jueves, 28 de septiembre de 2017

ESTADO LAICO, EN EL OLVIDO

Por Armando Maya Castro
La fusión Estado-Iglesia fue de gran perjuicio para la vida de México, pues estableció la intolerancia religiosa para favorecer por encima de todo y de todos a la jerarquía católica (Imagen: La Otra Opinión)

El pasado lunes, la clase política mexicana, que en los últimos años se ha caracterizado por la búsqueda del poder político por encima del Estado laico, no se acordó que el 25 de septiembre es un día significativo en la historia de nuestro querido México.

La mayoría de nuestros políticos olvidó que el 25 de septiembre de 1873, durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, el Congreso de la Unión, con 125 votos a favor y sólo uno en contra, constitucionalizó las Leyes de Reforma mediante la Ley de Adiciones y Reformas, postulando, entre otros, el siguiente principio: “El Estado y la Iglesia son independientes entre sí. El Congreso no puede dictar leyes estableciendo o prohibiendo religión alguna.”

De esta manera se dio forma al Estado laico mexicano, el mismo que en los últimos sexenios ha sido violentado por servidores públicos de diversos partidos políticos, quienes asumen los postulados del Estado laico en el discurso, “pero en la práctica los traiciona” (Barranco, 2016).

No creo que el olvido al que me refiero tenga que ver con la “preocupación” u “ocupación” de nuestros políticos a la difícil situación que se vive en la Ciudad de México y en los estados de la República que han sido sorprendido por los tres sismos de los últimos 20 días: el 7, 19 y 23 del presente mes. 

No niego que existan políticos interesados en auxiliar a los mexicanos que han sido golpeados duramente por las recientes catástrofes naturales, pero lo cierto es que la participación más impórtate en favor de los damnificados ha corrido por cuenta de la sociedad civil, quien ha vuelto a dar muestras de su admirable solidaridad en tiempos de adversidad. 

Esta omisión se debe, antes que nada, al desdén con el que muchos políticos mexicanos miran al Estado laico, lo que ha llevado a muchos de ellos a violentarlo de diferentes maneras, y a otros más a expresarse abiertamente en su contra, sin tomar en cuenta más de 150 años de separación entre el Estado y las Iglesias. 

Hoy en día existen políticos convencidos de que “el gobierno necesita trabajar también en la fe”, olvidando que el maridaje Estado-Iglesia fue de gran perjuicio para la vida de la nación, pues estableció la intolerancia religiosa para favorecer por encima de todo y de todos a la jerarquía católica. Así fue en casi tres siglos de periodo colonial y en las primeras décadas del México independiente, tiempo de fueros, privilegios y leyes que favorecían en exclusiva a la Iglesia mayoritaria, lo que convirtió a esta institución en la más rica y poderosa de México.  

Afortunadamente todo cambió a partir de Benito Juárez y los hombres de la Reforma, quienes tuvieron el mérito de levantar a la nación mexicana por encima de la Iglesia católica y sus intereses. La Constitución liberal de 1857, redactada durante la presidencia de Ignacio Comonfort, “marcó un antes y un después en la historia de México al suprimir la intolerancia religiosa y contener un avanzado capítulo de garantías individuales”, refiere Galeana (2006). Esta autora nos dice, en otra de sus obras, que "las Leyes de Reforma marcaron el nacimiento del Estado laico", para enseguida señalar que "México fue el primer país en el continente que decretó la separación absoluta entre el Estado y la Iglesia" (Galeana, 2004). 

Esto es justamente lo preocupante, que la clase política soslaye una fecha altamente significativa para millones de mexicanos, en la que fue establecido un régimen jurídico tan indispensable para una sociedad plural como la nuestra, que limita el poder de las iglesias, garantiza la libertad de conciencia, combate la intolerancia religiosa, brinda un trato igualitario a las asociaciones religiosas y garantiza el ejercicio de nuestros derechos.

Este imperdonable olvido, y las reiteradas e impunes embestidas contra Estado laico por parte de diversas autoridades de gobierno, obligan a levantar la voz para pedir a las y los legisladores de México que elaboren la ley reglamentaria del artículo 40 constitucional, a fin de dotar de contenido lo referente al Estado laico y establecer límites en la actuación de los funcionarios públicos, así como sanciones efectivas a los políticos y religiosos que incurran en atropellos al Estado laico. 

Publicado en la edición impresa de El Mexicano de Tijuana, el 28 de septiembre de 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario