jueves, 22 de noviembre de 2012

JALISCO Y SU CONTRIBUCIÓN EN FAVOR DE LAS LIBERTADES



Por Armando Maya Castro

Mural de J. Clemente Orozco, en el Palacio de Gobierno de Guadalajara, ciudad donde Hidalgo abolió la esclavitud


La historia de Jalisco es rica en acontecimientos históricos a favor de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Fue aquí, en nuestro querido estado, y específicamente en el Palacio de Gobierno de la ciudad de Guadalajara, donde Miguel Hidalgo y Costilla, en congruencia con los principios que inspiraron su heroica lucha contra la opresión y dominación española, decretó la abolición de la esclavitud. Este Bando, fechado el 29 de noviembre de 1810, fue seguido por otro decreto que fue expedido el 6 de diciembre de ese mismo año contra la esclavitud, las gabelas y el uso de papel sellado.

Décadas después, concretamente en el marco de la Guerra de Reforma, que transcurrió del 17 de diciembre de 1857 al 1 de enero de 1861, Jalisco fue uno de los nueve estados que estuvo al lado de Benito Juárez. Las demás entidades a su favor eran: Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Colima y Veracruz.  

En aquel tiempo, el Benemérito de las Américas se vio obligado a trasladar su gobierno de Guanajuato a Guadalajara, luego de que las fuerzas militares, al mando de Félix María Zuloaga, derrotaran a las tropas insurgentes en El Bajío. Aquí, en Guadalajara, “estuvo a punto de ser fusilado por una guarnición de su propio ejército que se adhirió al conservadurismo, pero la entereza que caracterizó a Juárez y sus seguidores logró impresionar a los soldados, indecisos entre seguir sus convicciones políticas o sus creencias religiosas”. 

En este intento de asesinato se suscitó un histórico episodio que Guillermo Prieto, uno de leales colaboradores de don Benito Juárez, pormenoriza así: “Aquella terrible columna, con sus armas cargadas hizo alto frente a la puerta del cuarto… y sin más espera, y sin saber quién daba las voces de mando, oímos distintamente: «¡Al hombro! ¡Presenten! ¡Apunten!»... Como tengo dicho, el señor Juárez estaba en la puerta del cuarto; a la voz de «apunten», se asió del pestillo de la puerta, hizo hacia atrás su cabeza y espero… Los rostros feroces de los soldados, su ademán, la conmoción misma, lo que yo amaba a Juárez… yo no sé… se apoderó de mí algo de vértigo o de cosa de que no me puedo dar cuenta… Rápido como el pensamiento, tomé al señor Juárez de la ropa, lo puse a mi espalda, lo cubrí con mi cuerpo… abrí mis brazos… y ahogando la voz de «fuego» que tronaba en aquel instante, grité: «¡Levanten esas armas!, ¡levanten esas armas!, ¡los valientes no asesinan…!»” (Carlos Monsiváis, A Ustedes les Consta: Antología de la Crónica en México, Era, 2006, p. 152).

Así defendió don Guillermo Prieto, en nuestro querido estado, la vida de Juárez, a quien también acompañó en su azaroso peregrinar por la Patria durante el imperio de Maximiliano. Prieto tiene un lugar en la historia de México como destacado poeta, dramaturgo, periodista y secretario de Hacienda del presidente Juárez. Sus razonamientos liberales quedaron plasmados en la Constitución de 1857 y en las Leyes de Reforma, las cuales pusieron fin a esa dañina mezcla de la política y la religión que prevaleció en las primeras décadas del México post independiente.

Ahora ya no se trata de defender la persona de Juárez, como lo hiciera valientemente don Guillermo Prieto. Lo que hay que defender es el importante legado laicista de Juárez y los hombres de la Reforma, el cual, aunque sobrevive hasta nuestros días, se halla seriamente amenazado mediante el intento de reforma al artículo 24 constitucional, cuyo principal propósito es el desmantelamiento del Estado laico y la supresión de la educación laica. 

Esperamos que los diputados del Congreso de Jalisco recuerden que su voto debe ser razonado y en defensa de nuestros derechos y libertades. El voto de los legisladores jaliscienses debe ser a favor de México y los mexicanos, no a favor de los intereses de un Estado extranjero, como el Vaticano. Su voto no debe lesionar ni debilitar al Estado laico; debe defenderlo y consolidarlo, pues sólo así puede cumplir con uno de sus objetivos: garantizar la libertad de cultos y de creencias. En las manos de nuestros diputados esta está el honrar la historia de Jalisco y cumplirle a quienes los eligieron para tan delicada labor.

@Armayacastro


Publicado en la edición impresa del diario El Occidental, el 22 de noviembre de 2012 




 

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