POR ARMANDO MAYA CASTRO
Congreso del Estado de Michoacán / Foto: Vanguardia/Especial |
El pasado martes 8 de mayo,
el Congreso del estado de Baja California rechazó la reforma del artículo 24 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esta información fue
ampliamente difundida por las redes sociales, pero también a través de diversos
medios de comunicación de esa entidad. Gracias a ello, los mexicanos nos
enteramos que el rechazo a la citada modificación legislativa se llevó a cabo de
manera unánime, sin que existiera ningún voto a favor de la misma.
El 27 de abril, el Poder
Legislativo del estado de Morelos votó también en contra de la reforma del
artículo 24 constitucional, convirtiéndose en un ejemplo para el resto de las
legislaturas estatales. Por alguna extraña razón, algunos actores políticos han
preferido no dar a conocer lo que estos congresos han hecho en relación con la citada
reforma. Me refiero al caso específico de Héctor Larios Córdoba, ex coordinador
del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados
del Congreso de la Unión, quien el pasado 9 de mayo faltó a la verdad al
sostener ante 23 de los 35 diputados de Campeche que la reforma del artículo 24
constitucional sólo ha llegado al pleno en el Congreso del Estado de México, y
que ésta se aprobó con apenas uno o dos votos en contra.
Larios Córdoba, quien es
candidato plurinominal panista al Senado de la República por el estado de
Sonora, mintió también al decirle al citado grupo de legisladores que la
reforma del artículo 24 constitucional es acorde a cinco tratados
internacionales, entre ellos la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Lástima que ninguno de los legisladores campechanos le haya preguntado al
político sonorense en qué tratado internacional se encuentra la expresión
“libertad de convicciones éticas” que se inserta en el texto aprobado “fast
track” el 15 de diciembre de 2011 por la Cámara de Diputados, y por el Senado
de la República el pasado 28 de marzo.
Lo importante de todo esto es
que, al margen de la estrategia de políticos como Larios Córdoba, los congresos
estatales están cumpliendo patrióticamente su deber de legislar en pro del
Estado laico, sin privilegiar ninguna confesión, opinión o forma de ver el
mundo. El día de ayer, mientras escribía la presente columna, un importante medio
de comunicación del estado de Michoacán daba a conocer en su página web que el
Congreso de esa entidad había rechazado la reforma del artículo 24
constitucional, acción que tuvo el reconocimiento inmediato de los integrantes
de Foro Cívico México Laico, quienes permanecieron afuera del recinto
legislativo desde el inicio de la sesión y hasta el término de ella. Al recibir
esta buena noticia, los manifestantes unieron sus voces para entonar el himno
nacional, reconociendo al término del mismo la decisión del pleno de la LXXII
Legislatura estatal.
El Congreso michoacano
consideró que “la laicidad de la educación impartida por el Estado es un
principio jurídico, histórico y político que la nación mexicana ha adoptado
como uno de los pilares del sistema constitucional". Convencidos de esto,
los legisladores asentaron en su dictamen: “Ni la reforma que aquí se propone
al artículo 24, ni ningún instrumento internacional, ni ninguna otra norma
interna o externa podrán alterar, modificar, matizar o condicionar la laicidad
de la educación que imparte el estado, que de manera invariable deberá mantenerse
ajena a cualquier doctrina religiosa”.
Los mexicanos estamos seguros
de que, a la semejanza de los congresos de Morelos, Baja California y
Michoacán, muchas otras legislaturas estatales rechazarán también la reforma
del artículo 24 constitucional. Y lo harán porque se han dado cuenta que dicha
reforma pone en manos del Estado el monopolio, ya no sólo de lo jurídico, sino
también de lo ético, abriendo el camino para futuras modificaciones, en perjuicio
del Estado laico y de las minorías religiosas del país. Lo que falta por hacer
es mucho, pero lo logrado en estos tres congresos nos da la certeza de que en
México existen legisladores interesados en la defensa del Estado laico y de los
derechos y libertades que de él emanan. Esto nos motiva para seguir rechazando
con firmeza la reforma del artículo 24 constitucional.
Twitter:
@ArmayaCastro
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ResponderEliminares un gusto inmenso saber que la lucha por defender al Estado Laico Mexicano, sigue dando frutos, y que todavía hay hombres honestos y fieles a su país que no se venden y no venden a México por unos billetes, y que ven las generaciones venideras que se benefician de sus decisiones.
ResponderEliminarPor un Estado Laico seguimos luchando!