Por Armando Maya Castro
Ayer, a partir de las 9:30
de la mañana (tiempo de Roma) se realizó en el Vaticano la primera reunión
preparatoria del cónclave convocado para elegir al sucesor de Benedicto XVI en el
papado. Este encuentro tuvo lugar en el Aula Nueva del Sínodo, situada dentro
del complejo del Aula Pablo VI del Vaticano. Asistieron 142 cardenales de los
207 que forman el Colegio Cardenalicio, de los cuales 103 eran cardenales
electores, es decir menores de 80 años.
Las reuniones precónclave
–la de ayer y una más que se celebrará posteriormente– tienen el propósito de definir
la fecha en que iniciará el cónclave, además de poner sobre la mesa los
numerosos problemas que afronta la Iglesia católica: “la evangelización y la
nueva evangelización”, indicó al diario Il Corriere della Sera el cardenal colombiano
Rubén Salazar Gómez.
Algunos expertos han
señalado que en estas reuniones se abordarán, entre otros, los siguientes temas:
la inesperada renuncia de Joseph Ratzinger, los escándalos de pederastia y las controversias
de los últimos años, la esperada reforma de la curia romana y la filtración de
documentos secretos del Vaticano, conocido como el “Vatileaks”. Este escándalo,
además de poner a la curia romana en la picota, fue percibido como resultado de
una pugna entre clérigos italianos, quienes siguen dominando el gobierno de la
Iglesia católica.
A la par de estas reuniones,
los movimientos católicos influyentes han iniciado una serie de encuentros
estratégicos para configurar la lista de los posibles “papables”. Entre los
favoritos del Opus Dei figura el italiano Mauro Piacenza y el brasileño Odilo
Scherer; la comunidad de San Egidio se inclina por el cardenal Agostino
Vallini, vicario del papa en Roma, así como por Stanislaw Dziwisz, de Polonia
El movimiento Comunión y
Liberación apoya al cardenal Angelo Scola, arzobispo de la diócesis de Milán, la
más importante del mundo. Los focolares apuntan al brasileño Braz de Aviz y los
neocatecumenales han puesto su mirada en el cardenal Ferdinando Filoni, nuncio
de Irak durante la invasión norteamericana de 2002.
En las reuniones que
mencioné en un principio, los cardenales intentarán ponerse de acuerdo sobre
los requisitos que debe reunir el próximo pontífice romano. Para el cardenal
Leonardo Sandri, de Argentina, el elegido debe estar en el camino de la
santidad y gozar de una fortaleza física que le permita afrontar eficientemente
el avance del laicismo en Europa y el de los evangelistas en Iberoamérica.
Respecto a las declaraciones
de Sandri, preocupa que el nuevo papa ponga en movimiento los engranajes de la
poderosa maquinaria del Vaticano para frenar a través de métodos intransigentes
el avance de las minorías religiosas establecidas en América, continente en que
las iglesias evangélicas han ido ganado terreno frente a la Iglesia católica.
Algunos han señalado que la
elección de un papa latinoamericano sería vista como un intento de frenar el éxodo
de católicos hacia las iglesias evangélicas establecidas en Latinoamérica,
región donde alrededor de 10 mil personas abandonan diariamente la Iglesia
católica, según reconoció –en agosto de 2009– el Consejo Episcopal
Latinoamericano (Celam).
Esta situación es
preocupante para el clero católico, quien sabe que Latinoamérica sigue siendo la
región en la que vive el mayor porcentaje de católicos. Un dato que conviene
tener presente es que Brasil y México siguen siendo considerados como “la gran
reserva de católicos del mundo”. El problema es que muchos apologistas
católicos culpan a los evangélicos de robar su rebaño, en vez de reconocer que
el problema estriba en que la doctrina y tradiciones católicas no han sido
capaces de satisfacer las aspiraciones doctrinales y morales de los miembros de esa institución.
El peor error del sucesor de
Benedicto XVI y de los principales jerarcas católicos sería que se preocuparan
más por el crecimiento de las demás iglesias que por lo que hace o deja de
hacer la Iglesia católica. Esta institución no va a recuperar la hegemonía que
tuvo en el pasado recurriendo a prácticas y métodos intolerantes, los cuales terminarán
de desfigurar el rostro de la Iglesia católica.
La humanidad espera que el próximo
papa se muestre respetuoso de la diversidad religiosa, y no vaya a repetir los
errores de Benedicto XVI, quien al hablar del crecimiento e impacto cultural de
los pentecostales en la idiosincrasia de Colombia, señaló: “La presencia cada vez más activa de
comunidades pentecostales y evangélicas, no sólo en Colombia, sino también en
muchas regiones de América Latina, no puede ser ignorada ni minusvalorada"
(El Tiempo, 22 de junio de 2012). Estará
de acuerdo conmigo que mensajes como el anterior no le hacen ningún bien a la
paz social ni contribuyen a promover el tan anhelado respeto a los derechos
humanos y a la diversidad religiosa.
@armayacastro
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