Por Armando Maya Castro
Los
campos de concentración y exterminio nazi fueron creados en enero de 1933 con
el propósito de someter a trabajos forzados a los judíos y de asesinar en masa
al mayor número de ellos
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Como
todos los años, el pasado 27 de enero se realizaron diversos actos con motivo
del “Día Internacional de la Memoria del Holocausto”, fecha instaurada mediante
resolución 60/7 de las Naciones Unidas en memoria de los 6 millones de judíos
asesinados por el régimen de Adolfo Hitler, el villano más cruel en la historia
de la humanidad, quien superó en crueldad a Calígula, Nerón y demás villanos
que han existido.
Las
investigaciones sobre la barbarie del Holocausto nazi aún no terminan, afirma
la investigadora Juliane Wetzel, quien se ha especializado en el tema del
antisemitismo, fenómeno ancestral que, por desgracia, “sigue existiendo en la
sociedad y se manifiesta de diversas formas”, señaló la especialista antes
mencionada, quien trabaja en el Centro para la Investigación del Antisemitismo
de la Universidad Tecnológica de Berlín, y es coordinadora independiente de un
círculo de expertos que informa regularmente al Parlamento alemán acerca del
antisemitismo en Alemania.
En
Jerusalén, desde el Museo Yad Vashem, donde fue inaugurada la exposición
“Recolectando fragmentos”, el primer ministro Benjamín Netanyahu manifestó que
“el antisemitismo no ha desaparecido, ni tampoco el deseo de destruir a una
parte considerable del pueblo judío y el Estado de Israel”. Ahí mismo, explicó
que el Holocausto ha sido negado por países como Irán, “que no detiene su
carrera sistemática e implacable para conseguir armas nucleares”.
En
la realización de los actos en memoria del Holocausto no faltó el mensaje del
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien rindió tributo a las víctimas
de la Alemania Nazi, al tiempo de expresar el compromiso de Estados Unidos de
combatir a "cualquier tirano o dictador que cometa crímenes contra la
Humanidad, y permanecer firme al principio de «Nunca más»".
En
declaración escrita, el mandatario estadounidense dijo que "aunque este es
un momento para el duelo y la reflexión, también es el momento de la acción. En
este día, recordamos el valor, el espíritu y determinación de aquellos que
resistieron con heroísmo a los nazis, dando ejemplo de lo mejor de la
Humanidad", dijo Obama.
Lo
importante es que la condena al Holocausto siga viva, y que se siga luchando contra
los estereotipos negativos del pueblo judío. Tengamos presente que las
convicciones de que un grupo posee características negativas generan malestar, desagrado
y comportamientos discriminatorios. En 1933, año en que Hitler ascendió al
poder, “los universitarios de Princeton describieron a los judíos como hábiles,
mercenarios, industriosos y codiciosos” (Katz y Braly, 1933). Los nazis asignaron,
además, otras características a los judíos: “los retrataban como conspiradores,
sucios y libertinos y no sólo como una amenaza para la paz y la prosperidad,
sino también como un peligro para la salud y la pureza de las jóvenes arias”.
Hitler
fue más lejos al presentar a los judíos ante los alemanes como una seria amenaza
para la raza aria: “Si el judío llegase a conquistar las naciones del mundo, su
triunfo sería entonces la corona fúnebre y la muerte de la humanidad. Nuestro
planeta volvería a rotar desierto en el
Cosmos, como hace millones de años” (Mi lucha, p. 60).
Si
queremos que nunca más se repita lo ocurrido en los campos de concentración y
exterminio nazi, las naciones del mundo tendrán que trabajar más y mejor en el tema
del respeto a los derechos humanos. No hay que olvidar que la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en el año de 1948, nació al término de la II Guerra Mundial,
“guerra en la que el ser humano mostró su cara más cruel (campos de
concentración y exterminio como Auschwitz o Treblika, bombardeos sobre la
población civil, violaciones masivas…)”.
El
antisemitismo y demás formas de racismo no son cosa del pasado. Actualmente,
las violaciones a los derechos humanos siguen siendo un tema de preocupación en
México y el mundo. José Vicente Mestre Chust habla de lo que sucede en nuestro
tiempo y nos dice que “aún hoy se producen agresiones a personas y se las priva
de sus derechos fundamentales por razones de raza, etnia, religión y condición sexual.
Los pueblos indígenas continúan siendo considerados ciudadanos de clase
inferior y son víctimas de rechazo, discriminación y exclusión social”.
Es
obligación de la presente generación realizar los esfuerzos necesarios para
ponerle fin a las violaciones a los derechos humanos; sólo así podemos
contribuir a que los seres humanos podamos construir un mundo sin violencia, libre
de las barreras raciales, ideológicas, económicas, culturales y religiosas.
@armayacastro
Este artículo fue publicado el día 29 de enero de 2013 en los diarios El Mexicano de Tijuana y La Prensa Jalisco
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