domingo, 24 de febrero de 2013

EL ESTADO LAICO BAJO AMENAZA



Por Armando Maya Castro
 
El proceso de desmantelamiento del Estado laico favorece el retorno del Estado confesional, escenario en el que se incrementarían los casos de intolerancia y discriminación religiosa
Lo dije hace poco más de un año y lo vuelvo a repetir ahora: lo que sucede hoy por hoy con la laicidad del Estado mexicano forma parte de un proceso de desmantelamiento que comenzó en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en cuyo gobierno “se formalizaron las relaciones con la Iglesia católica, y el Estado laico fue perdiendo progresivamente esa condición…”. Habrá quienes piensen que exagero, pero en mi opinión se trata de toda una cruzada en contra del Estado laico. 

El deterioro de la laicidad sigue imparable. Se manifestó en repetidas ocasiones a lo largo del sexenio de Vicente Fox Quesada, lo mismo que en la administración federal presidida por Felipe Calderón Hinojosa, período en que el Estado laico recibió diversas embestidas, siendo la más letal de todas la reforma del artículo 24 constitucional, aprobada por la Cámara de Diputados el 15 de diciembre de 2011, y por el Senado de la República el pasado 28 de marzo.

En el Coloquio Académico “Laicidad y Libertad Religiosa”, celebrado el pasado 20 de febrero, José Luis Soberanes Fernández señaló que la finalidad del Estado laico es la vigencia real de la libertad religiosa. Ahí mismo, el ex ombudsman nacional expuso que la reforma al artículo 24 constitucional garantiza el derecho a la libertad religiosa de los mexicanos, pasando por alto que en dicha modificación “se abandona la comprensión de la libertad religiosa como derecho humano, y se le remplaza por una concepción licenciosa y sesgada, totalmente ajena a los principios del Estado laico”.

Nadie ignora que los jerarcas de la Iglesia católica han venido demandando al Estado mexicano el reconocimiento del derecho fundamental a la educación religiosa en consonancia –arguyen– con los convenios y tratados internacionales que han sido suscritos por nuestro país. Este argumento, apuntalado en una interpretación convenenciera del término “libertad religiosa”, nos lleva a preguntarnos: ¿Establecen los convenios y tratados internacionales la impartición de educación religiosa en las escuelas públicas?

La finalidad de esta demanda clerical es lograr que la educación religiosa se reinstale en las escuelas públicas, situación que le otorgará a la Iglesia católica mayores privilegios y mejores posibilidades de actuación en la vida política y social del país. La reforma del artículo 24 constitucional, aparte de convertir a la religión en un elemento de polarización, multiplicará los casos de discriminación religiosa en los establecimientos de educación pública, mismos que han sido hasta ahora, con algunas complicaciones, espacios de convivencia y respeto de la diversidad.

La sociedad actual tendrá que estar muy atenta para evitar que la reforma en cuestión otorgue privilegios indebidos y aniquile una de las conquistas sociales más importantes y valiosas de los mexicanos: la educación laica, cuyos contenidos, argumentaciones y métodos tienen un sustento científico, muy al margen de las ideas religiosas que,  por respeto a la diversidad, deben quedar fuera de las escuelas.

Sólo la auténtica democracia, basada en el reconocimiento de la igualdad de todo ser humano, de su libertad y autonomía, puede asumir la diversidad de opiniones y creencias, de apertura hacia lo distinto, de respeto y ayuda mutua. Sólo en el marco de un Estado laico puede fortalecerse la educación laica, nuestro régimen de libertades y la cultura de los derechos humanos. Estará de acuerdo conmigo, estimado lector, que por el bien de México y de nuestras libertades, es urgente que frenemos el proceso de deterioro creciente de la laicidad. Cruzarnos de brazos equivale a favorecer el retorno paulatino del Estado confesional y el fin del Estado laico.



@armayacastro








 

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