Por Armando Maya Castro
La
inesperada renuncia de Benedicto XVI al trono papal ha puesto sobre la mesa el
tema de la sede vacante y del próximo cónclave, la reunión que celebra el
colegio cardenalicio para elegir al futuro dirigente de una Iglesia que vive
una de las peores crisis de su historia y cuya realidad fue evidenciada por el
mismo papa cuando dijo: la Iglesia “está en ocasiones desfigurada” por “las
divisiones dentro del cuerpo eclesiástico”.
Cuando
se trata el tema de los cónclaves católicos es obligado hablar de aquel en el que
resultó electo Rodrigo Borgia. Ese cónclave, y algunos otros de aquellos
tiempos, han pasado a la historia como ejemplo de corrupción, simonía y
degradación moral.
El
papa Borgia, como muchos de los papas de aquella época, ascendió a la silla
papal sobornando a muchos de los cardenales que participaron en el cónclave de 1492.
El historiador Mauricio de la Chàtre, además de ofrecernos los nombres de los
purpurados simoniacos, nos dice a cambio de qué lo hicieron: “Dio a los unos
palacios, a los otros castillos, a los otros tierras y dinero; el cardenal
Orsino le vendió su voto por los castillos de Monticelli y de Sariani; Ascanio
Sforza exigió la vicecancillería de la Iglesia; el cardenal Colonna demandó por
su voto la rica abadía de San Benito, así como todos sus dominios y el derecho
de patronato para él y su familia; el cardenal de San Ángel reclamó el obispado
de Porto y la torre que de él dependía, con una bodega llena de vino…” (Mauricio
de la Chatre, Historia de los Papas y los
Reyes, Barcelona 1993, Tomo III, p. 48).
Aparte
de Rodrigo Borgia, muchos otros papas llegaron al solio papal a través de la
simonía, pecado que cometió Simón el mago cuando intentó comprar con dinero el poder
sagrado que los apóstoles habían recibido de parte de Dios. Desde entonces, se denomina
simonía a la compra o venta de “cargos eclesiásticos, sacramentos, reliquias,
promesas de oración, la gracia, la jurisdicción eclesiástica, la excomunión,
etcétera”.
Los
arreglos y manejos simoniacos de una parte del colegio cardenalicio
convirtieron a Borgia en el Papa Alejandro VI, clérigo cuyas acciones inmorales
fueron denunciadas reiteradamente por Girolamo Savonarola, quien acusó al pontífice
de origen español de herejía, corrupción y nepotismo. Pero no sólo el papa
Borgia arribó al poder papal gracias a la simonía. Muchos papas de aquella
época obtuvieron el pontificado “a cambio de dinero o mediante convenios y
ajustes de índole política, social, personal o económica”, afirma Ana Martos
Rubio en su obra Los 7 Borgia: Una
historia de ambición, refinamiento y perversidad.
Desde
el 22 de febrero de 1996, fecha en la que Juan Pablo II publicó la Constitución
Apostólica “Universi Dominici Gregis”, las reglas del cónclave intentan evitar
el surgimiento de este tipo de irregularidades en el desarrollo del cónclave,
señalando que en caso de que se cometiera el delito de simonía todos los
culpables serán excomulgados, pero el voto será válido.
En
los últimos días nos hemos enterado que el papa Benedicto XVI estudia la
posibilidad de implementar cambios en las leyes establecidas por su predecesor.
Pretende publicar un Motu Proprio para precisar algunos puntos de la
constitución apostólica arriba citada, con el único propósito de que los
cardenales puedan adelantar la celebración del cónclave.
Actualmente,
la “Universi Dominici Gregis” instituye en su artículo 37 que desde el momento
en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante los Cardenales electores
presentes deben esperar durante quince días completos a los ausentes. El
documento papal añade que “pasados al máximo veinte días desde el inicio de la
Sede vacante, todos los Cardenales electores presentes están obligados a
proceder a la elección”.
Veremos
qué pasa con este tema, así como con la polémica participación en el cónclave
de varios cardenales acusados de encubrir a clérigos católicos que abusaron
sexualmente de menores de edad. Uno de ellos es el cardenal estadounidense
Roger Mahony, quien ha manifestado en su cuenta de Twitter su intención de
participar en el cónclave: "Vuestras plegarias son necesarias para que
podamos elegir el mejor papa para la Iglesia de hoy y de mañana".
La
participación de este clérigo ha generado un sinnúmero de críticas “que ha
llevado a la revista católica Famiglia Cristiana a preguntar a sus lectores si
consideran oportuna su presencia. Como usted recordará, amable lector, la
diócesis de Los Ángeles, con Mahony al frente, fue condenada a pagar 660
millones de dólares a 508 víctimas demostradas. Por estos abusos, Mahony nada
tiene que hacer en el próximo cónclave.
@armayacastro
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