Por
Armando Maya Castro
El
papa Francisco ha sido acusado de hereje por dos líderes ortodoxos griegos. Se
trata de Andrés de Dryinoupolis, Pogoniani y Konitsa, y Serafín del Pireo y de
Faliro, quienes firmaron una kilométrica carta de 89 páginas en la que
responsabilizan al argentino Jorge Mario Bergoglio de la degradación litúrgica
en la Iglesia Católica y le piden volver a la ortodoxia.
La
acusación, además de grave, desconoce el dogma de la Infalibilidad papal, de
acuerdo con el cual el papa es infalible cuando habla ex cathedra (“desde la
cátedra de Pedro”), es decir, cuando lo hace como pastor y maestro de todos los
fieles y en ejercicio de su autoridad pontificia. La Infalibilidad papal fue
instituido como dogma el 18 de julio de 1870, en una de las sesiones del
Concilio Vaticano I.
¿Es
esta la primera vez que un papa es acusado de herejía? No. En la Edad Media se
discutió a fondo la posibilidad de que un papa incurriera en herejía. En ese
tiempo era opinión común que el papa se podía equivocar. Antes del
establecimiento del dogma de la Infalibilidad, clérigos como Juan de Torquemada
sostenían que un papa que fuera hereje dejaría de ser sucesor de Pedro en el
momento de incurrir en herejía.
El
papa Honorio (625-638), el más célebre caso de error papal, fue condenado por
herejía por un concilio general después de su muerte. A pesar de que el papa
León confirmó la condenación de Honorio, la Iglesia católica no considera que
éste haya dejado de ser papa, a pesar de que fue acusado de herejía durante su
reinado. Honorio sigue figurando en la lista de papas que le da secuencia a la
famosa cadena ininterrumpida de papas de Pedro a Francisco.
José
Antonio Sayés, en su libro La Iglesia de Cristo: Curso de Eclesiología, señala
que “Cayetano defendía la hipótesis de un Papa hereje y aceptaba la posibilidad
de un concilio acéfalo, reunido sin el papa en caso de herejía notoria”. El
autor antes mencionado señala que los "teólogos de hoy en día aceptan la
posibilidad de error en el papa en cuanto persona privada, pero no cuando habla
como pastor universal y juez supremo".
En
el Cisma de Occidente, periodo en el que hubo dos y hasta tres papas, quienes
se disputaban la autoridad pontificia entre los años 1378 y 1417. En ese
tiempo, los reinos católicos dividieron su obediencia entre los papas que
decían ser la legítima cabeza de la Iglesia, considerando hereje y excomulgado
al papa que no gozaba de su respaldo.
Veremos
qué pasa con la acusación en contra el papa Francisco, al que los firmantes
griegos se dirigen como líder del Estado de la Ciudad del Vaticano, no como
obispo, lo que evidencia un desconocimiento al lugar que le da su investidura
pontificia al interior de la Iglesia católica.
En
el Vatican Insider —un
proyecto del diario “La Stampa”, dedicado a la información general sobre el Vaticano,
las actividades del Papa y de la sede papal, la presencia internacional de la
Iglesia católica y los temas religiosos—
se señala: “Los firmantes no reconocen a la Iglesia católica el estatus de
Iglesia, ni la validez de la celebración de los sacramentos en ella, ni el
estatus de obispo al Papa. Además indican que es «blasfemo», además de
«escritural y patrísticamente infundado», el «primado petrino» y la
jurisdicción del Papa sobre toda la Iglesia. También definen como «blasfemia»
contra el Espíritu Santo la doctrina de la infalibilidad papal, demostración
del «orgullo satánico» que habría «poseído» al Pontífice. El «papismo» «no es
una Iglesia, sino una comunidad religiosa, una para-sinagoga, una herejía… una
perversión absoluta de la verdad», escriben en el largo documento los dos
metropolitas ortodoxos”.
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