Por Armando Maya Castro
A un año de su muerte, millones de venezolanos lo recuerdan |
En un ambiente de marcada polarización,
Venezuela celebró este 5 de marzo el primer aniversario de la desaparición
física del comandante Hugo Chávez Frías, un líder polémico pero carismático,
con gran arrastre y un impresionante poder de convocatoria.
Para entender el carisma de Chávez
conviene preguntarnos: ¿qué es un líder carismático? La respuesta nos la da el
sociólogo e historiador estadounidense Immanuel Wallerstein: “Es alguien que
tiene una muy fuerte personalidad, una visión política relativamente clara y
una gran energía y persistencia en impulsar esta visión. Los líderes
carismáticos atraen gran respaldo, primero que nada en su país. Pero los mismos
rasgos de su persona que atraen respaldo son también los que movilizan una
oposición profunda hacia sus políticas” (La
Jornada, 30 de marzo de 2013).
En Venezuela, ni los numerosos enemigos que
tuvo Hugo Chávez discuten el carisma y liderazgo de este controvertido personaje.
Tampoco niegan su capacidad de gestión, esa que le permitió canalizar ingresos
de la industria petrolera a rubros como la salud, la educación y el combate a
la pobreza, medidas que le permitieron multiplicar las escuelas y los
hospitales, erradicar el analfabetismo y disminuir la mortalidad infantil, además
de facilitar el acceso a la vivienda, al trabajo y a la alimentación. Algunas voces sostienen que esa vocación de
ayudar a los desprotegidos llevó a la ruina la economía venezolana.
Pese a su sensibilidad y cercanía con el
pueblo venezolano, Chávez fue acusado –desde su aparición pública en 1992– de
“golpista”, “dictador”, “autoritario”, “antidemocrático” e “intolerante”. En
más de una ocasión fue señalado de asumir una postura de agresiva confrontación
frente a los defensores de los derechos humanos, a quienes acusó de recibir financiamiento
y cumplir órdenes del gobierno estadounidense, con quien tuvo una relación
tormentosa.
Debe admitirse que algunos de estos
señalamientos no eran del todo infundados. Chávez sí fue autoritario, a pesar
de haber declarado en su tiempo que no había país más democrático que
Venezuela. Es importante aclarar, sin embargo, que el autoritarismo chavista no
fue mayor que el que practicaban varios de los líderes políticos que lo censuraban.
Aunque el expresidente venezolano afirmó
no haber violado las libertades fundamentales, lo cierto es que en Venezuela sí
se cometieron atropellos contra la dignidad de las personas. Pero dígame usted,
amable lector, ¿acaso George W. Bush, que acusó reiteradamente a Hugo Chávez de
violar los derechos humanos, no cometió peores atropellos en el marco de su
lucha contra el terrorismo? Prueba de ello son los esfuerzos que realiza Amnistía
Internacional para que el ex mandatario estadounidense rinda cuentas ante la
justicia por su implicación en violaciones de derechos humanos.
No existe el gobernante perfecto. Hugo
Chávez no lo fue, a pesar de la mitificación de su persona. Cometió muchos
errores, pero también tuvo aciertos que le significaron el reconocimiento y
simpatía de millones de venezolanos que siguen amándole y extrañando sus discursos
y su forma de gobernar y hacer política.
El legado y pensamiento del líder
venezolano, cuya muerte colapsó hace un año la ciudad de Caracas, siguen siendo
recordados en Venezuela y en varias partes del mundo. El gran problema es que
estos dos elementos no le han sido de mucha utilidad a Nicolás Maduro, quien
“no ha podido lidiar con la ya elevada inflación que se aceleró al 56% anual, y
la escasez de productos básicos como la leche o el papel higiénico se ha
acentuado en los últimos meses, irritando a chavistas y opositores por igual”,
se afirma en una nota de Diego Oré de Reuters.
Por el bien de los venezolanos, la humanidad espera que los males que aquejan a
esa gran nación se resuelvan en el marco de la ley.
Twitter: @armayacastro
No hay comentarios:
Publicar un comentario