Por Armando Maya Castro
El pasado 20 de enero, el
Apóstol de Jesucristo Hermano Samuel Joaquín Flores, Director Internacional de
la Iglesia La Luz del Mundo, dirigió un mensaje a los fieles esparcidos por los
cinco continentes, a quienes declaró que, mientras Dios se lo permita, seguirá
cuidando de ellos con celo de Dios, y que lo hará hasta que logre presentar a
la Iglesia como una virgen pura delante del Creador del universo.
La exhortación apostólica
tuvo lugar al término de la escuela dominical, celebrada en la colonia Hermosa
Provincia de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde decenas de miles de almas
se regocijaros al escuchar las palabras del Apóstol de Jesucristo, quien
declaró a la Iglesia que se encuentra activo, cumpliendo la misión que le ha
sido encomendada, que consiste en cuidar espiritualmente a las almas y anunciar
el Evangelio de Dios.
Ayer, por enésima vez, quedó
constancia de que en el corazón del Hermano Samuel Joaquín habita un celo especial,
propio de la esfera divina. El suyo no es un celo humano o carnal, pues este
tipo de celo nada de divino puede tener. El celo que mueve las acciones del
Apóstol de Dios, el que lo impulsa a custodiar con amor paternal a las almas
que han sido redimidas por Jesucristo, es de arriba, “y lo que de arriba viene,
sobre todo es”.
Como humanos, solemos pensar
en el celo como algo pecaminoso, negativo y, en consecuencia, perjudicial.
Acostumbramos a ver el celo como un sentimiento que puede conducir a una
conducta violenta, destructiva y persecutoria. Sin embargo, el mismo Dios se
presenta a Israel como un Dios fuerte y celoso”, dispuesto a proteger a su
pueblo de los peligros y amenazas que le rodean. Este sentimiento, en Dios y en
sus enviados, no puede expresar negatividad, sino una ardiente preocupación por
la salud y bienestar espiritual de las almas.
Al abundar sobre el tema del
celo de Dios, el Apóstol de Jesucristo ratificó ante la multitud que ese celo
no se apartará de su corazón y que seguirá mostrándolo “por vuestras almas y la
enseñanza”. Mientras hablaba impulsado por ese celo, llamó a los fieles de la
Iglesia a ser “limpios y firmes en la doctrina y en el comportamiento
espiritual en el que habéis sido instruidos”.
Con cuidados así, los
miembros de la Iglesia del Señor han adquirido a través de los años una
conveniente formación moral y espiritual, alejados de los vicios y de las
prácticas que degradan la dignidad humana. Ese celo, unido al amor que habita
en su alma, lo han llevado a enfrentar exitosamente los peligros espirituales
que amenazan la integridad de la Iglesia que Dios ha puesto bajo su cuidado y
dirección.
Es justo reconocer el celo
del Apóstol de Jesucristo, pero también su trabajo en el campo de la formación
de valores, cuyo propósito principal es complacer a Dios y lograr la dignificación
de los seres humanos, procurando que sus consejos lleven a cabo una
transformación integral en aquellos que han sido llamados a formar parte de la
Iglesia La Luz del Mundo.
@armayacastro
No hay comentarios:
Publicar un comentario