viernes, 18 de enero de 2013

LA UNAM, EN DEFENSA DEL ESTADO LAICO

Por Armando Maya Castro

En la inauguración del Seminario “Laicidad y Educación”, el rector de la UNAM, José Narro Robles, señaló que la laicidad debe estar presente en todos los niveles educativos

En materia de libertades, una de las buenas noticias de esta semana fue la celebración del seminario "Laicidad y educación" en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde el rector de esta que es la Máxima Casa de Estudios, José Narro Robles, planteó que la laicidad debe estar presente en todos los niveles educativos, como uno de los grandes asuntos que se debe impulsar y tutelar.

En el acto, en el que se instituyó «la Cátedra Extraordinaria “Benito Juárez” como un foro institucional para la promoción, el estudio y difusión de la laicidad», Narro Robles definió a ésta como “traductor de libertad, de pluralidad y de tolerancia y, en consecuencia, es un extraordinario antídoto para el dogmatismo, para la cerrazón, para las verdades únicas, para el pensamiento mágico…”. 

Noticias de esta naturaleza son buenas para los mexicanos, quienes observamos con preocupación cómo la mayoría de las Legislaturas estatales votaron a favor de la reforma del artículo 24 constitucional, que abre la puerta para que se produzcan diversas violaciones a los principios del Estado laico.

Este régimen, cuya función y razón de ser es la de proteger a las minorías, surge a mediados del siglo XIX, gracias a los esfuerzos de Benito Juárez, quien promulgó –en el marco de la llamada Guerra de Reforma– “una serie de leyes que separaban a la Iglesia del Estado, secularizaban en parte a la sociedad mexicana y, en definitiva, suponían la emancipación de la República de la tutela a la cual había sido sometida hasta entonces por parte de la Iglesia católica”, se afirma en la obra “Historia contemporánea de América”.

Este conjunto de disposiciones, como hemos señalado en este mismo espacio, fueron expedidas con el propósito de “organizar jurídicamente a la nación en un Estado republicano, federal y representativo y democrático, anulando la intervención de la Iglesia y de cualesquiera otras corporaciones”.

Gracias a la obra de Juárez y los hombres de la Reforma, los mexicanos tenemos más de 150 años de disfrutar de los beneficios que otorga el principio de separación entre el Estado y las Iglesias, el cual "brinda certeza y seguridad a la libertad de pensamiento y de creencias religiosas, para bien de las personas, de las iglesias y de la sociedad".

Pese a que el propósito de las Leyes de Reforma era bastante claro, la poderosa jerarquía eclesiástica ha vivido empecinada en recobrar parte de su pasada influencia política que le fue arrebatada por las fuerzas liberales juaristas. Este interés clerical ha puesto al Estado laico, desde los tiempos de la reforma liberal, en una situación de peligro constante. Por ello, es digna de elogio la instauración de la mencionada cátedra por parte de la UNAM, quien de esa manera “reitera su compromiso con una laicidad creadora de nuevos derechos, nuevas garantías y nuevas libertades individuales y colectivas para los mexicanos del siglo XXI”, subraya Rodolfo Echeverría Ruiz, Consejero Nacional del PRI. 

Los mexicanos seguiremos lamentando el proceder de los legisladores que, sin tomar en cuenta que la reforma del 24 constitucional generará graves consecuencias jurídicas y delicados problemas de interpretación, dieron su voto a favor de dicha modificación, ignorando las protestas que, dentro del marco de la ley, se dieron en todos los estados de la República Mexicana.

La aprobación de la reforma del artículo 24 constitucional, cuya intencionalidad es el otorgamiento de privilegios a la Iglesia católica, debe obligar a la ciudadanía a estar alerta y realizar los esfuerzos pertinentes en defensa y preservación del Estado laico. Nuestro mayor error sería dar por hecho que el Estado laico está libre de amenazas con la reforma del artículo 40 constitucional, que define a México como una república representativa, democrática, federal y laica. Bien por la UNAM y también por aquellos mexicanos que están conscientes de que la laicidad del Estado mexicano sólo podrá estar a salvo cuando se encuentre libre de las imposiciones y del control del poder eclesiástico. 

Tengamos presente en todo momento la preocupación externada por el extinto Jorge Carpizo McGregor, ex rector de la UNAM y uno de los más grandes constitucionalistas que ha tenido México, quien al hablar de los atropellos al Estado laico, dijo: “debilitar al Estado laico es debilitar al Estado democrático, es debilitar a la tolerancia que debe existir entre todos nosotros”. Más claro, ni el agua. 



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