Por Armando Maya Castro
A partir de la reforma
constitucional en materia religiosa, realizada en 1992, durante el sexenio de
Carlos Salinas de Gortari, la Iglesia católica ha ido recuperando el poder y las
prerrogativas que tuvo a la largo del virreinato y durante las primeras décadas
del México independiente.
De entonces a la fecha, el
Estado laico –y consecuentemente nuestras libertades fundamentales– ha sido
objeto de un constante golpeteo, sobre todo en los sexenios de los panistas
Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, quienes favorecieron de múltiples
maneras a la Iglesia católica institucional, discriminando así a las minorías
religiosas establecidas en México.
La reforma salinista fue
recibida con particular regocijo por los jerarcas de la Iglesia católica, quienes
se percataron que con el impulso de reformas constitucionales como la de 1992,
la Iglesia podía volver a la posición privilegiada que tuvo antes de Benito
Juárez y de las Leyes de Reforma.
El 28 de febrero de 2008,
luego de ser elegido como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano
(CEM), Carlos Aguiar Retes, hizo la propuesta de modificar el artículo 24 de la
Constitución General de la República. Analice usted, amable lector, su
declaración: “Espero que, durante este periodo en el que fui elegido, se puedan
hacer los contactos en el Congreso que nos ayuden a llevar a cabo la anhelada
reforma en materia religiosa ‘que necesita el país’, para alcanzar así la
democracia plena”.
Las declaraciones del también
arzobispo de Tlalnepantla demuestran que la reforma que hoy por hoy se analiza
y discute en las legislaturas estatales, para su ratificación o rechazo, es una
demanda del clero católico mexicano y también del Vaticano, como lo declaró el
propio Aguiar Retes: “Benedicto XVI está empeñado en que la libertad religiosa
se garantice “.
Otra prueba más del interés
de la sede papal por la reforma del artículo 24 constitucional, son las declaraciones
de Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, quien durante la visita
de Joseph Ratzinger a Guanajuato, declaró: “Es de desear que en México la
libertad religiosa se afiance cada vez más, conscientes de que este derecho va
más allá de la mera libertad de culto".
Para Aguiar Retes y los
demás jerarcas católicos, “un Estado laico es aquel que no solamente reconoce
la libertad religiosa, sino que la difunde y la protege”. Para los mexicanos,
en cambio, el Estado laico garantiza a todas las religiones la libertad de
culto sin establecer un sistema de control o privilegios, como se pretende a
partir de la reforma del artículo 24 constitucional.
Un Estado laico –además de
posibilitar la convivencia armónica de todas las convicciones religiosas–
preserva la autonomía del poder civil sobre el poder religioso y de las
iglesias respecto al poder temporal. En otras palabras, el Estado no adopta una
determinada religión ni concede privilegios a una Iglesia en particular.
El proceder del Congreso de
la Unión y de los congresos estatales que han aprobado la reforma del artículo
24 ha puesto en riesgo los derechos y libertades de los mexicanos. Al aprobar
una reforma como esta, abrieron el camino para futuras modificaciones a nuestra
Carta Magna, entre ellas la reforma del artículo 3° constitucional.
Los diputados de los
congresos locales deben darse cuenta de la importancia del Estado laico y de la
educación que en el marco del mismo se imparte en las escuelas públicas del
país. Ojalá que todos ellos se percaten que la libertad de creencias y de culto
se halla plenamente garantizada en los ordenamientos jurídicos de nuestro país,
y que no se necesitan nuevas reformas en materia religiosa.
Pese a que varios congresos han aprobado la reforma del artículo
24 constitucional, satisfaciendo así las demandas del clero y del Vaticano, los
mexicanos seguimos confiando en aquellos congresos que aún no votan la reforma del
artículo 24 constitucional; creemos que la mayoría de ellos habrán de
privilegiar el Estado laico y los intereses de nuestro querido México por
encima de los intereses de la jerarquía católica.
@ArmayaCastro
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