunque no son como quisieran los integrantes de las minorías religiosas, es obligado reconocerlas. Me refiero a que, hace unos días, el Gobierno de Chiapas, a través de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría General de Gobierno, logró la firma de un acuerdo con siete grupos evangélicos de varios municipios chiapanecos, esto tras una serie de mesas de trabajo orientadas a solucionar los problemas ocasionados por la intolerancia religiosa. Los mexicanos esperamos que el acuerdo en cuestión rinda los frutos esperados, y que Chiapas logre la creación de condiciones para una convivencia pacífica entre los diferentes grupos religiosos. 

Si realmente nos interesa acabar con la violencia que lacera el mundo de nuestro tiempo, debemos comenzar eliminando de nuestro entorno la discriminación contra los evangélicos, judíos y musulmanes. Sólo así seremos capaces de construir un mundo en paz, libre de barreras raciales, ideológicas, económicas, culturales y religiosas.

Twitter: @armayacastro


http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/s2781.htm

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