domingo, 20 de julio de 2014

NELSON MANDELA

Por Armando Maya Castro

Ayer se celebró en todo el mundo el Día Internacional de Nelson Mandela. Esta celebración fue  aprobada el 10 de noviembre de 2009 a través de la Resolución A/RES/64/13, emitida por la Asamblea General de Naciones Unidas en reconocimiento a las aportaciones de Mandela a la cultura de la paz, la igualdad y la libertad.

Este abogado y político sudafricano nació "el 18 de julio de 1918 en Mvezo, una diminuta aldea en la ribera del río Mbashe, en el distrito de Umtata, capital del Transkei", ubicado a “unos mil doscientos kilómetros al este de ciudad de El Cabo y a novecientos al sur de Johannesburgo, explica Mandela en su libro El largo camino hacia la libertad. La autobiografía de Nelson Mandela.

En 1962, por su férrea lucha contra el apartheid (régimen de segregación racial impuesto en 1954 por el gobierno del antes pastor protestante Daniel François Malan), Mandela fue arrestado y encarcelado. El 12 de junio de 1964 fue condenado a cadena perpetua bajo los cargos de sabotaje y terrorismo, entre otros. Se convirtió así en el prisionero número 46664.

El apartheid emitió leyes para segregar oficialmente a cada individuo de acuerdo a su raza: “privaba al total de la población negra de todo derecho político: no podían votar, ni ocupar un puesto político ni sindicalizarse, y no tenían derecho a la libertad de reunión. Los negros debían vivir en áreas segregadas racialmente, recibían salarios discriminatorios, no podían casarse con blancos, ni ser jefes de ellos, debían asistir a escuelas separadas e inferiores, debían usar baños separados, entradas diferentes, debían comer en restaurantes diferentes y se les prohibía socializar con blancos", explica Manuel G. Velasquez en su obra Ética en los negocios: conceptos y casos.

Virgilio Postigo Cubo señala que sus 27 años de prisión lograron para la causa de Mandela “el apoyo de gran parte de la comunidad internacional, que le convirtió en un símbolo de la lucha contra el 'apartheid' y la discriminación racial". Muchos grupos internacionales firmaron peticiones e hicieron marchas exigiendo la liberación de quien se convirtió en todo un héroe nacional.

En un intento por acabar con la impresión que la comunidad internacional tenía del gobierno blanco que oprimía a los negros en Sudáfrica, Nelson Mandela recibió el ofrecimiento de su libertad, siempre y cuando aceptara ser extraditado al bantustán de Transkei, al que el régimen segregacionista había concedido una ficción de independencia. Mandela “se negó diciendo que aceptar esa condición significaría reconocer la existencia de Transkei como jurisdicción independiente de Sudáfrica”.

En sus años de reclusión, meditó profundamente en la complicada situación de los negros en Sudáfrica y en la forma en que debía resolverse: “Siempre supe que en lo más profundo del corazón humano hay misericordia y generosidad. Nadie nace odiando a otra persona por razón de su piel, de su origen, de su formación o de su religión. La gente aprende a odiar, y si los hombres y mujeres pueden aprender a odiar, también pueden aprender a perdonar y a amar. El amor es más natural al corazón humano que su opuesto, el odio. Incluso en los momentos más horrorosos en prisión, cuando mis compañeros y yo éramos empujados al vacío, podía ver un atisbo de humanidad en los guardianes. Quizá sólo un segundo, pero era suficiente para confiar en la bondad del ser humano", escribió Mandela en la obra arriba mencionada.

En 1990, a los 61 años de edad, salió de la cárcel sin rencores y prosiguió su lucha en defensa de los derechos humanos de las mujeres y hombres segregados. Inició una serie de acercamientos y conversaciones con el gobierno para reformar la Constitución sudafricana que prohibía el voto a los negros.

Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica en 1994, cuatro años después de su liberación. Su triunfo fue festejado a lo grande por el pueblo sudafricano, cuya admiración por Mandela creció al ver la puesta en marcha de una política de reconciliación nacional, absteniéndose de cobrar venganza de quienes lo privaron de su libertad por más de un cuarto de siglo.

La ONU, que ordenó la celebración del Día Internacional de Nelson Mandela, el 18 de julio de cada año, tuvo una destacada actuación durante la criminal vigencia del apartheid. En 1962 pidió a los Estados Miembros romper relaciones diplomáticas y económicas con Sudáfrica, además de establecer el Comité Especial contra el apartheid. En 1965 aprobó la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial. En 1973 aprobó la Convención Internacional sobre la represión y el castigo del crimen de apartheid. En 1976 aprobó el Programa de Acción contra el apartheid y exhortó a gobiernos, organizaciones y particulares a que ayuden a erradicarlo.

El Día Internacional de Nelson Mandela, que se celebra en el aniversario de su nacimiento, es el mejor homenaje que puede rendirse a un líder que combatió firmemente los prejuicios raciales y dedicó sus esfuerzos al servicio de los sudafricanos y de la humanidad, contribuyendo a la creación de una Sudáfrica no racial y democrática.


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