martes, 7 de marzo de 2017

EL ESTADO LAICO, OTRA VEZ EN LA MIRA

Por Armando Maya Castro
Desde la Fe, el órgano informativo de la arquidiócesis primada de México que preside el cardenal Norberto Rivera, pide renovar las relaciones de las iglesias con el Estado (Foto: El Universal).

La Iglesia católica, anhelante de reformas constitucionales que le permitan recuperar los privilegios que tuvo en la vigencia del México confesional, acaba de hacer un llamado a renovar las relaciones de las Iglesias con el Estado. 

Este domingo, en la editorial "Libertad religiosa en moderna laicidad", publicada en el semanario Desde la fe, la arquidiócesis primada de México, a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, consideró que en México se vulneran los derechos humanos de los ministros de culto, esto tras señalar que “nuestro país parece quedar a la saga en materia de libertad religiosa, no obstante las recientes reformas a los artículos 24 sobre el derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y 40 sobre la condición laica del Estado mexicano”. 

El texto arquidiocesano se remonta enseguida a la reforma constitucional de junio de 2011, en la que se modificó “el régimen de garantías individuales para reconocer los derechos humanos”. Y añade: “A la luz de lo anterior, se requiere de una revisión al derecho de libertad religiosa y la actualización de la Ley de Asociaciones Religiosas que parece anquilosada”. 

Luego de criticar con severidad la prohibición constitucional para que los ministros de culto sean votados, el texto califica de absurdo el artículo 130 constitucional, que establece la separación del Estado y las iglesias, calificándolo como fruto podrido del laicismo, así como el causante de que los clérigos sean tenidos más abajo que ciudadanos de segunda. 

En materia de medios de comunicación, la arquidiócesis se muestra contraria a la cláusula limitativa asentada en el artículo 16 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, de acuerdo con la cual, “las asociaciones religiosas y los ministros de culto no podrán “poseer o administrar, por sí o por interpósita persona, concesiones para la explotación de estaciones de radio, televisión o cualquier tipo de telecomunicación, ni adquirir, poseer o administrar cualquiera de los medios de comunicación masiva”. 

El texto critica asimismo la negación de la objeción de conciencia, señalando que “la legislación internacional de derechos humanos reconoce, como condición indispensable de la libertad religiosa, que cualquier persona pueda argumentar razones de conciencia y de religión contra cualquier ley injusta e inmoral lesivas de sus convicciones más íntimas”. Tras este señalamiento, critica con dureza la legislación mexicana, “asida al irracional argumento que dice que nadie puede oponerse a las leyes del país, incluso si éstas arremeten contra la vida y la dignidad de las personas”.

El párrafo quinto de la editorial constituye una arremetida fuerte contra el carácter laico de la educación, pues señala que, “en ese laicismo, México vive una condición hipócrita al atentar contra el justo derecho de los padres para que sus hijos reciban educación religiosa en las escuelas. Y es hipócrita porque la ideología de género y lobby gay pretenden introducir en las aulas ideas nocivas y contrarias a las convicciones de millones en desacuerdo con esta imposición ideológica. Efectivamente, en este país no existen garantías para lograr la educación integral y libre conforme al derecho de los padres de familia”.

Como podemos observar, el objetivo de la arquidiócesis es bastante claro: lograr en tiempos electorales las reformas constitucionales que le interesan a la jerarquía católica, quien insiste en el retorno de la educación religiosa a las escuelas públicas, como ha quedado demostrado en la mencionada editorial, así como en la exposición de motivos de la reforma del artículo 24 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, aprobada con lamentable desaseo legislativo el 15 de diciembre de 2011.  

Lo que en realidad debe preocuparnos son las andanzas de las y los legisladores de México, quienes en eventos pasados le han dado la espalda al pueblo de México, legislando en favor de los intereses y exigencias de un clero ávido de poder y de ejercer el control social. La preocupación crece al saber que vivimos tiempos electorales, en los que, por el interés al voto de los católicos, nuestra clase política puede echar por tierra el Estado laico y la educación que en el marco del mismo se imparte, algo que sería verdaderamente lamentable. 

Esperemos que nada de esto suceda, y que los mexicanos estemos a la altura y seamos capaces de evitar que prospere este intento de desmantelamiento del Estado laico, el único régimen jurídico que es capaz de limitar el poder de las iglesias, garantizando la libertad de conciencia y el combate de la intolerancia religiosa, así como el otorgamiento de un trato igualitario y sin privilegios a las asociaciones religiosas.

Twitter: @armayacastro

Publicado el martes 7 de marzo de 2017 en El Mexicano de Tijuana

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