Por Armando Maya Castro
Altares en las escuelas públicas violentan el carácter laico de la educación |
En
los últimos días, diversos clérigos católicos han hecho público su rechazo al Halloween,
una celebración de origen sajón que ha venido ganando terreno sobre la fiesta
católica en honor de los muertos. Andrzej Dzega, arzobispo de Szczecin-Kamien
(Polonia), la calificó como la “celebración de la cultura de la muerte que,
tentando a los niños como una golosina, puede infringirles un gran daño
espiritual (…) Es una celebración irresponsable y anti cristiana que expone a
los jóvenes a un mundo de oscuridad, demonios y vampiros en nombre de la
diversión”.
En
nuestro país, Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo de San Luis Potosí, llamó
a la población a retomar el significado real del Día de Muertos, “que no se
trata de venerar a la muerte –dijo–, sino de recordar a quienes se nos
adelantaron en el camino y gozan de vida eterna”. El prelado potosino criticó de
paso al Halloween, que invoca lo destructivo de la vida, le apuesta al
sufrimiento y al miedo, “situación que contrasta con la conmemoración de todos
los santos y fieles difuntos que es colorida, de respeto, solemnidad y
oración…”.
La
arquidiócesis de Xalapa, Veracruz, por su parte, hizo un llamado a las iglesias
protestantes a no desgastar las fiestas de Día de Muertos con el mismo discurso
de todos los años de que se les obliga a celebrarlas y que va en contra de sus
creencias, y a los católicos, a preservarla porque es una festividad “netamente
mexicana, positiva, que fomenta el gozo, el amor, la unidad y la
reconciliación”, expresó José Juan Sánchez Jácome, director de la oficina de Comunicación
Social de la mencionada arquidiócesis.
Al
respecto, conviene dejar en claro que la Iglesia católica no puede, bajo
ninguna circunstancia, coartar la libertad de expresión de los líderes de las
iglesias evangélicas que se oponen a que en las escuelas públicas se instalen
altares de muertos. Los pastores evangélicos tienen todo el derecho de expresar
su desacuerdo con el Día de Muertos, como los clérigos católicos tienen el
derecho de hacer pública su postura sobre la celebración del Halloween.
La
Iglesia católica califica el Día de Muertos como una celebración “netamente mexicana”,
pero no tiene manera de desmentir a los investigadores que han señalado que dichas
celebraciones están impregnadas de elementos católicos. En el marco de la
imposición del catolicismo en México, los frailes católicos intentaron erradicar
las prácticas paganas e idolátricas de nuestros antepasados indígenas. Al no
lograrlo, terminaron por hacer concesiones, obteniendo como resultado de dicho
sincretismo la fusión de algunas creencias
y ritos católicos con las prácticas mortuorias de los antiguos
mexicanos.
¿Dónde
queda, pues, el carácter “netamente” mexicano de las fiestas del 1 y 2 de
noviembre? Es evidente que dicho carácter no existe, y que la arquidiócesis de
Xalapa se aprovecha de que muchos mexicanos han convertido estas celebraciones
en una cuestión patriótica, de soberanía cultural, para afirmar algo que históricamente
no puede demostrar.
La
fiesta de Todos los Santos fue “introducida por el papa Gregorio IV hace más de
diez siglos y […] nació de la idea de honrar a los mártires en general, por ser
imposible venerarlos en particular”. Esta celebración se amplió hasta dar lugar
a la conmemoración de los Fieles Difuntos, “luego de que el alto clero
permitiera que todos los muertos católicos, no necesariamente santos, fuesen recordados
en una solemne ceremonia religiosa anual” (Eulalio Ferrer, El lenguaje de la
inmortalidad: pompas fúnebres, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 142).
Sutilmente,
ambas festividades nos han sido presentadas como tradiciones mexicanas y
trasladadas bajo ese disfraz a las escuelas públicas, donde se obliga a los niños
no católicos a involucrarse en dichas celebraciones a través del montaje y
exposición de los altares en honor de los muertos. Ha habido casos lamentables
de discriminación, en que algunos de los niños que se han negado a participar
en tales actividades han sido exhibidos ante sus compañeros y sancionados en
sus calificaciones.
Este
proceder violenta abiertamente el artículo 3° de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, el cual plantea que la educación que imparte el
Estado es laica, es decir exenta de toda orientación religiosa. De acuerdo con
este ordenamiento jurídico, el Estado mexicano “no puede teñirse de elementos
confesionales, porque entonces deja de ser el representante de una sociedad
pluralista”, y se convierte en el representante de una Iglesia en particular.
Deseo destacar, por
último, la importancia de este precepto constitucional, amenazado desde hace décadas
por quienes desean el retorno de la educación religiosa a las escuelas
públicas, que son los mismos que realizan esfuerzos para que se concrete la innecesaria
reforma al artículo 24 constitucional. Dejo en claro, asimismo, que mi
pretensión no es coartar
la libertad religiosa de las personas que se identifican con la celebración católica
en honor de los muertos, sino exigir respeto al carácter laico de la educación
y, sobre todo, a los derechos humanos de los niños.
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ResponderEliminarPerdón por lo que dije ayer, me retracto de como dije las cosas; no me refiero a las personas, esas son nuestros amigos y hermanos y seguirán siéndolo; pero si lo digo por el culto siscriminador que se hace con las personas, faltándoles gravemente el respeto al disfrazarlas der diablos o de brujas o de vampiros, que son cosas de fanatismo laicista y satánicas, pues la existencia del diablo es también un dogma, por lo cual no es algo laico los halloween; el cambiar el culto a los santos y a los fieles difuntos, por el culto a Satanás y sus obras es lo satánico y es lo que destruye el artículo 3, y falta gravemente el respeto a la libertad y derechos de los niños. Pero en fin, pidieron el respeto para los no católicos, cosa que el respeto mutuo debe existir siempre entre todos, católicos, otros religiosos, aconfesionales, Etc., pero que mejor que se pida respeto por todos los niños, tanto católicos, como de otras religiones, como sin religión; muy bien que siempre se pida el estado laico, la democracia y la libertad religiosa, juntos, en todos lados y en todo momento. Claro que si, por respeto a mis amigos y hermanos no católicos, les pido perdón de cómo hablé ayer; no les digo que son unos satánicos o hipócritas, si lo di a entender así, perdón; sino solo que, el pedir lo que no hacemos, ya sean uno u otro, o yo, Etc., puede ser una hipocresía, y el halloween es un satanismo. Si no se van a permitir altares de ofrendas a los fieles difuntos en las escuelas públicas, por respeto a los no católicos, también es correcto que no se permitan los satánicos y dogmáticos (pues se encuentra en la Biblia), y de fanatismo laicista halloween (De donde vienen y como surgieron, es mejor no estarlo recordando). El culto de veneración a los santos y a los fieles difunto si se puede realizar, pero siempre evangelizando y recordando que nuestros hermanos, ya se encuentran con Dios (a quien le debemos el culto de adoración, y solo a él adoración) en otra vida mejor; desde luego que habrá quienes si acepten y quienes no acepten dicho culto de veneración, pero ya eso es libertad, de cada persona, de cada grupo y de cada comunidad, Etc.. No es precisamente el día de muertos, sino el día de todos los Santos y el día de todos los fieles difuntos; en las ofrendas puede existir el fanatismo religioso, pero también se debe evangelizar, para ofrecer mejor sus ofrendas, a Dios y a Jesús, y compartirla con los pobres, en descanso de sus difuntos; si es muy importante pedir perdón y perdonar, y lograr, el amor, la reconciliación y la paz. Y por respeto a los católicos y a los de otras religiones, inclusive a los que no tienen religión, no se deben permitir los halloween, ya que se trata del culto al diablo, y el diablo es enemigo de todos los mexicanos y de todos los humanos.
ResponderEliminar“Amor y paz, en Dios, en Jesús y en María, a todos.”.