Por Armando Maya Castro
Los legisladores de Zacatecas le cumplieron a la ciudadanía |
Preocupa que el clero católico
zacatecano, pasando por alto el principio histórico de la separación del Estado
y las Iglesias, esté pidiendo al Congreso de esa entidad, explique por qué razón
rechazó la reforma del artículo 24 constitucional. Estará de acuerdo conmigo,
estimado lector, que se trata de una nueva intromisión de la Iglesia católica
en asuntos que son competencia exclusiva del Estado.
Los diputados de la LX Legislatura
del estado de Zacatecas, así como los legisladores de los demás congresos estatales,
se deben a sus electores, y es a ellos a quienes deben rendir cuentas de sus
acciones. No es a los clérigos católicos, ni a los pastores de las demás iglesias
a quienes deben dar cuenta de su labor legislativa. El problema es que muchos
clérigos, pasando por encima del libre albedrío de sus fieles, se arrogan indebidamente
la representación de éstos.
El proceder ilegal y autoritario
del obispado de Zacatecas –que tuvo como comparsa a la Alianza de Pastores en
Zacatecas y a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en esa
ciudad– deja en claro que la jerarquía católica echará mano de todo tipo de
presiones, chantajes y ardides para lograr que los demás congresos aprueben la
reforma del artículo 24, modificación que abre la puerta para reformar el
artículo que impide que el clero católico recupere el monopolio de la educación:
el tercero constitucional.
El obispado de Zacatecas y
las iglesias que signaron el documento que se leyó el 27 de mayo pasado en la
sede episcopal zacatecana, deben de recordar que México es un Estado laico
desde hace más de 150 años. Esta laicidad la disfrutamos gracias a las Leyes de
Reforma, promulgadas en la ciudad de Veracruz en 1859 y 1860. Todo esto sucedió
en el marco de “una revolución que puede ser considerada la más sangrienta que
haya jamás presenciado México”. Este conjunto de leyes –que despojaron al clero
de sus fueros y privilegios– fueron promulgadas para proteger al Estado de la
intromisión del clero católico en materias de orden temporal y político.
Gran labor la de Ma. de la Luz Domínguez y sus compañeros diputados |
Roberto Blanco Moheno, en su
obra "Juárez ante Dios y ante los hombres", nos dice qué son en
realidad las Leyes de Reforma: “Son la materialización de la palabra de Jesús «Dad
a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César»". Sobre esta
memorable frase, James E. Giles explica que ésta ha sido “la base para la
separación entre la Iglesia y el estado durante todo el curso de la historia.
Afirma la validez del gobierno civil y las esferas de responsabilidad que
encierra. A la vez declara que hay esferas que no son competencia del gobierno
civil…”.
¿Pero qué utilidad tiene
para la vida de México la separación del Estado y las iglesias? Roberto
Blancarte nos lo explica así: “La separación quiere decir, en términos simples,
que cada quien se encarga de sus asuntos: ni el Estado se inmiscuye en los
asuntos internos de las iglesias, ni las iglesias se meten en asuntos del
Estado”. Esta separación es sana para la vida de un país diverso como México, y
permite que las iglesias se ocupen de lo suyo, dejando lo público en manos del Estado.
El trato que recibieron los
diputados del Congreso de Zacatecas es muy distinto al que recibieron, por
ejemplo, los legisladores de la LXV Legislatura del estado de Durango. A estos
diputados, el arzobispado duranguense –después de celebrar, agradecer y
felicitar su labor– los calificó como “garantes y vigías en la tutela de los
derechos primordiales que salvaguardan la dignidad del ser humano”. A los legisladores
zacatecanos se les exhibió, dando a conocer los nombres de todos ellos y el
sentido de su voto, como si algo malo hubieran hecho.
Un hecho grave, y que atenta
contra el Estado laico, es que tras la citada felicitación, el arzobispado
duranguense haya enviado el siguiente mensaje a los demás congresos estatales:
“Elevamos nuestra plegaria al Supremo Legislador, para que en el marco de este
ejercicio cívico en los demás Congresos Locales de nuestro País, prevalezca en
cada uno de sus miembros, un corazón abierto y generoso para sustentar las
innegociables convicciones”.
México espera que, a
la semejanza de los congresos de Morelos, Baja California, Michoacán y
Zacatecas, las demás legislaturas privilegien por encima de intereses
particulares y de grupo los principios y
valores del Estado laico, satisfaciendo únicamente las demandas de la
ciudadanía que representan.
Twitter: @ArmayaCastro
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