Por Armando Maya Castro
Integrantes de Foro Cívico México Laico en defensa de sus libertades |
En Yucatán, el diputado
independiente, Félix Várguez Canul, fue categórico al señalar que no debe
aprobarse la reforma del artículo 24 constitucional, pues esto –dijo–
constituiría “un retroceso histórico y no serviría de nada el esfuerzo de
nuestros héroes y antepasados por heredarnos un país con más conocimiento
científico de la realidad y la universalidad del mismo”.
Várguez Canul tiene razón
cuando afirma que la reforma del artículo 24 constitucional traerá consigo la
modificación de los artículos 3° y 130 constitucionales. Lo que anticipa el
diputado yucateco, lo prevé el propio Dictamen de la Cámara de Diputados: “Con
estas premisas es posible entender la necesidad de revisar el artículo 24
constitucional para que de manera explícita se reconozca el derecho a la
libertad religiosa. Asimismo, a la luz de él se requerirá tanto la revisión de
los artículos 3°, 5°, 27 y 130… Sin embargo, por el momento sólo existen
condiciones para concretar la reforma del artículo 24 constitucional…”.
El anterior fragmento del
Dictamen deja en claro que la intencionalidad de la reforma es el
desmantelamiento del Estado laico. Esa intencionalidad, hay que decirlo, no
desaparece con el Dictamen que, en sentido diferente, emitió el Senado de la
República, intentando convencernos de que “el propósito de la reforma del
artículo 24 constitucional de ninguna manera sugiere ni requiere abrir el
camino para futuras reformas a los preceptos que son la base del Estado laico
mexicano” (Cfr. Dictamen de la Cámara de Senadores, p. 9).
Lamentablemente, algunas
personas están plenamente convencidas de que el Dictamen del Senado pone a
salvo los artículos constitucionales que son pilares del Estado laico, llegando
a asegurar que la educación laica y el principio histórico de la separación del
Estado y las iglesias han dejado de estar en riesgo.
Ojalá que las cosas fuesen
así, pero lamentablemente el Estado laico, que es el mayor avance “en la
conquista de la libertad de los pueblos”, sigue estando en peligro. Por ello,
la Asociación Civil Foro Cívico México Laico ha pedido a los Congresos
estatales requerir “a las Cámaras federales conciliar primero sus dictámenes”,
teniendo presente que “lo que está de por medio con esta reforma constitucional
son los derechos fundamentales y el Estado laico”.
El propio análisis de la
minuta de reforma del artículo 24 constitucional nos permite conocer qué
Dictamen prevalecerá al final. Independientemente de que el Dictamen de la
Cámara de Senadores diga que no será modificado el artículo 3° constitucional, la
reforma de este artículo tendrá que realizarse por la razón que refiere Foro
Cívico México Laico, en el documento titulado: “La reforma del artículo 24
constitucional, razones para rechazarla”: “En efecto, la fracción I del
artículo 3º constitucional dispone: “I. Garantizada por el artículo 24 la
libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá
por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”. Pero toda vez que con la
reforma del artículo 24 desaparecerá la «libertad de creencias», y en su lugar
se consagrará la «libertad de religión», por congruencia de texto se tendrá que
reformar también el artículo 3º. De no hacerlo, en el artículo 3° se haría
referencia a una libertad que ya no estaría contemplada por el artículo 24: la «libertad
de creencias», lo que generará una incoherencia constitucional”.
Estos argumentos son del
conocimiento de todas las legislaturas estatales, pues en todas ellas los
integrantes de Foro Cívico México Laico han realizado un acercamiento con los
diputados locales, haciéndoles ver que la reforma del artículo 24 afecta
seriamente nuestras libertades fundamentales y, en consecuencia, la paz social
y la convivencia entre los mexicanos. Afortunadamente, los congresos de
Morelos, Baja California, Michoacán, Zacatecas y Oaxaca analizaron responsable
y patrióticamente los argumentos planteados y, con base en ello, rechazaron la
citada modificación, preservando así el legado de Benito Juárez y los hombres
de la Reforma.
Concluido el proceso
electoral, los mexicanos tenemos el deber de unir esfuerzos y exigir a las
legislaturas estatales sacar de la congeladora la reforma del artículo 24
constitucional y votar en contra de ella. Ojalá que este llamado haga eco en
los representantes de los medios de comunicación, en los académicos y
estudiantes, en las organizaciones civiles y público en general. Tenemos
confianza de que la voz unida del pueblo de México logrará que los legisladores
de los estados estén a la altura de las circunstancias y hagan su trabajo
procurando preservar inalterable el Estado laico y las libertades que de él
emanan.
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