martes, 4 de abril de 2017

FALTA DE APLICACIÓN DE LA LEY, UN MAL QUE FOMENTA LA IMPUNIDAD

Por Armando Maya Castro
La persistente intolerancia religiosa sigue afectando a las minorías religiosas establecidas en México (Foto: NVI Noticias)

Para Eliseo López Estrada, teólogo de la iglesia Presbiteriana, el encarcelamiento de 10 Testigos de Jehová el pasado 8 de marzo en la región del Istmo de Tehuantepec, específicamente en Pueblo Viejo, agencia de San Francisco del Mar, es un acto de discriminación religiosa, producido por “el solo hecho de pensar diferente a los integrantes de esa comunidad”. 

Este y otros actos de discriminación e intolerancia religiosa en dicha región, así como los que tienen lugar en otras comunidades de Oaxaca y Chiapas, se producen no porque carezcamos de leyes orientadas a poner fin a la violencia religiosa, sino porque en México siguen existiendo personas y grupos que se niegan a aceptar que somos un país religiosamente plural. 

Las leyes de México son claras al respecto, como lo veremos a continuación. Comenzaré mencionando la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, reglamentaria de las disposiciones de la Constitución General de la República en materia de asociaciones, agrupaciones religiosas, iglesias y culto público, misma que establece en su artículo segundo, fracción A, que el Estado Mexicano garantiza en favor del individuo el siguiente derecho: “Tener o adoptar la creencia religiosa que más le agrade y practicar, en forma individual o colectiva, los actos de culto o ritos de su preferencia”. 

Lamentablemente, a pesar de nuestra Carta Magna y del anterior ordenamiento jurídico, en varios estados de la República Mexicana prevalece aún la “cultura” de la intolerancia sobre la libertad de creencias y de culto. Prueba de lo anterior es lo que ocurre en varios estados del país, donde el acoso arbitrario contra los diversos grupos evangélicos es el pan nuestro de cada día. 

El problema es que, para los autores de estos deplorables atropellos, la legislación nacional e internacional que salvaguarda los derechos religiosos de los seres humanos es sólo letra muerta, lo que me permite asegurar que la libertad religiosa en México es sólo una aspiración, no una realidad. Si esta libertad fundamental fuera plena en nuestro país, a estas alturas tendríamos que estar elogiando el respeto a la diversidad, en lugar de estar censurando los indignantes casos de intolerancia religiosa que tienen lugar en varias entidades de la República. 

En columnas anteriores lo he dicho, y el día de hoy lo repito: el problema no son únicamente las personas y grupos intolerantes que abundan a lo largo y ancho de México, sino la falta de aplicación de la ley por parte de nuestras autoridades de gobierno, un mal que, aparte de fomentar la impunidad, alienta a los enemigos de la libertad religiosa a seguir por el sendero de los atropellos y abusos en agravio de las minorías religiosas. 

Tengo bastante claro que la intolerancia religiosa se halla presente no sólo en México sino en varias naciones y credos del mundo. Sin embargo, nuestro deber es preocuparnos y ocuparnos de lo que ocurre en México, donde los casos de intolerancia religiosa son generados por las prácticas fanáticas de personas y grupos que aspiran al México confesional del pasado, en el que una sola religión dominaba a diestra y siniestra. 

Eran los años anteriores a Benito Juárez y los hombres de la Reforma, en el que las demás iglesias no tenían derecho a existir, mucho menos a realizar proselitismo para difundir entre la población sus convicciones religiosas. 

Twitter: @armayacastro



1 comentario:

  1. Antes de nada felicitarlo Lic. Armando, muy buen articulo. Coincido plenamente en que poco sirven los estatutos si no se ejecutan como debe ser, situación lamentable que se vive aún en muchos estados del país. Aun recuerdo aquellas palabras de defensa al estado Laico: "no estamos para que nos toleren, estamos para que nos acepten", aspiración digna de toda persona que vive en un estado de derecho y legalidad; lamentablemente en muchos lugares se queda en eso en solo una aspiración. Ojalá estas hegemonías algún día sean puestas en cintura no con discriminación e intolerancia (como ellos acostumbran) sino con la aplicación irrestricta de la ley. Saludos

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