Por Armando Maya Castro
Mujer
virtuosa, ¿quién la hallará? Esta pregunta la planteó la madre del rey Lemuel a
las personas de su tiempo, destacando en su respuesta la grandeza de la mujer
virtuosa, cuya estima “sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas”.
Al
describir a la mujer virtuosa, las Sagradas Escrituras dejan en claro que el
valor de ella no está en su belleza física, sino en la hermosura de sus
sentimientos, obras y virtudes. Son estas cualidades las que la sitúan en una posición
de grandeza moral y espiritual, alcanzando el reconocimiento y alabanza de propios
y extraños.
El
capítulo 31 de Proverbios –a lo largo de 22 versículos– nos dice que la mujer virtuosa
es bondadosa, previsora, servicial, creativa, sabia, prudente, amorosa, fuerte
y temerosa de Dios. Todas estas virtudes, y su capacidad de vivir en forma
responsable, productiva y próspera, hacen de ella un ser de valía en todos los
sentidos.
Uno
de los aspectos más relevantes de la mujer virtuosa es su trabajo constate y
desinteresado. Sin quejarse ni hacer alarde, “busca lana y lino, y con voluntad
trabaja con sus manos”. Estos esfuerzos, y la energía que pone en cada una de
sus acciones, están dirigidos a satisfacer no sólo las necesidades de su
familia y de su hogar, sino también las de las personas con carencias: “Alarga
su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso”.
Pero
no hay necesidad de remontarnos a los tiempos bíblicos para hallar a la mujer
virtuosa. En nuestro tiempo también podemos encontrarla, cubierta con las mismas
virtudes que tuvieron Sara, Rebeca y Raquel, mujeres que se caracterizaron por
su nobleza de sentimientos, sabiduría y valor moral.
A
continuación me referiré a una de ellas: la diaconisa Eva García de Joaquín, cuyo
trabajo y buenas obras gozan del reconocimiento de su esposo, el Apóstol de
Jesucristo Doctor Samuel Joaquín Flores, quien se ha expresado así de ella:
“Dios no me dio por compañera a una mujer, sino a un ángel”.
Desde
hace décadas, los integrantes de la Iglesia La Luz del Mundo hemos sido
testigos de que la hermana Eva, bajo el impulso de sus virtudes, ha favorecido
a miles de familias de escasos recursos, imitando puntualmente el ejemplo del
Director Internacional de esta Asociación Religiosa.
Su
preocupación por los desvalidos la impulsó a crear la Fundación Eva García de
Joaquín A. C., cuyo objetivo principal es velar por el bienestar y seguridad de
los huérfanos, viudas y desamparados. El primer antecedente de esta fundación se
remonta a 1987, año en que nació el Grupo Tabita, que empezó a trabajar en la
preparación y suministro gratuito de alimentos a los hermanos de escasos
recursos reunidos en la Santa Convocación de ese año. De entonces a la fecha,
la atención a los comedores gratuitos en el mes de agosto no ha cesado; por el
contrario, ha ampliado su cobertura y mejorado sus atenciones.
En el
umbral del año 1992, este grupo adquirió el nombre de Elisa Flores, conservando
inalterables los propósitos que dieron origen a su nacimiento. Se le llamó así
en memoria de la esposa del maestro Aarón Joaquín González, mujer que se
caracterizó a lo largo de su vida por su honestidad, virtudes y afectos
altruistas.
En
1999, con el lema “Tu sierva para lavar los pies de los hijos de Dios”, el
grupo se constituyó en la Fundación Elisa A. C. Sin perder de vista el ejemplo
del Apóstol de Jesucristo, ha seguido adelante con su misión de velar por el
bienestar de numerosas familias en la Zona Metropolitana de Guadalajara, a las
que proporciona despensas semanales y atención médica gratuita durante los 365
días del año. Trabajos similares se realizan en muchas otras ciudades de México
y del mundo, en donde la citada fundación tiene presencia.
El 4
de noviembre de 2011, cuando la fundación estaba próxima a cumplir 25 años de destacada
e ininterrumpida labor social, el Apóstol de Jesucristo Hermano Samuel Joaquín
Flores quiso que la Asociación Civil llevara el nombre de la hermana Eva García
de Joaquín, presidenta y directora general de la citada fundación.
Ésta
y otras obras de su autoría dejan constancia de los nobles sentimientos de la
hermana Eva García, cuya admirable generosidad tiene el propósito de agradar a
Dios y de ser alegría para el Apóstol de Jesucristo, quien el próximo 15 de
septiembre se regocijará –junto con su familia e integrantes de la Iglesia La
Luz del Mundo– en el cumpleaños de esta extraordinaria mujer. ¡Felicidades!
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