sábado, 26 de abril de 2014

CANONIZACIÓN ENVUELTA EN POLÉMICAS

Por Armando Maya Castro

La canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II se realizará este domingo en medio del debate que ha generado en la sede papal la lujosa vivienda de casi 700 metros cuadrados a la que proyecta mudarse en unos meses el ex secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, el hombre fuerte durante el pontificado de Benedicto XVI, cuya gestión fue duramente criticada por lo que él llamó “una red de  cuervos y víboras”.

Se trata de un penthouse ubicado en el palacio San Carlos, que es diez veces más grande que el departamento donde vive el papa Francisco en la vecina Residencia Santa Marta. La suntuosidad de dicha vivienda contradice el discurso del papa Francisco, que ha propuesto en varios de sus discursos una “Iglesia pobre para los pobres”.

Bertone fue uno de los secretarios más controvertidos en la historia reciente del Vaticano. Como segundo al mando del gobierno vaticano, después del papa, desempeñó todas las funciones políticas y diplomáticas de la llamada Santa Sede: tuvo poder sobre todas las instituciones vaticanas; afrontó al lado de Benedicto XVI todos los escándalos que estremecieron a la Iglesia católica en los últimos años: pederastia clerical, Vatileaks, reformas de las finanzas del Vaticano, etcétera.

El ascenso a los altares del polaco Karol Wojtyla y del italiano Angelo Giuseppe Roncalli se dará también en medio de la polémica que ha desatado el pontificado de Juan Pablo II, acusado de ser el principal protector del pederasta Marcial Maciel Degollado, fundador de la congregación los Legionarios de Cristo y del movimiento “Regnum Christi”.

Los encargados de promover la canonización de Wojtyla sostuvieron por mucho tiempo que éste siempre ignoró los delitos y prácticas inmorales de Maciel. La más reciente declaración en ese sentido la hizo Slawomir Oder, postulador de la causa de Juan Pablo II.  Este sacerdote de origen polaco afirmó el pasado miércoles que “no hay señales” de que Juan Pablo II haya “tenido implicaciones” en el escándalo de pederastia protagonizado por el ex líder de los Legionarios de Cristo.

Las recientes declaraciones del ex portavoz papal, Joaquín Navarro-Valls, en el sentido de que el papa Juan Pablo II sí tenía conocimiento de las denuncias contra el fundador de los Legionarios de Cristo, constituyen un serio problema para los clérigos que han defendido la tesis de que el futuro santo del catolicismo ignoraba el comportamiento criminal de Marcial Maciel. El problema que tienen ante sí estos clérigos es que no podrán seguir negando la protección que Wojtyla le brindó al cura oriundo de Cotija, Michoacán, a pesar de saber que éste fue acusado de atacar sexualmente a varios seminaristas de su congregación y a no pocos estudiantes de la Legión.

Respecto a la doble canonización, el investigador Bernardo Barranco escribió el pasado miércoles en La Jornada: “Tanto en la canonización de Juan Pablo II como en la de Juan XXIII, se infringieron las normas. En el caso del papa Wojtyla, Benedicto XVI decidió no esperar los cinco años de su muerte para iniciar el proceso canónico. Y en el de Roncalli, Francisco decidió no presentar el segundo milagro para santificarlo. En ambos casos no sólo se brincaron las pautas, sino que hubo prisa. Pone de manifiesta la falta de rigor de la Congregación para las Causas de los Santos, de la que tanto presume su prefecto, el cardenal Angelo Amato. Es evidente para todos que Francisco optó por una inédita doble canonización de pontífices como una medida política de contrapesos”.

El pasado mes de julio escribí en este mismo espacio lo que hoy repetiré: la canonización de Juan Pablo II impedirá que el papa Francisco pase a la historia como el gran reformista que pretende ser. Jorge Mario Bergoglio pasará a la historia, eso sí, como el papa que santificó al pontífice romano que dejó en la impunidad los actos delincuenciales de cientos de curas, en especial los de su gran amigo y protegido Marcial Maciel.



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