sábado, 5 de marzo de 2016

IMPUNIDAD, CALDO DE CULTIVO PARA LA INTOLERANCIA RELIGIOSA

Por Armando Maya Castro
Los autores de este irracional acto de intolerancia religiosa, aparte de expulsar a los evangélicos de su comunidad, transportaron las pertenencias de éstos a la alcaldía y se marcharon impunes (Foto: Fredy Martín / El Universal).

Todos los años, Amnistía Internacional (AI) publica un informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo, en el que presenta un análisis individual de los 160 países y territorios que abarca el estudio de la organización cuyo objetivo es “realizar labores de investigación y emprender acciones para impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos” y pedir justicia para aquellos cuyos derechos han sido violados.

El informe más reciente de AI fue publicado el pasado 23 de marzo; en él se analiza el caso México, del que se menciona la persistente “impunidad por violaciones graves de derechos humanos, como la tortura y otros malos tratos, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales”. Sin embargo, el estudio no hace ninguna referencia de la intolerancia religiosa en agravio de la población evangélica establecida en Oaxaca y Chiapas, estados donde las incitaciones a la discriminación y a la violencia contra las minorías religiosas son recurrentes. 

El siguiente es un ejemplo de lo que ocurre en Chiapas, donde las autoridades no han combatido con éxito las incitaciones a la discriminación y a la violencia basadas en el odio religioso, un tema del que nada dijo el papa Francisco en su visita a esa entidad, a pesar de saber que la intolerancia religiosa en los Altos de Chiapas ha arrojado un saldo de más de 40 mil evangélicos expulsados.

Me referiré brevemente a lo que diversos medios de comunicación publicaron el pasado miércoles en relación a un caso de intolerancia religiosa en agravio de nueve familias pertenecientes a la iglesia Nueva Renovación en Cristo, las cuales fueron expulsadas de la comunidad Gabriel Leyva Velázquez a principios de enero del presente año. 

El pasado miércoles, el grupo intolerante, no contento con haber detenido y expulsado arbitrariamente a los evangélicos de su comunidad, transportó en camiones los enseres, baños, trastos, animales y demás pertenencias de algunas de las familias expulsadas. En el acceso de la alcaldía de Las Margaritas, los agresores católicos dejaron tiradas las pertenencias de los evangélicos y se marcharon impunes, dejando sorprendidas a las autoridades, las cuales han declarado en más de una ocasión que en ese municipio no existe intolerancia religiosa.

Vaya desde aquí un llamado a las autoridades del estado de Chiapas y a las de Gobernación, para que abandonen la indiferencia y realicen los esfuerzos pertinentes para lograr que los miembros de la iglesia Nueva Renovación en Cristo regresen a su comunidad con garantías de seguridad, de respeto y de justicia. 

Termino señalando que, desde mi punto de vista, la violencia por motivos de religión se debe, entre otras cosas, al trato que las autoridades le han dado a los innumerables casos de intolerancia religiosa que se han registrado en Chiapas. Si se aplicara la ley, en vez de privilegiar la vía de la conciliación y el diálogo como se ha venido haciendo, los enemigos de la libertad religiosa se lo pensarían dos veces antes de dar rienda suelta a sus impulsos fanáticos. No olvidemos que la impunidad es caldo de cultivo para este y muchos otros males de nuestro tiempo.

Twitter: @armayacastro


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