sábado, 8 de noviembre de 2014

ESTAMOS CANSADOS

Por Armando Maya Castro 
Al ser capturado, José Luis Abarca dijo estar cansado de esconderse. El pueblo de México también está cansado, no de esconderse, sino de soportar políticos corruptos y asesinos como el ex edil de Iguala, Guerrero

“Estoy cansado de esconderme. Ya no aguantaba la presión”. Estas fueron las palabras que José Luis Abarca Velázquez expresó al momento de ser capturado por elementos de la Policía Federal la madrugada de este 4 de noviembre en la Ciudad de México, específicamente en la calle Cerrada de Cedro número 50, colonia Tenorio, delegación Iztapalapa. 

El pasado 22 de octubre, la Procuraduría General de la República (PGR) había señalado al tristemente célebre ex alcalde de Iguala, Guerrero, y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, como los presuntos autores intelectuales del ataque que policías de Iguala y sicarios al servicio de un cartel del narcotráfico perpetraron la noche del 26 de septiembre en contra de decenas de normalistas de Ayotzinapa. 

Si Abarca estaba cansado de esconderse y de soportar la presión que dijo ya no aguantar, ¿se imagina usted el nivel de cansancio y dolor de los familiares de los estudiantes desaparecidos? Ellos también están cansados de tocar puertas para ser escuchados, de ir y venir en busca de respuestas y de sus amados hijos, de escuchar promesas de justicia que hasta ahora han sido incumplidas, de exigir que se los devuelvan como se los llevaron, es decir vivos. 

Los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, que se han caracterizado por defender la educación pública y el normalismo rural, han declarado que también ellos están cansados de que se sigan ignorando sus protestas y demandas, “y que sólo sepamos por televisión que andan buscando muertos y no a nuestros compañeros vivos”, señalaron en un mensaje emitido el pasado 18 de octubre en la radio oficial del municipio de Chilpancingo, Guerrero. A pesar de su evidente cansancio moral, todos ellos han señalado que nada los cansará para seguir alzando la voz hasta que aparezcan, porque “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, manifestaron durante la jornada denominada “Una luz por Ayotzinapa”, evento que se realizó el 23 de octubre, y en el que numerosos planteles educativos marcharon con veladoras y antorchas del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino. 

Si bien es cierto que con la detención de Abarca el caso Iguala entra en su etapa final, esto no significa que se vaya a terminar el cansancio y hartazgo de los familiares de los tres normalistas asesinados y de los 43 desaparecidos. Tampoco significa el fin de las reacciones de inconformidad e indignación de miles de estudiantes de diversas universidades que han hecho suya la desgracia de los desaparecidos, exigiendo al gobierno mexicano acciones categóricas para dar con el paradero de todos ellos.   

Yo no estoy tan seguro de que la captura de Abarca y de su esposa vayan a contribuir decisivamente al esclarecimiento de la investigación que realiza la PGR, como lo señaló el presidente Enrique Peña Nieto, pero hago votos para que durante los interrogatorios se llegue al fondo de la verdad. Y lo digo porque México está cansado de especulaciones y de escuchar verdades a medias, esas que fomentan la impunidad y que terminan por incrementar el justificado malestar de la población.

Habrá que esperar para ver si la detención de Abarca contribuye a la despolitización del caso y logra disminuir la presión internacional a la que ha sido sometido el gobierno mexicano en las últimas semanas, con llamados y enérgicas condenas de organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la  Unión Europea (UE), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Parlamento Europeo, así como diversas organizaciones defensoras de derechos humanos, algunas de las cuales han culpado al Estado mexicano, ya sea por acción o por omisión”, de la masacre de la noche triste de Iguala.

Twitter: @armayacastro


Publicado en El Occidental


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