jueves, 19 de septiembre de 2013

SOLIDARIDAD EN LA ADVERSIDAD

Por Armando Maya Castro
Foto de archivo: www.lldm.org
Cada vez que se produce un embate de la naturaleza, la Iglesia La Luz del Mundo se solidariza con los damnificados, enviando a las zonas afectadas brigadas de salud, personal médico, ropa, víveres y medicamentos. Estas acciones solidarias se realizan siguiendo el ejemplo e instrucciones del Apóstol de Jesucristo, Doctor Samuel Joaquín Flores, quien se ha caracterizado por su alto grado de sensibilidad y sus acciones en apoyo de sus semejantes
“Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro”.

William Shakespeare

La solidaridad existe cuando dos o más personas colaboran unidas para conseguir un fin común. Gracias a este importante valor, los seres humanos han logrado salir adelante de los más terribles desastres: explosiones, guerras, pestes, terremotos, huracanes, inundaciones, etcétera.

La crítica situación que se vive actualmente en aquellos estados de la República Mexicana que resultaron afectados por los embates del huracán “Ingrid” y de la tormenta tropical “Manuel”, obliga a los mexicanos a responder solidariamente a los cientos de miles de personas afligidas por la adversidad, procurando satisfacer sus necesidades más urgentes.

Los medios de comunicación han informado que las lluvias provocadas por ambos fenómenos meteorológicos han ocasionado en diversas zonas del país incomunicación, destrucción, dolor y muerte. Al momento de escribir esta columna, cifras oficiales indicaban que los meteoros en cuestión dejaron 60 muertos y al menos un millón 200 mil damnificados en los estados de Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Coahuila, Tamaulipas, Jalisco, Morelos y Michoacán. 

Aunque nadie lo desea, es altamente probable que con el paso de los días se multiplique el número de muertos, toda vez que en algunas poblaciones del estado de Guerrero continúan sepultadas decenas de casas por los deslaves y derrumbes ocasionados por las fuertes precipitaciones.

Las lluvias torrenciales causaron estragos no únicamente en las entidades arriba mencionadas, sino también en muchos otros estados de la República Mexicana. Datos oficiales indican que fueron 29 las entidades que resultaron con afectaciones: 12 seriamente afectadas, y 15 más con daños materiales menores.

Las afectaciones materiales son de diverso tipo: cierre de puertos y aeropuertos, inundaciones, cerros desgajados, derrumbes sobre viviendas y carreteras, puentes caídos, caminos bloqueados, desbordamientos de ríos, arroyos y presas, etcétera.

Aunque hasta el momento no se puede precisar la magnitud de la tragedia, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, nos aporta un dato que describe la gravedad de la situación: más de dos terceras partes del territorio nacional resultaron afectados por los meteoros, siendo el estado de Guerrero el más dañado.

Las imágenes que se exhiben en las redes sociales y en los medios de comunicación son realmente dramáticas; los testimonios de las personas afectadas, en su mayoría pobres, son desgarradores. Aunque “Manuel” e “Ingrid” no hicieron distinción entre clases sociales, en los lugares impactados por ambos meteoros han sido los pobres los más seriamente afectados. Esto se debe, principalmente, a la ubicación y fragilidad de sus viviendas, construidas con materiales que no soportan los embates de la naturaleza.

Los seres humanos somos incapaces de impedir los azotes de la naturaleza, que cada cierto tiempo se las ingenia para recordarle a la humanidad su fragilidad. De lo que sí somos capaces es de reaccionar solidariamente ante los desastres naturales, como lo han hecho hasta el día de hoy millones de mexicanos.

Fiel a su tradición solidaria, la Iglesia La Luz del Mundo ha respondido con rapidez al llamado del Apóstol de Jesucristo, Doctor Samuel Joaquín Flores, quien ha incitado a los fieles de esta Asociación Religiosa a recolectar ropa, víveres no perecederos y medicamentos para los damnificados.

Como en anteriores desastres naturales, el primero en proceder generosamente fue él mismo, enviando a las zonas afectadas brigadas de apoyo y personal médico, así como ayuda de su propio peculio, con el propósito de salvar vidas y de aliviar el sufrimiento y las carencias de las familias que lo perdieron prácticamente todo. Y es que para el Apóstol de Jesucristo la virtud de la solidaridad implica, sobre todo, hacer, no sólo pensar, sentir y desear.


Es lamentable que a la par de estas nobles acciones se produzcan saqueos, actos de rapiña y pillaje, perpetrados por gente sin escrúpulos y sin conciencia social, que se aprovecha de las circunstancias para llevar a cabo sus acciones delincuenciales. Ojalá que esta vez, como en desastres anteriores, triunfe la solidaridad y el espíritu de colaboración por encima de este tipo de acciones que terminan por agravar la crítica situación que aflige a cientos de miles de compatriotas nuestros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario