jueves, 8 de enero de 2015

LIBERTAD DE EXPRESIÓN: A PROPÓSITO DEL ATAQUE A CHARLIE HEBDO

Por Armando Maya Castro


Este miércoles, la sede del periódico satírico Charlie Hebdo, en París, fue blanco de un mortífero ataque terrorista, perpetrado por encapuchados vestidos de negro y armados con fusiles automáticos, quienes ingresaron al edificio de la revista y asesinaron a 12 personas, entre ellos al director, cartonistas y reporteros de la publicación, así como a dos agentes de seguridad.

El ataque de ayer es el peor pero no el único que ha sufrido Charlie Hebdo, un semanario que desde hace varios años publica caricaturas satíricas en torno del profeta Mahoma, fundador del Islam, la religión más extendida del mundo. En 2006, dichas publicaciones provocaron la ira de grupos islamistas radicales en contra de la revista, por haber reproducido las caricaturas que publicó originalmente el periódico de Dinamarca Jyllands-Posten, en septiembre de 2005. En 2011, las oficinas del semanario fueron incendiadas con bombas molotov, luego de publicar una edición cargada de ironías sobre el triunfo de los islamistas en las elecciones celebradas en Túnez.

El violento ataque, perpetrado por individuos que aseguraron pertenecer a la organización terrorista Al-Qaeda, ha sido condenado por líderes religiosos y por las principales autoridades de varios países de la tierra, así como por innumerables medios de comunicación de Europa y el mundo, quienes han calificado el ataque como un flagrante atentado a la libertad de expresión, “mediante el que se pretende fomentar un clima de miedo y de autocensura en el periodismo”, señaló la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

El presidente de Francia, François Hollande, tras declarar un día de duelo nacional y ordenar que las banderas ondeen este jueves a media asta, señaló que los trabajadores de Charlie Hebdo representaban la libertad de expresión, un valor que la República seguirá defendiendo, dijo. En su segundo pronunciamiento público después de la consumación del incalificable atentado terrorista, Hollande afirmó que Francia “ha sido atacada por su ideal de justicia, democracia y libertad de expresión”.

En Europa, el tema sobre las caricaturas del profeta Mahoma se ha convertido, desde el 30 de septiembre de 2005, en el centro de una importante controversia. Habrá que recordar que ese día el periódico danés Jyllands-Posten publicó 12 caricaturas satíricas de Mahoma, en una de las cuales sugiere que el profeta del Islam esconde una bomba dentro de su turbante, generando indignación, condenas y protestas en los países árabes e islámicos, que consideraban que la publicación era altamente insultante.

Las protestas árabes dieron lugar a una avalancha de columnas y artículos periodísticos en defensa del honor y memoria de Mahoma, algunos de los cuales propusieron “una reforma legal internacional que prohíba explícitamente los ataques a las religiones”. No faltaron los textos que defendían el boicot a los productos de Dinamarca, así como aquellos que, “desde el argumento de la libertad de expresión, rechazaban la publicación de las famosas caricaturas”, refiere el artículo Las Caricaturas de Mahoma, publicado en el libro El mundo visto por los árabes: anuario de prensa árabe 2006.

No hay absolutamente nada que justifique la violencia en contra de los medios de comunicación, ni siquiera la sátira de los cartones que algunos de ellos publican ofendiendo a los líderes religiosos de las iglesias, algunas de las cuales han sido conceptuadas, sin ningún sustento, como sectas que representan un peligro para la sociedad y la unidad de la nación.

Tampoco justifican la violencia los artículos y columnas que algunos periodistas escriben con la clara intención de ofender públicamente las creencias y sentimientos de los miembros de las asociaciones religiosas. A todos debe quedarnos bien claro que la libertad de expresión que se ejerce en redes sociales y medios de comunicación no ampara la burla ni el insulto. En ese sentido, los ofendidos están en su derecho de exigir que se castigue penalmente a quienes ofenden públicamente sus creencias y sentimientos religiosos. Pero todo, absolutamente todo tiene que ser por la vía de la ley y las instituciones, nada por el sendero de la violencia.

Twitter: @armayacastro

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