Por Armando Maya Castro
Mucho se ha hablado, y mucha
tinta ha corrido sobre celibato y pederastia clerical en los últimos días.
Desde antes de que el papa Francisco hablara sobre ambos temas en el vuelo que
le trasladó de Jerusalén a Roma, la pederastia y el celibato dieron mucho de
qué hablar.
El tema del celibato estuvo en
boca de diversos analistas y articulistas desde que un grupo de mujeres
italianas, amantes secretas de sacerdotes católicos, dirigieron una carta al
papa Francisco, pidiéndole poner fin al celibato obligatorio impuesto por la
Iglesia católica desde el siglo XII.
Posteriormente vinieron las
declaraciones del papa sobre el tema: "La Iglesia católica tiene curas
casados. Católicos griegos, católicos coptos, hay en el rito oriental. Porque
no se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho
y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de fe, siempre está la
puerta abierta", señaló el argentino Jorge Mario Bergoglio.
En septiembre de 2013, Pietro
Parolin, secretario de Estado del Vaticano, hizo declaraciones similares al
diario El Universal de Venezuela. Las palabras del ex nuncio venezolano fueron
interpretadas de diversas maneras en los medios de comunicación, algunos de los
cuales anunciaron que el papa estaría considerando la caída del celibato
sacerdotal como condición para la ordenación sacerdotal.
Tanto Parolin como el papa
dijeron una gran verdad: el celibato sacerdotal no es un dogma de fe. Añado:
tampoco se basa en prácticas empleadas entre los ministros de la Iglesia primitiva,
la mayoría de los cuales fueron casados y con hijos, como lo demuestran
diversos textos bíblicos. El celibato es una regla eclesiástica que se remonta
al Concilio II de Letrán en 1139, y su establecimiento tuvo el propósito de
preservar intacto el patrimonio de la Iglesia católica.
Hablemos ahora sobre pederastia
clerical, un tema sobre el que se habló y escribió mucho a partir del pasado 23
de mayo, día en que el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura (CAT por sus
siglas en inglés) recomendara al Vaticano compensar a las víctimas de
pederastia y adoptar "todas las medidas necesarias para garantizar su
recuperación física y psicológica, así como su reintegración social".
En rueda de prensa, la relatora
del caso, Felice Gaer, responsabilizó al Vaticano de haber violado la
Convención contra la Tortura, adoptada y abierta a la firma, ratificación y
adhesión por la Asamblea General en su resolución 39/46, de 10 de diciembre de
1984. Dijo que la sede papal pudo haber impedido abusos sexuales y no lo hizo:
"Nosotros no decimos que el Vaticano es responsable de todas y cada una de
las violaciones cometidas por cualquier cura. Pero sí decimos que la Santa Sede
ha violado la Convención en los casos en que fue informada de abusos e ignoró
las acusaciones, y eso, que nosotros sepamos, ha pasado al menos unas 50
veces".
En México, los actos de
pederastia clerical no terminaron con la muerte del cura Marcial Maciel
Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo. En días pasados se habló y se
escribió mucho sobre otro depredador sexual. Me refiero al sacerdote pederasta
Eduardo Córdova Bautista, a quien el Vaticano acaba de dar de baja y suspender
de sus licencias ministeriales por estar probado que abusó sexualmente de un
menor, aunque los abusos que se le imputan se cuentan por decenas. Tan sólo en
su estancia en la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación, el pederasta
en cuestión "abusó de 17 menores del grupo juvenil de acción católica de
la colonia El Paseo, delitos que fueron denunciados ante la arquidiócesis de
San Luis Potosí desde abril de 2004", se afirma en una nota de La Jornada,
firmada por la periodista Sanjuana Martínez.
El asunto va para largo; no
termina con la sanción que el Vaticano impuso a Córdova Bautista, ya que los
abogados de las víctimas han señalado ante los medios de comunicación que
"denunciarán ante las autoridades civiles a la arquidiócesis de San Luis
Potosí y al Vaticano por complicidad y encubrimiento". Asimismo,
presentarán ante la ONU el caso del clérigo potosino, acusado de abuso sexual
en agravio de más de 100 niños.
El asunto es de tal gravedad, que
la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), del gobierno federal,
externó el pasado 27 de mayo "su preocupación por las recientes denuncias
de abuso sexual y pederastia que se presentaron en el estado de San Luis
Potosí, y ofreció a las víctimas el acompañamiento legal y la asesoría jurídica
necesaria". La sociedad espera que todas y cada una de estas acciones
terminen con el manto de impunidad que ha cubierto estos lamentables casos.
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