En
México se pondera a los hombres y mujeres que han realizado hazañas notables en
pro de la patria, pero no se hace justicia a los hombres y mujeres que
contribuyeron a la realización de esos proyectos de libertad. En las grandes
celebraciones nacionales, pocos, muy pocos recuerdan a la gente próxima a los
protagonistas de los actos heroicos que le han dado lustre y grandeza a nuestra
nación.
Sin
estos héroes anónimos, que por amor a México derramaron su sangre en los campos
de batalla, no se entenderían las conquistas que se atribuyen en exclusiva a
los personajes que tienen un lugar bien ganado en la memoria de los mexicanos.
Nadie
desconoce la grandeza y los méritos de Hidalgo, el Padre de la Patria, ni de
Morelos, el Siervo de la Nación, hombres que a comienzos del siglo XIX fueron
acusados por el gobierno virreinal de alta traición, aparte de ser perseguidos por su propia Iglesia, la
católica, quien los consideró herejes y traidores de lesa majestad.
Pero
el mérito no fue exclusivo de los anteriores próceres, ni de otras figuras como
Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Aldama, Ignacio Allende, López Rayón,
Vicente Guerrero y muchos más, cuya aporte a la independencia está fuera de
cualquier duda. El mérito es también de aquellos cuyos nombres no figuran en
los libros de historia ni en la memoria de la mayoría de los mexicanos, pero
que pusieron su granito de arena en la lucha que inició el 16 de septiembre de
1810.
En
el México de hoy, el problema sigue siendo el mismo. Los hombres y mujeres que
con su dedicación diaria y con su trabajo honrado contribuyen a la grandeza de
nuestro país, permanecen en el anonimato, siendo desconocidos por el resto de
los mexicanos.
Durante
las campañas electorales, como las que han comenzado a realizarse en algunos
estados de la República, la televisión y la radio nos bombardea, día con día,
de spots bien pagados en horario triple A, donde los funcionarios públicos, que
fueron elegidos para gobernar y administrar honestamente el erario, nos hablan
de las “hazañas” y “proezas” realizadas en sus respectivas administraciones.
Pero
nadie dice nada de la gente que aporta los recursos con que se edificaron
escuelas, hospitales y carreteras, así como las demás obras de beneficio
social. Es lamentable que esos recursos económicos, aportados por los
ciudadanos, que cumplen con el pago puntual de sus impuestos, sean utilizados
como trampolín en las aspiraciones personales de muchos políticos mexicanos.
Los mensajes de éstos pretenden generar en sus gobernados un sentimiento de
gratitud que los induzca a votar por los candidatos del partido político al que
pertenecen.
¿No
es justo que se reconozca la contribución de los mexicanos y mexicanas que día
con día aportan lo mejor de sí mismos por amor a México? Por supuesto que sí; y
no me refiero sólo a quienes tradicionalmente han cumplido con sus
contribuciones fiscales, esperando que cada peso aportado sea administrado con
transparencia y honestidad, sino a aquellos que, disponiendo de su propio
peculio, lo imparten generosamente en obras de beneficio social, ayudando a
disminuir las carencias de miles de necesitados.
Al
respecto, me permito mencionar la desinteresada labor altruista que a lo largo
del año realizan los grupos comprometidos con el bienestar de las clases
marginadas. Hablo, evidentemente, de aquellas instituciones que, sin afanes
propagandísticos ni fines de lucro, actúan generosamente, brindando amor y
asistencia social a quienes más lo necesitan.
Al
hablar sobre este tema, es imperioso destacar la extraordinaria labor de las
fundaciones “Maestro Samuel Joaquín Flores, A. C., y “Eva García de Joaquín, A.
C.”, que bajo el auspicio e impulso del Doctor Samuel Joaquín Flores, Director
Internacional de la Iglesia La Luz del Mundo, realizan una extraordinaria labor
social en beneficio de los que menos tienen.
Durante
décadas, estas instituciones, sin asignación ni presupuesto gubernamental, se
han dedicado a brindar apoyo en materia de asistencia social y de educación a
los grupos sociales con más necesidad. ¿Quién reconoce la labor social que de
manera continua realizan estas fundaciones? Nadie dice nada de la labor
altruista de instituciones como estas, que se dedican a aliviar males y a darle
a México ciudadanos cuyo nivel académico ha de contribuir al engrandecimiento
de nuestro querido México.