miércoles, 21 de marzo de 2012

¿POR QUÉ LA VISITA DEL PAPA A GUANAJUATO?


Por Armando Maya Castro

El próximo viernes arribará el papa Benedicto XVI a Guanajuato, uno de los estados más conservadores del país, donde la guerra cristera (1926-1929) causó el derramamiento de mucha sangre, así como enfrentamientos innecesarios que dividieron y empobrecieron no sólo a los habitantes de dicho estado, sino a los mexicanos en general. Guanajuato es tierra sinarquista y yunquista, el estado donde nace Acción Nacional, el partido que desde el poder ha impulsado una serie de cambios constitucionales que favorecen a la Iglesia católica.

¿Por qué viene el papa a Guanajuato y no a otro estado de la República? La respuesta la encontramos en la declaración mediática del arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, quien explica que la visita papal es una recompensa para Guanajuato, debido a que su población se ha mantenido mayoritariamente fiel al catolicismo. Las palabras del prelado evidencian que en los demás estados la Iglesia católica continúa en caída libre y no es capaz de contener las deserciones de fieles y la disminución de innumerables sacerdotes. Es evidente que a Ratzinger no lo recibirá el “México siempre fiel” que acogió a Juan Pablo II en su primera visita a México. Actualmente, la población mayoritariamente fiel se halla únicamente en Guanajuato, a quien el papa recompensará con su visita.

Guanajuato fue uno de los focos más importantes de la cristiada. Fue ahí donde el movimiento cristero tuvo mayor fuerza y mejor organización. Desde antes del inicio del citado conflicto –por lo menos desde la década de 1870–, “la defensa de la libertad de culto había sido fuente permanente de conflicto” en esa entidad. Esto explica el profundo catolicismo de un región que combatió a los gobiernos revolucionarios procurando derogar “los artículos constitucionales que afectaban los dominios ideológicos y políticos del clero católico, sobre todo el artículo 3°”.    

En mayo de 1937, se formó en la ciudad de León la Unión Nacional Sinarquista (UNS), organización que experimentó un crecimiento explosivo en sus primeros años: “en 1941 contaba con medio millar de afiliados, y para 1944 rebasaba los 900 000 miembros”. El sinarquismo –término que significa “con orden” o “con autoridad”–  es la continuación del movimiento armado cristero, pero por otra vía: la social.

Gloria M. Delgado de Cantú, en su obra “Historia de México” (volumen II), nos dice que “el sinarquismo estuvo integrado por varias organizaciones católicas herederas de la lucha cristera, que se unieron con el propósito de crear un frente de oposición al cardenismo. Contó con el apoyo de la Falange Española y adoptó la estructura del Partido Nacionalsocialista de Alemania [mejor conocido como el Partido Nazi]. Además, compartía con las organizaciones fascistas europeas la radical posición anticomunista, la obediencia incondicional a los jefes, el saludo con el brazo extendido, el uso de uniformes militares, y el brazalete con la insignia sinarquista”.

El sinarquismo captó partidarios en las masas de más rudimentarios conocimientos del ámbito rural, aunque  “sus agentes y organismos también se infiltraron en las ciudades, y su propaganda ideológica incluso alcanzó a funcionarios públicos”. La historiadora citada anteriormente afirma que “la UNS se organizó como un movimiento antipartidista, además de que se valió de la subversión y la violencia –protagonizada por los camisas doradas, grupo fascista de choque– en colaboración con el fascismo internacional”.

Uno de sus destacados líderes fue Salvador Abascal Infante, a quien el investigador Edgar González Ruiz califica como “furibundo enemigo del Estado laico e incluso de la democracia –a la que consideraba producto del ‘complot judeomasónico’”. La laicidad y la libertad de cultos han sido siempre el blanco de este tipo de organizaciones. Su objetivo: logar que la educación pública sea católica y que en las escuelas se enseñe a los alumnos los rezos y el catecismo. El alto grado de intolerancia de estos grupos los ha llevado a asegurar que “el error no tiene los mismos derechos que la verdad”. Por lo tanto, los demás grupos religiosos deben ser borrados del medio social. Miran a México como el hogar exclusivo de ellos, y quisieran colocar en él el lema: “México es católico y no admite grupos protestantes ni su propaganda”.

En junio de 2009, el ex líder del PAN, Germán Martínez propuso exportar al resto del país el modelo de política y gobierno de Guanajuato, lo que dio en llamarse la "guanajuatización”. ¿Pretende Benedicto XVI que los demás estados de la República sean en el ámbito religioso semejantes a Guanajuato, para poder recompensarlos con su presencia? ¿Busca acaso que los católicos de los demas estados adopten la intolerancia característica de la derecha guanajuatense?

Aunque los jerarcas católicos lo nieguen, la visita papal tiene tintes electorales. González Ruiz señala que el papa decidió visitar Guanajuato “por ser el más importante bastión del conservadurismo católico en el país. En ninguna otra entidad tiene tanta fuerza el PAN, la Iglesia católica y los grupos de ultraderecha, que utilizarán la visita papal para fortalecerse políticamente e influir en las próximas elecciones”. Afortunadamente el México de hoy está más despierto que nunca, y ni el papa ni los políticos pueden engañarlo.
Twitter:@armayacastro

1 comentario:

  1. recordemomos que de guanajuato es el primer precidente de la republica, del pan, catolico, no laico, fanatico e idolatra.

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