Por Armando Maya Castro
Los
escándalos financieros y de pederastia clerical han sido la causa del declive
católico en Brasil y en los demás países latinoamericanos
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Brasil
es el primer país que visita Jorge Mario Bergoglio en su condición de líder
máximo del catolicismo. Está considerado, hasta este día, como el país con más
católicos en el mundo, aunque debe señalarse que en las últimas tres décadas ha
experimentado un notable descenso en el número de fieles.
El
primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia católica llegó el
pasado 22 de julio a Brasil, en donde encabeza los trabajos de la XXVIII Jornada
Mundial de la Juventud. Este evento, como se sabe, convoca a los jóvenes
católicos de todo el mundo, con el objeto de proseguir con el interés principal
del extinto Juan Pablo II: la nueva evangelización.
Para
Silas Lima Malafaia, uno de los líderes evangélicos más populares del Brasil,
la visita del papa a esa nación sudamericana intenta “frenar el crecimiento
neopentecostal”, que “en 2020 superará a la colectividad católica”. Malafaia,
que se desempeña como pastor de la Iglesia Victoria en Cristo, se expresó así
de la visita papal: “Con toda seguridad digo que el viaje del papa Francisco
tiene que ver directamente con el crecimiento de las iglesias evangélicas brasileñas,
no tenga ninguna duda”.
Para
los grupos evangélicos de Brasil debe ser altamente preocupante el motivo de la
visita de Jorge Mario Bergoglio a ese país. Deben ser preocupantes, asimismo,
las alusiones del argentino al fenómeno de lo que él solía llamar sectas cuando
fue arzobispo de Buenos Aires. Recordemos que en una de esas alusiones el entonces
cardenal Bergoglio señaló que, a pesar de la vigencia de la piedad popular, “en
las últimas décadas notamos una cierta desidentificación con la tradición
católica, la falta de su transmisión a las nuevas generaciones y el éxodo hacia
otras comunidades (en los más pobres hacia el evangelismo pentecostal y algunas
sectas) y experiencias (en las clases medias y altas hacia vivencias
espirituales alternativas) ajenas al sentido de la Iglesia y su compromiso
social”.
Tampoco
debe olvidarse que el pasado 16 de mayo, ya en la vigencia del pontificado de
Francisco, se llevó a cabo un encuentro en el Vaticano (Domus Santa Marta),
donde representantes de varios dicasterios vaticanos y de la Iglesia en Italia reflexionaron
sobre las respuestas para enfrentar el fenómeno de los nuevos movimientos
religiosos.
Veamos
ahora qué le preocupa al papa sobre el caso particular de Brasil: el Censo
Demográfico Brasileño de 1990 reveló la existencia de poco más de 13 millones
de evangélicos, cifra que representa casi el 9% de la población nacional. El
censo que se realizó en el año 2000 contabilizó 26 millones 184 mil 942 evangélicos,
es decir, aproximadamente 15.41% de la población brasileña.
¿Cuál
ha sido el avance de las iglesias evangélicas de Brasil en los últimos 13 años?
Los números indican que en dicho periodo los evangélicos ganaron casi 20
millones de seguidores y pasaron a ser 42.3 millones, lo que equivale al 22,2%
de la población. Los demógrafos anticipan que, de mantenerse este ritmo de
crecimiento entre los grupos evangélicos, en el año 2040 se producirá el fin
del catolicismo como religión mayoritaria.
Si
estas tendencias continúan, dentro de casi tres décadas se producirá un empate
técnico entre el número de católicos y evangélicos de Brasil, según lo asegura
un estudio titulado “La dinámica de las afiliaciones religiosas en Brasil entre
2000 y 2010: la diversificación y el proceso de cambio de la hegemonía”, el
cual fue realizado por los demógrafos José Eustáquio Diniz, Luiz Felipe Walter
Barros y Suzana Cavenaghi, del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística.
Quiero
concluir mi colaboración de este día dejando en claro que los evangélicos no
tienen la culpa de que millones de brasileños hayan abandonado el catolicismo.
El éxodo masivo de católicos a otras religiones tiene que ver con la historia
misma del catolicismo; tiene que ver con la severa crisis por la que atraviesa
la Iglesia católica, institución que no ha sido capaz de poner fin a los escándalos
financieros y de pederastia clerical; que no ha logrado esa cercanía entre
clérigos y feligresía, que no ha sabido dar respuesta a las necesidades
espirituales de sus fieles. Buscar en los evangélicos las razones del declive
del catolicismo es comenzar a crear problemas de intolerancia y discriminación
religiosa, algo que la humanidad no puede permitir.
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