viernes, 31 de agosto de 2012

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN MÉXICO


Por Armando Maya Castro

Sin garantías a periodistas no hay libertad de expresión
 
 
Por el papel que juegan los informantes en América Latina, esta región se ha convertido en la más peligrosa del mundo para quienes se dedican a investigar y denunciar los actos de corrupción y abuso de poder de las autoridades, así como las atrocidades y violaciones a los derechos humanos.

La violencia contra los profesionales de la comunicación es un problema que no es reciente en Latinoamérica; ha estado presente desde hace mucho tiempo en Argentina, México, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Ecuador, países donde los esfuerzos para el respeto al derecho fundamental de la libertad de expresión no han dado los frutos anhelados. Apenas ayer, el periodista César Guifarro Casaleno, vocero de la Dirección Nacional de Tránsito de Honduras, fue asesinado a balazos a escasos metros de su casa.

En México y en algunas de las naciones mencionadas en el párrafo anterior, la amenaza a la libertad de expresión proviene de los cárteles del crimen organizado, que ven en la investigación periodística una clara afectación a sus intereses; en otros países, el acoso y la violencia contra los medios de comunicación procede de gobiernos autoritarios e intolerantes, cuyas acciones y leyes intentan limitar y/o controlar la libertad de expresión.

En el caso específico de México, el derecho a la libertad de prensa fue reconocido hasta la promulgación de la Constitución de 1857, que estableció, entre otras libertades, la de palabra, imprenta, enseñanza, reunión y de trabajo. Sin embargo, antes de la ya referida Carta Magna podemos encontrar un antecedente de la libertad de prensa: la Ley Lafragua, elaborada por José María Lafragua, y dada a conocer durante el gobierno de Ignacio Comonfort, en diciembre de 1855.

En la Asamblea Constituyente de 1857, Francisco Zarco, uno de los pocos periodistas invitado a dicho Congreso, habló ardientemente en defensa de la libertad de expresión, en los siguientes términos: “Deseo defender la libertad de prensa, como la más preciosa de las garantías del ciudadano y sin la que son mentiras cualesquiera otras libertades y derechos”. 

Durante el periodo presidencial de Benito Juárez (1858-1872), mejoraron considerablemente las condiciones para la libertad de expresión, especificadas en la Constitución liberal arriba citada. A partir de entonces, se publicaron periódicos de diferentes tendencias políticas e ideológicas, en los que se exponían y defendían las ideas de los grupos, ya fueran conservadores o liberales. 

El libre ejercicio del periodismo en México ha implicado siempre innumerables riesgos, amenazas y obstáculos. Las agresiones a periodistas mexicanos han sido tantas y tan frecuentes, que por algo ha sido considerado como el país latinoamericano más peligroso para ejercer el periodismo. El alto índice de periodistas asesinados ha ocasionado que en el extranjero se tenga la percepción de que en nuestra nación no existe la libertad de expresión.

El Estado debe reconocer que ha incumplido su compromiso con la libertad de expresión, y que le ha fallado no sólo a los periodistas sino también a los mexicanos que tienen el derecho a ser debidamente informados. No está por demás recordar lo que el artículo 6° de la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos establece al respecto: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado”.

Otro ordenamiento jurídico orientado a salvaguardar la integridad física de los comunicadores es la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, publicada el pasado 25 de junio en el Diario Oficial de la Federación. No obstante esta legislación y las acciones implementadas por las autoridades de gobierno, la situación de los periodistas en México es altamente preocupante. Ahí está el caso de Lidia Cacho, “Heroína de la libertad de prensa”, a quien no le quedó más remedio que abandonar el país luego de recibir amenazas de muerte, al parecer, provenientes del crimen organizado. 

La destacada periodista declaró que estará fuera de nuestro país hasta que se den las condiciones para que pueda desarrollar su vida con normalidad. Esas condiciones son las que ella espera, y las que esperan los hombres y mujeres que han consagrado su tiempo a la defensa de los derechos humanos y al periodismo.


@armayacastro

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