Por Armando Maya Castro
El estallido de la Revolución marcó la salida de Porfirio Díaz del poder |
Hoy,
en todo México, se llevarán a cabo diversas celebraciones con motivo del CII Aniversario
de la Revolución Mexicana, movimiento que surgió a raíz de la prolongada
permanencia de Porfirio Díaz en el poder, tiempo durante el cual el dictador de
origen oaxaqueño y su gabinete suprimieron las libertades y derechos enunciados
en la Constitución de 1857, ocasionando situaciones de miseria, abuso y
discriminación en agravio de los campesinos, indígenas y obreros del país.
El
estallido de la revolución, el 20 de noviembre de 1910, constituyó una respuesta violenta de los grupos sociales
interesados en acabar con los padecimientos ocasionados por la “paz porfiriana”
y, más que nada, por “los mecanismos de control que ésta implicó en aras del
progreso económico que, a pesar de que condujo a México a la modernidad, se
cimentó en grandes contradicciones que fueron generando un creciente
descontento hasta que al final, como diría el mismo don Porfirio:
‘desencadenaron al tigre’, y sumieron al país en una violencia que duró casi 10
años”.
Respecto
a la llamada “paz porfiriana”, Francisco Piñón apunta: "A este largo
periodo de tiempo se ha dado el nombre de "paz porfiriana", porque en
él no fue alterado gravemente el orden público”. Enseguida, el citado autor
nos explica que esa paz no fue orgánica, sino meramente mecánica, porque si en
ese lapso no hubo una alteración grave del orden se debió a que “lo supo
mantener suprimiendo a sus enemigos y reprimiendo con mano férrea todo movimiento
que tuviera por fin alterarlo".
Porfirio
Díaz estaba enterado del clamor y descontento de la sociedad, pero sólo estaba
interesado en tres cosas que le permitirían llevar a México a la cúspide de la
prosperidad: orden, paz y progreso. En busca de satisfacer ese afán, se valió
de la fuerza militar y, de manera insensible, entronizó el autoritarismo y la
centralización del poder, negándose a dar cauces políticos a las críticas e
insatisfacciones de los mexicanos.
Nadie
puede negar los logros alcanzados durante el porfiriato, entre ellos, la
rehabilitación de diversos puertos, la extensión de 20 mil kilómetros de vías
férreas, el mejoramiento de los servicios de correo y telégrafos, la fundación
de diversos bancos, lo que favoreció el progreso de la agricultura, el
comercio, la minería, la industria, etcétera. El problema es que estos logros
no beneficiaron a la totalidad de los mexicanos, sino a unas cuantas familias
mexicanas y extranjeras.
Tras
el estallido de la revolución, y durante la duración del conflicto,
"muchos mexicanos murieron en el campo de batalla, otros cayeron víctimas
de la violencia generalizada, otros más perecieron por epidemias y también por
hambre, y muchos miles emigraron, sobre todo a Estados Unidos. En consecuencia,
la población de México disminuyó de 15.2 millones de habitantes en 1910 a 14.3
millones en 1921".
La
Constitución de 1917 es uno de los logros más importantes alcanzado en el marco
de la Revolución Mexicana, “la primera constitución que incorpora amplias garantías y protecciones sociales y
económicas”. Esta Carta Magna ratifica el compromiso del Estado mexicano de
otorgar educación laica, definiendo a ésta como aquella que se mantiene “por
completo ajena a cualquier doctrina religiosa”.
La celebración con motivo de
la Revolución Mexicana, en cuyo marco fue promulgada nuestra actual Constitución,
nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el rumbo que queremos para
México ¿Qué sucedería si el artículo 24 de nuestra Carta Magna fuera modificada
con el propósito de otorgar privilegios a la iglesia católica-romana, en
detrimento de las minorías religiosas? ¿Sería dicha reforma un avance o un
retroceso?
Las múltiples protestas y
manifestaciones que se han dado a lo largo y ancho de México dejan en claro que
los mexicanos queremos una Constitución que respete la separación del Estado y
las iglesias, que garantice la educación laica y que proteja a todos los
ciudadanos por igual. No queremos una Constitución que desmantele el Estado
laico, ni que posibilite la educación confesional, sino una que satisfaga las
necesidades nacionales y promueva la unidad de los mexicanos.
@armayacastro
Publicado en la edición impresa del diario El Mexicano, el 20 de noviembre de 2012
@armayacastro
Publicado en la edición impresa del diario El Mexicano, el 20 de noviembre de 2012
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