jueves, 2 de marzo de 2017

¿UN CRIMEN EXENTO DE FANATISMO RELIGIOSO?

Por Armando Maya Castro


Hasta hace poco tiempo, Nayarit no figuraba entre los estados con casos de intolerancia religiosa. Los medios de comunicación han publicado casos de violencia religiosa acaecidos en los estados de Oaxaca, Puebla, Hidalgo y Jalisco, pero principalmente en Chiapas, el estado más prolífico en este tipo de eventos. 

El pasado 23 de febrero, “por problemas de tierras”, una familia del rancho El Jabalí, anexo a El Manguito, en el municipio de El Nayar, Nayarit, “fue asesinada a golpes y posteriormente quemada dentro de su casa", refiere la nota de Raúl Torres, publicada en El Universal online, en la que también se proporcionan los nombres de las víctimas: Lucio Martínez, Marta Vázquez y Yanet Vázquez, esta última una pequeña de un año. 

El portal Mundo Cristiano refiere que los adultos asesinados conformaban un matrimonio que pertenecía a “la Iglesia Asambleas de Dios en la comunidad de Jesús María de la zona huichol, en el Estado de Nayarit”. También informa que la víctima inocente era nieta del hombre y la mujer que “fueron quemados vivos por razones que aún se investigan”. 

El último párrafo de la nota describe la preocupante situación que en materia de violencia religiosa se vive en esa zona del estado de Nayarit: “En ese lugar habitan indígenas de las etnias cora y huichol, quienes recientemente han expulsado a varias familias evangélicas y los han despojado de sus tierras”. 

Sobre este punto en particular, la citada nota de El Universal refiere: "Debido a que la familia asesinada pertenecía a la iglesia evangélica, específicamente a un grupo que ha hecho trabajo de evangelización en esta región por más de 14 años, en un principio habitantes católicos se negaban a que la familia se enterrara en el cementerio de la comunidad. Además, se manejó la versión de que el triple homicidio podría estar vinculado a un problema religioso. Sin embargo, las autoridades de Nayarit han descartado esta hipótesis”. 

La misionera Gloria Azucena Falcón, de la Iglesia Asambleas de Dios en Nayarit, desmintió también que el asesinato de los dos indígenas “se debiera a motivos de intolerancia religiosa”. Un artículo de Oscar Moha, publicado el pasado 27 de febrero, hace públicas las declaraciones de la mencionada predicadora, quien refiere que “los hermanos eran miembros de la Iglesia en la localidad en la etnia huichol y fueron asesinados por rencillas que tenían con vecinos de esta zona, pero todavía se llevan a cabo las investigaciones porque los quemaron vivos a los tres y al parecer los torturaron antes de morir”. 

En mi opinión, considero necesario que se ahonde más en la investigación para que podamos saber si este crimen, cometido con saña y sin piedad alguna, fue por motivos religiosos o por problemas de tierra. En lo que no se puede negar la presencia de fanatismo religioso es en la actitud asumida por los católicos de la comunidad, quienes se oponían a que los tres cuerpos “fueran sepultados en el panteón de la localidad con el argumento de que ellos eran “aleluyas” (no católicos) y que deberían ser enterrados en su propio panteón”. Al final, por fortuna, triunfó la razón y “el pueblo permitió que los cuerpos de Lucio, Martha y la bebé pudieran ser enterrados en el panteón comunitario”. 

Estará de acuerdo conmigo, estimado lector, que en nuestro país se necesita una aplicación eficaz de la ley para combatir con éxito los casos de fanatismo religioso y las violaciones a los derechos humanos y libertades fundamentales. El problema es que esto no se hace casi nunca; por ello, la mayoría de estos casos quedan en la más absoluta impunidad, dejando a los miembros de las minorías religiosas en un estado de indefensión y vulnerabilidad.  

Twitter: @armayacastro 

Publicado en la edición impresa de El Mexicano, el 2 de marzo de 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario