martes, 23 de julio de 2013

EL BULLYING Y EL ARTÍCULO 24 CONSTITUCIONAL

Por Armando Maya Castro
Las protestas de miles de niños mexicanos, amantes de la paz social y de la convivencia armónica en las escuelas públicas, fueron ignoradas por el Poder Legislativo, quien prefirió aprobar la reforma del artículo 24 constitucional, satisfaciendo así las demandas de la Iglesia católica, interesada en suprimir el carácter laico del Estado y de la educación pública
El pasado mes de mayo, un estudio realizado por Plan Internacional reveló que actualmente el acoso escolar afecta al 70% de estudiantes de Latinoamérica, región que la citada organización calificó como la más violenta del mundo.

En el caso concreto de México, las cifras son también alarmantes. A través de uno de sus comunicados, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer el año pasado que cuatro de cada 10 alumnos sufren bullying. Los números de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) son similares: el 40 por ciento de los 18 millones 781 mil 875 alumnos de primaria y secundaria son víctimas de bullying. Estas cifras, hay que reconocerlo, son dolorosas y muestran la terrible realidad que tiene presencia en un sinnúmero de escuelas.

Por ello, me parece una magnífica noticia la capacitación que un especialista de Bosnia otorgará a 300 maestros jaliscienses “en temas de la cultura de la Paz para mitigar el impacto de la violencia entre iguales o bullying, informó la Comisión Nacional para la Cultura de la Paz y no Violencia. El objetivo de esta capacitación es contar con líderes sociales que empiecen a hablar y capacitar en el tema de la educación para la paz.

El presidente nacional de la Comnapaz, Hiram Valdez, destacó la capacidad del especialista bosnio, afirmando que la experiencia de éste en el conflicto de Bosnia-Herzegovina fue aplicada en las escuelas, lo que contribuyó de manera importante a la consecución de la paz.

Este tipo de acciones contra el acoso escolar son bienvenidas en un país que, de acuerdo con la OCDE, ocupa el primer lugar en casos de bullying entre estudiantes de secundaria. Dignos de reconocimiento son, asimismo, los cursos especiales que está impartiendo la CNDH, a fin de que se conozca, entienda, prevenga y combata el acoso escolar.

Ahora que la Secretaría de Gobernación ha publicado la reforma del artículo 24 constitucional, las minorías religiosas establecidas a lo largo y ancho de nuestro país han expresado su preocupación de que la modificación en cuestión incremente el bullying por motivos religiosos en las escuelas públicas.

Este tipo de acoso escolar no es nuevo. Tiene presencia en las escuelas desde hace mucho tiempo, ejerciéndose en contra de los niños y adolescentes que llegan a exteriorizar sus creencias en el entorno escolar. En Puebla, la Federación Nacional de Padres de Familia señaló que tanto en las escuelas públicas como en las privadas se han presentado casos de hostigamiento en agravio de los menores de edad que no profesan el catolicismo. Esto a pesar de que la discriminación religiosa está prohibida por la Constitución General de la República, la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

En el año 2011, el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, dio a conocer que en algunas escuelas jaliscienses se han presentado casos de bullying ejercido por algunos maestros que han reprobado y exhibido a los menores de edad que se han negado a participar en la celebración del Día de Muertos, festividad católica que se ha instalado en las escuelas públicas bajo la fachada de tradición mexicana. En esta misma entidad, la Secretaría de Educación realizó una encuesta que, en lo relativo a discriminación religiosa, arrojó el siguiente resultado: el 51% de los alumnos de entre 15 y 19 años rechazan a compañeros con una religión distinta a la que profesan.


Tenga usted la seguridad que este tipo de discriminación se multiplicará en las aulas si permitimos que la Iglesia católica –apoyada en la nueva redacción del artículo 24 constitucional– implante la educación religiosa en las escuelas públicas. Permitir que prospere el proyecto educativo de esta institución es permitir que los docentes al servicio del Estado realicen el trabajo evangelizador que le corresponde hacer a los clérigos de la Iglesia católica; es permitir, asimismo, que la religión se convierta en un factor de división entre los alumnos que profesan distintas religiones, lo que con el tiempo se traducirá en un elemento de polarización social que dañará gravemente nuestra convivencia. 


Esta columna fue publicada en El Mexicano de Tijuana, el 23 de julio de 2013

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