martes, 3 de mayo de 2016

DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Por Armando Maya Castro
Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, señaló que la libertad de expresión en México atraviesa por etapa crítica (Foto: El Universal).

En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa. El objetivo: "fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática". 

El Día Mundial de la Libertad de Prensa, que actualmente se celebra en más de cien países del mundo, constituye una de las principales acciones de la UNESCO para generar conciencia sobre la libertad de expresión. Uno de los aspectos importantes de dicha celebración es que brinda a los Estados democráticos la "oportunidad para subrayar los principios fundamentales de la libertad de prensa, evaluar su situación en todo el mundo, defender a los medios frente a los ataques contra su independencia, y para homenajear a aquellos y aquellas periodistas que perdieron la vida en el ejercicio de su profesión", señala la UNESCO en su obra “Tendencias mundiales en libertad de expresión y desarrollo de los medios”.

La libertad de expresión, que supone el derecho de comunicar libremente ideas, opiniones y noticias a través de cualquier medio de difusión, es una de las características de todo régimen democrático. Está prevista en varios instrumentos, entre ellos los siguientes: la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 19), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 13), la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo 4), la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (artículo 19)…

En nuestro país, donde la libertad de los medios de comunicación ha experimentado un importante declive en los últimos sexenios, se han promulgado diversos textos constitucionales que consagran la libertad de expresión y de prensa: El Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana (1814), el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano (1823), el Acta Constitutiva de la Federación de 1824, la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, las Bases y Leyes Constitucionales de la República Mexicana de 1836, las Bases Orgánicas de la República (1843), el Acta Constitutiva y de Reforma (1847), la Constitución Federal de 1857, el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano (1865), y la actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que los regula en sus artículos 6° y 7°. 

Un documento importante en la materia data del época de Benito Juárez, quien logró garantizar la libertad de expresión a través del "Decreto del Gobierno sobre libertad de imprenta", emitido el 2 de febrero de 1861. En dicho documento, el Benemérito de las Américas decreta: “Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos en cualquiera materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública” (artículo 1°).

Antes del citado documento, que le granjeó a Juárez la antipatía del clero y de los conservadores de su tiempo, encontramos un importante antecedente de la libertad de prensa: el “Decreto del gobierno sobre libertad de imprenta”, mejor conocida como Ley Lafragua, “consistente en que nadie pudiera ser molestado por sus opiniones, prohibiéndose toda censura”. La ley en comento, elaborada por José María Lafragua, entró en vigor el 28 diciembre de 1855, durante el gobierno provisional de Ignacio Comonfort. 

Como la mayoría de las leyes expedidas antes de la Constitución de 1857, la Ley Lafragua protegía a la religión católica al calificar como un abuso de la libertad de prensa el publicar “escritos en que se ataque de un modo directo la religión católica que profesa la nación, entendiéndose comprendidos en este abuso, los escarnios, sátiras, e  invectivas que se dirijan contra la misma religión” (artículo 3°). 
El caso es que durante el periodo presidencial de Benito Juárez mejoraron considerablemente las condiciones para la libertad de expresión, especificadas en la Constitución de 1857. A partir de entonces, se publicaron periódicos de diferentes tendencias políticas e ideológicas, en los que se exponían y defendían las ideas de los grupos, ya fueran conservadores o liberales. 

Hoy, pese a que tenemos leyes que garantizan la libertad de expresión, persisten las amenazas y ataques al libre ejercicio del periodismo, una situación que debe atenderse si queremos consolidar los avances en materia de libertad de expresión. 

El Estado mexicano está obligado a reconocer que no ha cumplido cabalmente su compromiso con la libertad de expresión. Y lo digo porque, al fallarle a los periodistas y a las personas que usan las redes sociales para denunciar atropellos y casos de corrupción, le ha fallado también a los demás mexicanos, quienes tienen el derecho a ser debidamente informados, tal como lo establece el artículo 6° constitucional, el cual establece que “el derecho a la información será garantizado por el Estado”.

Twitter: @armayacastro

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