Por Armando Maya Castro
Bernardo
Barranco, sociólogo de las religiones y articulista del diario La Jornada, se
refiere en su más reciente artículo al "ambiente enrarecido" que
existe en el Vaticano, donde –asegura– “las tensiones se han vuelto a crispar”,
como lo demuestra la “insurrección de sectores tradicionalistas que ya no
toleran los contenidos ni las insinuaciones del papa Francisco, así como su
forma de gobernar, respaldada en una enorme popularidad”.
¿A
qué y a quiénes se refiere el experto en religiones cuando escribe sobre lo
anterior y asegura que la insubordinación conservadora ha iniciado una campaña
contra Francisco, a través de medios de comunicación, sitios web, redes
sociales, edición de libros y declaraciones periodísticas que reprueban la
actitud reformista del Papa argentino? (La
Jornada, miércoles 8 de octubre de 2014).
Se
refiere, sin lugar a dudas, a los cinco cardenales que escribieron el libro
“Permanecer en la verdad de Cristo: Matrimonio y comunión en la Iglesia
Católica”, en el que hacen un llamado a no flexibilizar las reglas por las que
se excluye del sacramento de la comunión a los divorciados que se vuelven a
casar. Entre los autores de la citada obra –a la venta desde el 1 de octubre en
Italia y Estados Unidos– destaca Gerhard Müller, prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, un dicasterio que estuvo a cargo del conservador
Joseph Ratzinger de 1993 al día que fue elegido como pontífice romano, el 19 de
abril de 2005.
Barranco
se refiere también al intelectual y periodista católico Antonio Socci, autor
del libro titulado Non è Francesco: la Chiesa nella grande tempesta (No es
Francisco: la Iglesia en la gran tempestad), en el que cuestiona la legitimidad
de la elección al papado de Jorge Mario Bergoglio, acaecida el 13 de marzo de
2013, así como la histórica renuncia de Benedicto XVI, el 11 de febrero de ese año. Socci, quien pertenece al movimiento laico Comunione
e Liberazione, argumenta que “en el cónclave no se respetaron las reglas de la
constitución apostólica Universi Dominici Gregis”, además de poner en duda “la
legitimidad jurídica del pontificado de Francisco, concluyendo que Benedicto
XVI declara renunciar al ministerium, no al papado. Por tanto, Benedicto XVI
sigue siendo el legítimo romano pontífice, aunque sin el ejercicio activo del
ministerio petrino” (Ibíd).
Se
refiere, en definitiva, a los sectores conservadores que le han mostrado los
dientes al papa argentino, llamándole de izquierda y presionándole para que el
Vaticano no haga cambios en su tradicional postura sobre temas espinosos. El
papa ha respondido a este tipo de presiones llamando a los disidentes a “no ser
indiferentes a la suerte de muchos de nuestros hermanos, sino abiertos y
solidarios hacia ellos”, y a “rechazar siempre las posiciones parciales,
unilaterales, que nos encierran en nosotros mismos”.
En
este clima de alta tensión por las divisiones entre tradicionalistas y
conservadores de un lado, y aperturistas y progresistas del otro, se desarrolla
en la sede papal la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de obispos
sobre la Familia, en la que participan 253 personas, entre obispos, presidentes
de Conferencias Episcopales del mundo entero, jefes de iglesias católicas
orientales o miembros de la Curia Romana.
Al
referirse a las divisiones existentes en la Iglesia católica, el cardenal
canadiense Marc Ouellet señaló que obispos “divididos según partidos no es algo
propio de la Iglesia y por eso debe ser evitado durante el próximo sínodo”.
Este purpurado manifestó su preocupación de que “los ecos mediáticos de estas
últimas semanas de preparación al Sínodo podrían dejar creer que los obispos y
cardenales están también ellos divididos en partidos y que el Papa se
identifica con uno de ellos, pero esta lógica de debate, propia del campo
político, es extraña al modo de pensar de Cristo y de la Iglesia y como
consecuencia debe ser evitada si se quiere responder adecuadamente a los
objetivos de la asamblea sinodal” (Vatican
Insider – La Stampa, 2 de octubre de 2014).
Por
lo pronto, y de acuerdo con las posturas externadas hasta el momento en el
sínodo, “no se ve ninguna posibilidad de que sean aprobadas las familias
formadas entre personas del mismo sexo”, refiere una nota publicada ayer en
proceso.com.mx. En este sentido, se señala en la citada publicación, la Iglesia
católica mantiene su postura tradicional.
Twitter: @armayacastro
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