En abierta violación
al Estado laico, los cuatro presidenciables desfilaron ante la Conferencia del
Episcopado Mexicano (CEM), sometiéndose así al capricho de un clero insaciable,
que pretende someter a su arbitrio al Estado y a la clase política mexicana,
buscando imponer a la sociedad su visión moral de las costumbres, así como los
dogmas que han sido confeccionados por la Iglesia católica a través de los
siglos.
El principal problema
es que los cuatro aspirantes a la Presidencia de la República le restaron
importancia a dos hechos importantes: 1) México, por mandato de ley, es un
Estado laico. 2) Los recursos económicos con que los candidatos realizan sus
campañas políticas proceden del pago de nuestros impuestos, no sólo de los
contribuyentes de la Iglesia católica.
Si el sometimiento de
los presidenciables es de suyo grave, mayor gravedad reviste el hecho de que diversos
obispos católicos hayan declarado –tras la comparecencia de aquéllos ante la 93
Asamblea del Episcopado Mexicano– que sólo dos de los candidatos captaron la
atención y lograron niveles de aceptación relativamente mayoritarios entre los
jerarcas católicos: Josefina Vázquez Mota, del PAN, y Enrique Peña Nieto,
candidato de la coalición Compromiso por México.
Millones de mexicanos
coincidimos con los señalamientos de Roberto Blancarte Pimentel, director del
Centro de Estudios Sociológicos (CES), quien calificó dichas reuniones como
“vergonzantes y vergonzosas”. El experto en el estudio de religiones y laicidad
explicó que “son vergonzantes porque la legislación federal trata de evitar que
los ministros de culto participen en política electoral, de tal forma que
resulta incomprensible y contradictorio que los candidatos presidenciales vayan
a ofrecer sus plataformas electorales a quienes no les quieren permitir que
participen en cuestiones electorales”.
Mi postura es de
respeto al credo religioso de los cuatro políticos que aspiran a gobernar
nuestro querido México. Pero también coincido con las voces que sostienen que
la perspectiva laica es la única que puede garantizar que los espacios y las
instituciones públicas sean respetuosos y tolerantes con todas las opciones
morales y religiosas de los ciudadanos. Somos muchos los que nos preguntamos: ¿qué
confesión religiosa favorecería cualquiera de los dos candidatos que logró mayores
niveles de aceptación entre los obispos católicos de México si llegara a
resultar electo para dirigir los destinos de nuestra nación en las próximas
elecciones? Surge también la duda respecto a lo que hará la Conferencia del
Episcopado Mexicano tras haber examinado a los cuatro aspirantes a la
Presidencia. ¿Seguirán los obispos del país el ejemplo de la Arquidiócesis
Primada de México, quien difundió el pasado 14 de febrero una guía para
orientar el voto, llamando claramente a los feligreses a votar por el PAN,
aunque sin mencionar por su nombre a dicho partido?
Me parece de la mayor
gravedad que en el transcurso de la presente campaña electoral, el clero pueda
promover el voto a favor de los candidatos del PAN o del PRI hasta con el permiso
de Gobernación. No olvidemos que el pasado mes de febrero, esta Secretaría
extendió una invitación a las asociaciones religiosas para promover el voto, pasando
por alto lo que establece el artículo 14 de la Ley de Asociaciones Religiosas y
Culto Público, donde se prohíbe terminantemente a los ministros de culto
realizar actividades proselitistas a favor o en contra de algún candidato,
partido o asociación política alguna.
Esta es la segunda
ocasión que los presidenciables, en el afán de granjearse el “voto católico”,
se someten a los llamados del clero. La primera vez ocurrió el pasado 25 de
marzo, fecha en que los cuatro aspirantes a la Presidencia se postraron ante el
Cristo Rey, situado en el cerro del Cubilete, en Guanajuato, durante la visita
del papa Benedicto XVI. ¿A dónde irá a
parar el Estado laico con esta clase de políticos que se esmeran por satisfacer
las demandas clericales y se olvidan de las legítimas demandas del pueblo de
México? Esperemos que de los estados de la República mexicana surjan los verdaderos
defensores del Estado laico, el cual pretende ser demolido por la vergonzante
sumisión de algunos de nuestros políticos, así como por la innecesaria reforma
del artículo 24 constitucional. México es laico y quiere seguir siéndolo.
Twitter:
@armayacastro
No hay comentarios:
Publicar un comentario