Por Armando Maya Castro
Connecticut es uno de los muchos estados de la Unión Americana que no exige permisos para poseer armas |
El
gobierno de Barack Obama hará todo lo posible para contener la difusión de las
armas de fuego en Estados Unidos. El presidente “está empeñado en buscar una
renovación de la prohibición de venta de armas de asalto, informo Jay Carney,
vocero de la Casa Blanca. Estas declaraciones fueron hechas luego del tiroteo
perpetrado por Adam Lanza que dejó 27 muertos en la escuela primaria Sandy Hook,
en Newton, Connecticut.
Este
lamentable suceso volvió a poner en la mesa el debate sobre la conveniencia de
restringir la venta de armas de fuego en Estados Unidos. Tengamos presente que este
país es el primer productor de armas en el mundo, donde la compra de un arma es
de lo más sencillo. En Estados Unidos hay 88.8 armas de fuego por cada 100
habitantes, el promedio más alto en el mundo. Otro dato: 38 de los 50 estados
de la Unión Americana permiten llevarlas para seguridad de quienes las compran.
Las
autoridades norteamericanas deben actuar a la brevedad posible; no pueden darse
el lujo de esperar a que ocurra otra tragedia que enlute a más familias y a la
sociedad estadounidense. El presidente Obama tiene voluntad de actuar en ese
sentido, así lo manifestó durante su reciente campaña, en la que se mostró a
favor de tener un mayor control en la venta de armas.
La
regulación estricta en la compra-venta de armas es una demanda de los
ciudadanos de la Unión Americana, pero también de las autoridades mexicanas.
Durante su participación en la 66 Asamblea General de las Naciones Unidas en
Nueva York, el ex presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, exigió la
aplicación de mecanismos de control hacia los países productores y vendedores
de armas de alto poder: “Naciones Unidas tiene chamba, tiene trabajo que hacer
aquí. Naciones Unidas debe continuar impulsando el Tratado Internacional sobre
el Comercio de Armas y evitar su desvío hacia actividades prohibidas por el
derecho internacional”.
Pero
no todo tiene que ver con el control en la venta de armas. Las decenas de
masacres que han tenido lugar en escuelas de Estados Unidos están asociadas con
la pérdida lamentable de valores que se vive en el seno de muchas familias
norteamericanas, así como a la poca o nula atención que los padres de familia le
han brindado a los problemas sicológicos de sus hijos, quienes terminan
descargando en otros sus odios y/o frustraciones, con consecuencias y desenlaces
dolorosos, como el que se vivió ayer en el estado de Connecticut.
Otra
cuestión a la que se le debe brindar atención es a la vigilancia en las
escuelas, algunas de las cuales han dejado de ser lugares seguros para los
niños y se han convertido en lugares que han empezado a ser percibidos por la
ciudadanía como espacios extremadamente peligrosos. Pese a esta percepción y a
los problemas de imagen, se requiere la instalación de detectores de metal y de
cámaras de vigilancia de alta definición, como se ha hecho en por lo menos 14
escuelas de Chicago con graves problemas de violencia.
La
sociedad actual –tanto la estadounidense como la mexicana– se halla inmersa en
un proceso de progresiva pérdida de valores. Esto puede remediarse únicamente
en el hogar, elevando la autoestima de nuestros hijos y realizando con todos
ellos un trabajo de instrucción responsable. Me refiero, evidentemente, al
fomento de valores tales como el respeto, la honestidad, la no violencia, la
solidaridad, etcétera. Si no queremos que en México se registren hechos
lamentables como el de Connecticut, tenemos que trabajar en serio en la
formación de valores que nos ayuden a erradicar la violencia en cualquiera de
sus manifestaciones.
@armayacastro
Esta columna fue publicada el día 15 de diciembre de 2012 en el diario El Mexicano
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