Por Armando Maya Castro
En 1917, el sacerdote
francés Jorge Dinthilac fundó la Pontificia Universidad Católica del Perú
(PUCP) en la ciudad de Lima. Según el Ranking Web de Universidades del Mundo,
la PUCP es la número uno de ese país, y una de las treinta mejores de Latinoamérica.
“La calidad de su enseñanza, investigaciones, publicaciones, responsabilidad
social, aporte a la cultura e innegable liderazgo académico e institucional”
han hecho de ella la única universidad peruana entre las 600 mejores del mundo,
esto según The Times y el QS World University Rankings 2009.
Según el libro «Teología
en América Latina: El siglo de las teologías latinoamericanas», “En 1942, en
tiempos del rectorado del jesuita Rubén Vargas Ugarte, el Vaticano confirió a
esta universidad el título de Pontificia, siendo su Gran canciller el Arzobispo
de Lima”.
El pasado 20 de julio,
el Vaticano decidió retirar a la Pontificia Universidad Católica del Perú el
derecho a usar en su denominación los títulos de “Pontificia” y de “Católica”. Esta
disposición obedece a que la PUCP, a partir de 1967, “ha modificado
unilateralmente sus Estatutos en diversas ocasiones perjudicando gravemente los
intereses de la Iglesia”.
Para el Vaticano, la
estructura actual de esa universidad –con tendencias liberales– no responde a
sus intereses ni a la cátedra tradicional y dogmática de la Iglesia católica.
Se trata, pues, de un
problema de intereses, agravado –afirma Bernardo Barranco– “por la actuación de
la archidiócesis de Lima por el control no sólo de la gestión de la
universidad, sino de los cuantiosos bienes patrimoniales de que goza el centro
educativo”. En la opinión de Barranco, especialista en temas religiosos, el
arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, “ha sido factor clave de polarización
que ha llamado la atención de la opinión pública del país andino”.
En mayo pasado, antes
que el Vaticano le retirara los títulos a la universidad peruana, las
autoridades de ésta, mediante carta abierta dirigida a Tarcisio Bertone,
Secretario de Estado del Vaticano, pidieron el retiro del cardenal Cipriani
como interlocutor en el conflicto legal que libran la PUCP y el Arzobispado de
Lima, por la administración de la fortuna que José de la Riva Agüero y Osma
dejara en beneficio de la universidad, no de la jerarquía católica.
Al tener conocimiento
de la misiva que el rector Marcial Rubio enviara a Bertone, el cardenal
Cipriani, tras calificar la carta como “agraviante y poco seria”, señaló: “No
creo que sea el modo de conversar. Se quejan de mi silencio, se quejan de mis
palabras… un poco más de serenidad, por favor”.
La Conferencia
Episcopal Peruana (CEP), que había permanecido al margen del conflicto, salió a
cerrar filas con Cipriani. En un comunicado publicado en algunos medios de
comunicación, dio su respaldo al cardenal “ante las infundadas acusaciones y
agravios que ha recibido” de parte de las autoridades universitarias. Asimismo,
pidió que éstas cumplan las disposiciones de Benedicto XVI en el sentido de
adecuar sus Estatutos a la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae.
Conviene recordar que
este documento, promulgado en 1990 por el papa Juan Pablo II, ordena a todas
las universidades de la Iglesia romana respetar la identidad católica, tanto en
la investigación como en la enseñanza. Aunque muchos clérigos lo niegan, la
demanda del documento papal pone en peligro la autonomía universitaria y la
libertad de cátedra.
La Asamblea
Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú, fijó su postura desde
el pasado 23 de julio en los siguientes términos: “La PUCP reitera su
compromiso con los valores católicos que la inspiran y la alientan
cotidianamente. Estos valores nos reafirman como una universidad autónoma,
democrática, creativa, crítica, pluralista, con calidad en la enseñanza y en la
investigación, comprometida con la sociedad peruana, e identificada con los
principios cristianos que fundan los derechos del ser humano”. Esta postura,
evidentemente, no es del agrado del clero, quien seguirá presionando para
lograr que dicha universidad actúe con la docilidad y sumisión características
de las universidades de la Edad Media.
Una buena noticia es
que la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) ha salido a respaldar a la PUCP,
reconociendo que ésta se rige por la Constitución Peruana y el ordenamiento
jurídico nacional. También ha reconocido que su funcionamiento forma parte del
sistema universitario nacional, y que su rector, Marcial Rubio, mantiene su estatus
y prerrogativas de miembro del pleno de rectores de la ANR y de la Comisión de
Coordinación Interuniversitaria.
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