Por Armando Maya Castro
La alegría
fue el sello de la celebración del inicio del año nuevo espiritual en la
Iglesia La Luz del Mundo, quien reunió ayer por la mañana –en un mismo horario
y en un mismo sentir– a las iglesias esparcidas en México y el mundo. El
objetivo: unir las oraciones de los miles de fieles de la Iglesia universal a
la anhelada súplica del apóstol Samuel Joaquín Flores en favor de sus invitados
a la Santa Convocación, la fiesta más grande de toda la tierra, la más
esperada, la más solemne.
La reunión
más concurrida de los miles de cultos que se celebraron la mañana del primero
de agosto en distintos puntos del planeta, tuvo lugar en el templo sede internacional
de la Iglesia La Luz del Mundo, ubicado en la colonia Hermosa Provincia de la
ciudad de Guadalajara, Jalisco. Este encuentro se celebró en un clima fraterno
de fiesta espiritual, y sirvió para la meditación, reflexión y análisis de los
más de 35 mil fieles congregados en la monumental casa de oración a partir de
las nueve de la mañana.
El pastor
evangelista Uzziel Joaquín García, uno de los representantes del Apóstol de
Jesucristo durante la celebración del inicio del año nuevo espiritual, explicó
que la oración del Apóstol de Jesucristo se elevaría no sólo en favor de los
hermanos que a partir de ayer comenzaron su peregrinar hacia la ciudad de
Guadalajara, sino también en favor de las autoridades e instituciones de los
países por donde habrán de transitar los invitados a la Santa Cena. El
propósito, explicó, es que las autoridades otorguen las facilidades, permisos y
garantías necesarias para que los fieles puedan viajar sin obstáculos ni
contratiempos a La Perla de Occidente.
Antes de la
presentación de los emisarios del Enviado de Dios, el pastor evangelista José
Moreno Carbajal había destacado la importancia y el poder de la oración
apostólica, dando testimonio de la forma en que esa súplica ha derribado
obstáculos cuando él y otros ministros de la Iglesia han sido enviados a celebrar
la Santa Cena en otras naciones de la tierra. Asimismo, invitó a los miembros
de la Zona Metropolitana de Guadalajara a practicar la hospitalidad en favor de
las familias que han sido invitadas a participar de la Santa Convocación, una
celebración que brinda a la feligresía la oportunidad de consolidar sus valores
y de fortalecer los lazos fraternos que hermanan a los miembros de esta
comunidad.
Consciente
de que la Santa Convocación –como todo acto importante y multitudinario– no
está exenta de riesgos e impedimentos, el Enviado de Dios no se ha limitado a
invocar la ayuda del Altísimo en beneficio de los peregrinos que tienen puesta
su mirada en Hermosa Provincia, sino que también ha demandado a los fieles de
la Iglesia de Guadalajara velar en oración y ruego las 24 horas del día en
favor de sus invitados, para que Dios rompa las ataduras, abra las fronteras y
despeje los caminos para el libre transitar de su pueblo a la Santa Convocación.
En respuesta
a la demanda apostólica, todas las iglesias de la Zona Metropolitana de
Guadalajara, organizadas en grupos por sus respectivos ministros, han comenzado
una jornada de oración que habrá de culminar el día que los invitados a la Mesa
del Señor hayan llegado sanos y salvos a la Hermosa Provincia, el gozo de toda
la tierra, un lugar de bendición y que es considerado capital mundial de la
fraternidad.
Esta
actividad espiritual la realizarán con
responsabilidad cristiana, sin desatender las diversas actividades materiales
que realizan para ultimar los preparativos para la recepción fraterna a los
cientos de miles de delegados que en unos cuantos días abarrotarán las calles
de varias colonias situadas al oriente de la ciudad de Guadalajara.
Esta jornada
ininterrumpida de oración, pero sobre todo la respuesta de Dios a la oración
apostólica, cumplirán el deseo que el Apóstol de Jesucristo expresó en su carta
de invitación a los fieles esparcidos en los cinco continentes: “Confiando en
ver vuestros rostros y sentir la recepción de este evangelio en vuestros
corazones, os digo: ¡Hasta Guadalajara!”
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