Por Armando Maya Castro
Los niños de México exigen que la educación siga siendo laica |
No creo que en México haya personas
que estén en contra de que a través de la educación laica se impartan los
llamados valores universales: honestidad, justicia, solidaridad, respeto a los
demás, etcétera. Se oponen, eso sí, a que algunos grupos exijan el retorno de privilegios
y de la educación religiosa a las escuelas públicas, restándole importancia a
la composición pluri-religiosa de nuestro país.
Esta realidad ha sido
reconocida por innumerables personas, y
hasta por algunos obispos de la Iglesia mayoritaria. Tal es el caso de Raúl
Vera López, quien hace poco más de un año se pronunció a favor de que en México
permanezca la educación laica en las escuelas públicas: “La educación religiosa
la estamos dando dentro de nuestras parroquias, creo que los maestros no pueden
dejar de dar valores, aparte de que es un error en nuestros tiempos imponer una
sola línea religiosa cuando somos una sociedad plural”, señaló el prelado.
Respecto al tema de los
valores universales, el obispo de Coahuila dijo entonces: “es un error pensar
que el mundo laico no tiene valores, y si en una escuela hay un solo muchacho
con otra creencia debe ser respetado”. Enseguida, el jerarca coahuilense
agregó: "Nosotros tenemos que fortalecer las parroquias y la pastoral de
la Iglesia, los cristianos protestantes deben hacer lo mismo en sus templos,
mientras que la sociedad laica debe exigir la impartición de valores."
Los valores universales son aquellos
“suficientemente seguros y defendibles más allá de las circunstancias y de las
creencias propias de cada persona”. No hay ningún problema si la divulgación de
estos valores se lleva a cabo en las escuelas públicas. Lo que preocupa, y
bastante, es que so pretexto de enseñar valores se pretenda el retorno de
determinada doctrina religiosa a las escuelas públicas, mismas que deben ser
rigurosamente neutrales.
Nadie en su sano juicio
podría estar en contra de que en las escuelas públicas se enseñen, por ejemplo,
los valores expresados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nos
oponemos a la sutileza de algunos grupos eclesiásticos, empresariales y
sindicales, que presionan a las autoridades a adoptar posiciones que favorecen
sus intereses en materia educativa.
Quienes rechazamos la reforma
del artículo 24 constitucional lo hacemos porque dicha modificación legislativa
deja abierto el camino para futuras reformas, entre ellas la del artículo 3°
constitucional, el cual establece que la educación que imparte el Estado será laica,
gratuita y obligatoria, y que su contenido se basará en los resultados del
progreso científico.
Para tranquilizarnos, la Cámara
de Senadores nos asegura en su Dictamen que el artículo 3° no será modificado.
Por su parte, Foro Cívico México Laico nos dice que necesariamente tendrá que
ser reformado, y nos explica el porqué en los siguientes términos: “En efecto,
la fracción I del artículo 3° constitucional dispone: «I. Garantizada por el
artículo 24 la libertad de creencias,
dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a
cualquier doctrina religiosa». Pero toda vez que con la reforma del artículo 24
desaparecerá la «libertad de
creencias», y en su lugar se consagrará la «libertad de religión», por congruencia de texto se tendrá que
reformar también el artículo 3°. De no hacerlo, en el artículo 3° se haría
referencia a una libertad que ya no estaría contemplada por el artículo 24: la
«libertad de creencias», lo que generará una incoherencia constitucional”.
Nadie puede negar la
importancia de los valores universales y su contribución en el desarrollo de las
y los alumnos como personas íntegras. Lo preocupante es que la necesidad de
estos valores se utilice para consumar un proyecto educativo que es completamente
lesivo para el Estado laico, ya que busca introducir elementos religiosos a una
educación que por mandato constitucional y respeto a la diversidad debe ser
laica.
Por el añejo y conocido interés
del clero en la reforma de los artículos 3°, 5°, 27 y 130 de la Constitución
(pilares del Estado laico), preocupan también los encuentros entre el
presidente electo, Enrique Peña Nieto, y la Conferencia del Episcopado Mexicano
(CEM), y que estas reuniones se realicen a puerta cerrada y sin acceso a la prensa,
dejando diversas dudas y preguntas en la población.
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