jueves, 19 de octubre de 2017

ENEMIGOS DE LA EDUCACIÓN LAICA

Por Armando Maya Castro
Los enemigos del carácter laico de la educación siguen procurando el retorno de la instrucción religiosa a las escuelas públicas (Imagen: Infórmate Salta).  

A pesar de las encíclicas papales que demuestran la postura tradicional de la Iglesia católica sobre la educación, existen voces que afirman, sin poder demostrarlo, que esa institución no es enemiga del carácter laico de la educación laica.

En mi columna de este día intento demostrar cómo diversos papas han condenado la educación laica en diversos momentos de la historia. Uno de ellos fue Giovanni María Mastai-Ferreti (Pío IX), quien emitió en 1864 la encíclica “Quanta cura” con su apéndice “Syllabus Errorum”, un compendio de 80 errores, en donde se condena el matrimonio civil, el divorcio, la enseñanza laica y todas las conquistas de la doctrina liberal.

Redondo (1993) señala que "las condenas del liberalismo por Pío IX en la ‘Quanta cura’ y en el ‘Syllabus’ vinieron motivadas directamente por la nueva Constitución mexicana de 1857 y, sobre todo, por las Leyes de Reforma de Benito Juárez, de 1859”.

Cuando el General Porfirio Díaz Mori asumió la presidencia de la República, el 23 de noviembre de 1876, la Iglesia católica empezó a recuperar parte de su antigua influencia en materia educativa, política y económica. El crecimiento en el número de escuelas e instituciones católicas fue uno de los privilegios que el régimen porfirista concedió al clero de la época.

Al respecto, David Guerrero Flores, Investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), en su artículo “Estado, Iglesia y educación laica”, refiere que “el Estado porfiriano se inclinó por la conciliación con la Iglesia católica, permitiendo al clero el manejo de numerosos centros educativos. Además de las escuelas adscritas a las parroquias del clero secular, diferentes órdenes religiosas, entre las que destacaron lasallistas, jesuitas, maristas, salesianos, josefinas, teresianas, guadalupanas, ursulinas y hermanas de la caridad, desplegaron una intensa actividad magisterial”.

A lo largo de la dictadura porfirista, el legado de Benito Juárez y los hombres de la Reforma, incluida la educación laica, dejó de representar una amenaza para la iglesia católica, una institución que durante 33 años tuvo libertad casi plena de impartir enseñanza confesional en los centros educativos de la época. 

A partir de la promulgación de la actual Constitución, las cosas cambiaron y la tensión entre la Iglesia católica y el Estado fue la nota dominante. El Congreso Constituyente de 1917 desconoció la personalidad jurídica de la Iglesia católica y redactó diversos artículos que aislaron a la jerarquía eclesiástica de los espacios educativos que durante el porfiriato le fueron favorables para sus fines educativos.

Tras la promulgación de nuestra Carta Magna, el clero católico mexicano reaccionó en contra del contenido de los artículos 3ª y 130, en los que se reiteraba la educación laica y la separación Estado-Iglesia. Las protestas del episcopado, pero sobre todo la encíclica Divini Illuis Magistri, de Pío XI, demostraron por enésima vez que la postura de la Iglesia católica en relación con la educación laica seguía siendo exactamente la misma que en la época del Syllabus.

Achille Damiano Ambrogio Ratti estaba un convencido de que el laicismo era causante del deterioro de las costumbres sociales. Por ello emitió la Divini Illuis Magistri, una encíclica que advertía sobre los supuestos peligros de la educación llamada laica o neutra, que según el clero, intenta excluir a Dios y a la religión de la enseñanza.

La encíclica en cuestión enseña, entre otras cosas, que la escuela laica excluye la religión y es, en consecuencia, “contraria a los principios fundamentales de la educación”. El documento de Pío XI renueva y confirma las declaraciones de Pío IX y León XIII sobre el carácter laico de la educación, así como “las prescripciones de los Sagrados Cánones en que la asistencia a las escuelas acatólicas, neutras o mixtas, es decir, las abiertas indiferentemente a los católicos y a los no católicos sin distinción, está prohibida a los niños católicos, y sólo puede tolerarse, únicamente a juicio del Ordinario, en determinadas circunstancias de lugar y tiempo y con especiales cautelas...”.

Actualmente, la postura de la Iglesia católica sigue siendo opuesta a la educación laica y en favor de la educación religiosa. Eso explica por qué dicha institución se interesó tanto en la aprobación de la reforma del artículo 24 constitucional, con el objeto de reconocer la enseñanza religiosa en los establecimientos de educación pública.

Publicado en la edición impresa de El Mexicano de Tijuana, el 19 de octubre de 2017.

viernes, 6 de octubre de 2017

Juan Carbajal, una vida dedicada a salvar vidas y formar bomberos

Sobre un posible sismo en Los Cabos, señala: "no se están cumpliendo con los reglamentos de construcción"


A la edad de siete años, Juan Antonio Carbajal Figueroa tuvo el deseo de ser bombero. Le nació serlo tras presenciar el incendio del único vehículo que su padre tenía para laborar en La Paz, Baja California Sur, ciudad ubicada a 157 kilómetros de Cabo San Lucas, donde hoy se desempeña como comandante del Heroico Cuerpo de Bomberos, institución a la que se incorporó en 1989. 

El anhelo de su infancia permaneció inalterable en su mente, por lo que, en su adolescencia, pidió su alta en el Cuerpo de Bomberos de La Paz, su ciudad natal, sin obtener respuesta favorable debido a su corta edad. Carbajal Figueroa nos explica en su modesta oficina situada en el segundo piso de las instalaciones centrales de la benemérita institución en Cabo San Lucas, lo que hizo al llegar a la comandancia de bomberos para que otros niños no sufrieran un rechazo similar al que sufrió él en su niñez:
Juan Antonio Carbajal Figueroa, comandante general
del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas (Foto: El Informante).

“Precisamente, porque a mí no me aceptaron en los bomberos de muy joven, cuando tomo la comandancia lo primero que hago es abrir el Cuerpo de Bomberos a los niños, y fundo el primer cuerpo de bomberos infantil, al que bauticé como Delfines, del cual yo fui su primer instructor.

“De ese grupo de niños, cuyas edades iban entre los ocho a los doce años, conservo a varios que ahora son mis oficiales. Dos de ellos son capitanes, otros sargentos, tenientes y algunos se quedaron como bomberos, que fue la primera generación de niños que empecé a instruir con una nueva filosofía.

“El grupo persiste aún, con una joven a cargo del mismo. Tenemos tres escuelas más: la de paramédicos juniors, jovencitos que instruimos en los primeros auxilios, desde básico hasta avanzado; otro grupo que se adiestra para el rescate acuático como salvavidas juniors, y un grupo más que es el de rescate de montañas y zonas agrestes. Está, además, la Academia de Bomberos, reconocida por la Secretaria de Educación Pública y cuenta con Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE), la única a nivel nacional. La estación funciona como escuela; obviamente pedimos que tengan preparatoria terminada, y hay una estructura que no se tenía antes, y eso es un cambio tremendo en estos 20 años que me ha tocado estar al frente de la corporación”. 

La preparación y experiencia de los vulcanos bajo las órdenes de Juan Antonio Carbajal le han permitido ayudar incluso fuera de su demarcación, como lo hicieron tras el sismo que el pasado 19 de septiembre estremeció la Ciudad de México y otros estados del centro del país.

“Nuestra jurisdicción es Los Cabos, pero vamos a donde nos ocupen. De hecho, el domingo 24 de septiembre regresó una cuadrilla de bomberos y rescatistas que mandé a la Ciudad de México. Tenemos un binomio canino, y lo enviamos para que participara en las labores de búsqueda y rescate. Fueron cuatro los elementos que estuvieron en la capital por espacio de cinco días, trabajando en coordinación con la Policía Federal, la Marina y el Ejercito. Participaron en dos o tres operaciones, y bueno, fue una manera de que el Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas se hiciera presente”, refiere satisfecho.  

Al hablar sobre éste y otros sismos recientes, el comandante Figueroa Carbajal advierte con un dejo de preocupación que Los Cabos, aparte de estar en riesgo en temporada de huracanes, es también zona sísmica: 

“Hemos entrado a una etapa en la cual las famosas placas tectónicas, que pasan por en medio del Mar de Cortés y se conectan hacia la falla de San Andrés, están en constante vibración, desde Oaxaca pasando por todo el Pacífico, adentrándose hasta el Golfo de California. 

“Aquí en Los Cabos, a 80 kilómetros de un lugar que se conoce como Cabo Pulmo, hay un volcán activo en el fondo del mar. Yo me pregunto: ¿qué va a pasar el día que tengamos un sismo considerable y caigan edificios? Lo pregunto porque los que construyen no están cumpliendo con los reglamentos de construcción; son omisos en cumplir las normas oficiales mexicanas en materia de instalación de gas LP, electricidad y calidad de los materiales de construcción”. 

En la recta final de la entrevista, el comandante habla sobre huracanes y tormentas tropicales, y recomienda con evidente interés: 

“La gente que eligió a Los Cabos para vivir debe tener en su conciencia el hecho de que este lugar es paso obligado de los huracanes. Por ende, debe estar preparada: saber si su casa está en lugar seguro, que no sea zona de arroyo y que esté bien construida; saber si va a resistir los embates de un huracán categoría cuatro o cinco, y, si no lo está, prepararse para que lo esté”, concluye.