jueves, 13 de septiembre de 2012

LIBERTADES EN RIESGO



Por Armando Maya Castro
 

A partir de la reforma constitucional en materia religiosa, realizada en 1992, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la Iglesia católica ha ido recuperando el poder y las prerrogativas que tuvo a la largo del virreinato y durante las primeras décadas del México independiente. 

De entonces a la fecha, el Estado laico –y consecuentemente nuestras libertades fundamentales­– ha sido objeto de un constante golpeteo, sobre todo en los sexenios de los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, quienes favorecieron de múltiples maneras a la Iglesia católica institucional, discriminando así a las minorías religiosas establecidas en México.

La reforma salinista fue recibida con particular regocijo por los jerarcas de la Iglesia católica, quienes se percataron que con el impulso de reformas constitucionales como la de 1992, la Iglesia podía volver a la posición privilegiada que tuvo antes de Benito Juárez y de las Leyes de Reforma.

El 28 de febrero de 2008, luego de ser elegido como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes, hizo la propuesta de modificar el artículo 24 de la Constitución General de la República. Analice usted, amable lector, su declaración: “Espero que, durante este periodo en el que fui elegido, se puedan hacer los contactos en el Congreso que nos ayuden a llevar a cabo la anhelada reforma en materia religiosa ‘que necesita el país’, para alcanzar así la democracia plena”. 

Las declaraciones del también arzobispo de Tlalnepantla demuestran que la reforma que hoy por hoy se analiza y discute en las legislaturas estatales, para su ratificación o rechazo, es una demanda del clero católico mexicano y también del Vaticano, como lo declaró el propio Aguiar Retes: “Benedicto XVI está empeñado en que la libertad religiosa se garantice “.

Otra prueba más del interés de la sede papal por la reforma del artículo 24 constitucional, son las declaraciones de Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, quien durante la visita de Joseph Ratzinger a Guanajuato, declaró: “Es de desear que en México la libertad religiosa se afiance cada vez más, conscientes de que este derecho va más allá de la mera libertad de culto".  

Para Aguiar Retes y los demás jerarcas católicos, “un Estado laico es aquel que no solamente reconoce la libertad religiosa, sino que la difunde y la protege”. Para los mexicanos, en cambio, el Estado laico garantiza a todas las religiones la libertad de culto sin establecer un sistema de control o privilegios, como se pretende a partir de la reforma del artículo 24 constitucional. 

Un Estado laico –además de posibilitar la convivencia armónica de todas las convicciones religiosas– preserva la autonomía del poder civil sobre el poder religioso y de las iglesias respecto al poder temporal. En otras palabras, el Estado no adopta una determinada religión ni concede privilegios a una Iglesia en particular.

El proceder del Congreso de la Unión y de los congresos estatales que han aprobado la reforma del artículo 24 ha puesto en riesgo los derechos y libertades de los mexicanos. Al aprobar una reforma como esta, abrieron el camino para futuras modificaciones a nuestra Carta Magna, entre ellas la reforma del artículo 3° constitucional.

Los diputados de los congresos locales deben darse cuenta de la importancia del Estado laico y de la educación que en el marco del mismo se imparte en las escuelas públicas del país. Ojalá que todos ellos se percaten que la libertad de creencias y de culto se halla plenamente garantizada en los ordenamientos jurídicos de nuestro país, y que no se necesitan nuevas reformas en materia religiosa.

Pese a que varios congresos han aprobado la reforma del artículo 24 constitucional, satisfaciendo así las demandas del clero y del Vaticano, los mexicanos seguimos confiando en aquellos congresos que aún no votan la reforma del artículo 24 constitucional; creemos que la mayoría de ellos habrán de privilegiar el Estado laico y los intereses de nuestro querido México por encima de los intereses de la jerarquía católica. 

@ArmayaCastro

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