martes, 6 de enero de 2015

ENCUESTA NACIONAL DE OPINIÓN CATÓLICA 2014

Por Armando Maya Castro 

Hace unas semanas fue presentada la Encuesta Nacional de Opinión Católica 2014, realizada entre el 27 de julio y el 20 de septiembre por las organizaciones Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) e Investigación en Salud y Demografía S.C. (Insad). Se aplicó a 3 mil 153 personas de todas la regiones de México, con el propósito de conocer en qué medida los católicos comparten y actúan conforme a las enseñanzas de su iglesia.

Uno de los datos interesantes que arrojó la muestra es en torno al tema de la laicidad y la separación del Estado y las Iglesias: el 89 por ciento de los católicos mexicanos dijo estar a favor de fortalecer el Estado laico, y sólo el 11 por ciento restante se pronunció a favor de que las enseñanzas católicas rijan la acción de gobierno en el país.

El resultado del sondeo es categórico y revela la pluralidad de opiniones al interior de la Iglesia católica, pero también muestra que las demandas de los católicos son distintas a las exigencias de los representantes de la Iglesia católica, cuya injerencia en temas de política nacional han puesto en peligro la naturaleza laica del Estado mexicano.

La Encuesta Nacional de Opinión Católica, de acuerdo con la cual el Distrito Federal es la entidad más “laica” del país, nos permite ver a una feligresía católica más tolerante, interesada en la defensa de los derechos humanos y en la preservación de las libertades que se han construido a partir del establecimiento de un Estado laico, liberal y democrático, constituido mediante la expedición de las Leyes de Reforma (1855-1860), las cuales fueron incorporadas formalmente a la Constitución de 1857, el 23 de setiembre de 1873.
El Estado laico, garante de la libertad religiosa y del derecho a la no discriminación, constituye el mejor instrumento jurídico para la defensa de nuestras libertades fundamentales. Esto lo sabe perfectamente bien la población católica mexicana, quien ha manifestado estar en contra de que los jerarcas de su iglesia tengan influencia en la elaboración de las políticas públicas.

La población católica entrevistada ha manifestado su deseo de que en México se preserve intacto el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias, dejando en claro que no comparte la añeja postura de la jerarquía católica en el sentido de exigir privilegios como los que tuvo en la penosa vigencia del Estado confesional, período en el que se excluyó, anatematizó y persiguió a las personas que profesaban una religión distinta a la católica.
Las respuestas de los católicos fueron claras e indican que la mayoría de ellos están en una sintonía distinta a la de sus dirigentes. Y lo digo así porque la mayoría de ellos se mostraron a favor de la consolidación y fortalecimiento del Estado laico, un régimen que, aparte de asegurar una relación de respeto entre todas las religiones, evita que determinada religión se imponga sobre las demás.

Por último, debo aclarar que en algunas entidades del país los católicos quisieran la supresión del Estado laico, pues se siguen negando a aceptar que México es un país religiosamente plural, tal como lo demuestran las más de ocho mil asociaciones religiosas registradas ante la Secretaría de Gobernación. Este dato demuestra que México es un país religiosamente plural, un hecho que no representa ninguna amenaza para la unidad del país, como afirman quienes ven amenazados sus intereses de poder en el terreno religioso.

Twitter: @armayacastro  


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